Amor en venta. [rom Com - Concurso]

CAPÍTULO 5: LA CAÍDA ORQUESTADA

Dos semanas después - Café Libertad, 11:07 AM

Arturo llegó siete minutos tarde porque llegar exactamente a tiempo sugería el tipo de vida organizada que las personas sin asistentes personales raramente lograban. Era un detalle pequeño, pero Ricardo había sido insistente: "Si vas a fingir ser normal, tienes que dominar la mediocridad aspiracional. Llega un poco tarde. Pide disculpas vagamente. Culpa al transporte público que nunca usas."

El Café Libertad era exactamente el tipo de lugar que existía en un radio de tres kilómetros alrededor del penthouse de Arturo pero que nunca había visitado: paredes de ladrillo expuesto no porque fueran estéticamente industriales sino porque la renovación era cara, sillas desiguales que claramente habían sido colectadas de diversas ventas de garaje a lo largo de décadas, y un menú escrito a mano en una pizarra que incluía precios reales que personas reales podían pagar.

Adriana estaba en una mesa de la esquina, laptop abierta, rodeada de lo que parecía ser el contenido completo de su vida profesional: dos cámaras, tres lentes, cables enredados de forma incomprensible, y una taza de café que sugería que no era su primera de la mañana.

Levantó la vista cuando él entró, evaluándolo con esa mirada directa que Arturo había llegado a reconocer como su estado por defecto.

—Siete minutos tarde. ¿Transporte público o simplemente desorganización general?

—Desorganización—mintió Arturo, quien había pasado los últimos siete minutos estacionado a dos cuadras esperando el momento exacto correcto para llegar—. El tiempo es un concepto.

—Spoken como alguien que nunca ha tenido que hacer tres trabajos simultáneamente—pero sonrió mientras lo decía, señalando la silla frente a ella—. Siéntate. Ordené las empanadas. Carne y pollo, como prometí. Y café, porque luces como alguien que necesita cafeína.

—¿Tan obvio es?

—Tienes ojeras. Y estás usando la misma camisa que hace tres días cuando nos vimos para esa caminata en el parque.

Arturo automáticamente tocó su camisa—una simple camiseta azul de J.Crew que había comprado específicamente para parecer como si tuviera una rotación limitada de ropa. El hecho de que había comprado cinco idénticas para crear la ilusión de ropa repetida era un detalle que mantendría para sí mismo.

—Día de lavandería—dijo—. Todos mis shirts elegantes están sucios.

—¿"Shirts elegantes"? ¿Quién dice eso? ¿Eres de los años cincuenta?

—Mi vocabulario es una evolución constante.

—Tu vocabulario es raro. Pero aceptable—Adriana cerró su laptop con el tipo de finalidad que sugería que el tiempo de trabajo había oficialmente terminado—. Okay, antes de que lleguen las empanadas, necesito preguntarte algo.

—Suena ominoso.

—¿Qué haces realmente? Para vivir, quiero decir. Has evadido esa pregunta en nuestras últimas tres reuniones con la habilidad de un político evadiendo preguntas sobre escándalos financieros.

Arturo sintió su pulso acelerarse. Él y Ricardo habían preparado para esta pregunta. Habían ensayado respuestas. Pero el escrutinio directo de Adriana lo hacía sentir como si estuviera siendo interrogado bajo luz brillante.

—Consultoría—dijo, usando la respuesta cuidadosamente construida—. Negocios, mayormente. Nada emocionante.

—"Consultoría" es lo que las personas dicen cuando o ganan demasiado dinero haciendo muy poco o están desempleadas y tratando de sonar productivas. ¿Cuál eres tú?

—¿No puedo ser ambas?

—Estadísticamente improbable—pero dejó pasar, lo cual Arturo sospechaba era su forma de indicar que sabía que estaba ocultando algo pero estaba dispuesta a dejarlo pasar por ahora—. Fine. Mantén tus secretos. Todos tenemos esqueletos.

—¿Cuáles son los tuyos?

—Tengo una colección de tazas robadas de varios cafés alrededor de la ciudad. No intencionalmente. Solo olvido regresarlas. En este punto es un problema.

—Eso es... inesperadamente mundano.

—¿Esperabas qué? ¿Identidad secreta? ¿Pasado criminal? Soy fotógrafa freelance, Arturo. Mi vida es 90% cafeína y 10% pánico existencial sobre mi cuenta bancaria.

El mesero apareció—un hombre en sus sesenta con el tipo de cara que sugería había visto literalmente todo y ya nada lo sorprendía—con una bandeja de empanadas que olían tan bien que Arturo sintió hambre real por primera vez en semanas.

—Dos carne, dos pollo, extra chimichurri porque Adriana siempre olvida pedir suficiente—depositó la bandeja con la eficiencia de alguien que había estado haciendo esto por décadas—. ¿Algo más?

—Estamos bien, Carlos. Gracias.

Carlos asintió y desapareció de vuelta al mostrador, donde inmediatamente comenzó una discusión en español con quien Arturo asumió era su esposa sobre si habían ordenado suficientes servilletas al proveedor.

—Este lugar es perfecto—dijo Arturo, tomando una empanada de carne.

—¿Perfecto cómo?

—Real. No performativo. Solo... un café siendo un café.

—Como opuesto a esos lugares donde el café cuesta ocho dólares y viene con un ensayo sobre la cosecha single-origin?

—Exactamente esos lugares.

—Entonces amarás saber que este café cuesta dos cincuenta y Carlos no sabe de dónde vienen los granos y no le importa—Adriana mordió su empanada con la satisfacción de alguien comiendo su alimento favorito—. Dios, nunca dejan de ser increíbles.

Arturo probó la suya. Era, de hecho, increíble. Mejor que la comida de seis cifras de hace dos noches. Aunque sospechaba que el contexto—comiendo con alguien que parecía genuinamente disfrutar su compañía en lugar de calcular su utilidad—contribuía significativamente a la experiencia.

Su teléfono vibró. Un mensaje de Ricardo: "Todo listo. Familia a bordo. Artículos plantados. Convocatoria de prensa programada para mañana 2 PM. Última oportunidad de echarte atrás antes de que esto se vuelva irrevocablemente estúpido."

Arturo silencio el teléfono.



#4733 en Novela romántica
#1668 en Otros
#556 en Humor

En el texto hay: romcom

Editado: 04.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.