Amor entre Deidades

2. Promesas

Salieron los dos hasta la entrada de la mansión, mientras ella cubría su rostro con la capa

—Vaya con cuidado

Ella sintió y antes de irse lo miró

—No olvidé lo que hablamos, por favor

—No se preocupe —cruzo sus brazos atrás de su espalda —, es un echo

—Muchas gracias

La vio partir mientras su capa la cubría, en eso a el se le asomó una media sonrisa

—¿Esta sonriendo señor?

—No —dijo tajante para entrar a su casa

—¿La señorita es la hija de...?

—Si, vino a ultimar los detalles de la boda —mintió —, pero como aún no se anunciado el compromiso. No puede mostrarse abiertamente

—Lo entiendo señor, ¿Continuara leyendo en el jardín?

Vio como su señor cambiaba su semblante ante la mención del jardín

—No, iré a ver a hermana

—La señorita Cefíro, mando esta nota

Le entendió aquella nota, la leyó dejando salir un suspiro

—Manda una nota a mi madre y dile que mi hermana está en problemas —negó —, que tienen que ir al clan de fuego por ella

—¿Al clan de Nuriel? —abrió los ojos fuertemente y su señor solo asintió

—Creo que ha vuelto a verse con el —negó —, mi hermana no entiende que puede desatar la guerra con los clanes

—Enseguida le aviso

Hizo una inclinación antes de marcharse. Dejándolo frente al ventanal del patio, y por un momento la vio con su sonrisa virtiendo en un cuenco aquel té que siempre le preparaba. El cerro fuertemente los ojos; se estaba volviendo loco al verla todo el tiempo y no sabía si podía cumplir aquellas promesas que había echo ha aquellas dos mujeres. Soltó un suspiro antes de alejarse con la imagen de su amada esposa en el jardín

Cuando Caillech llegó a su casa, la esperaban en la entrada sus padre

—¿Has hablando con el?

—Si, hemos llegado a un acuerdo

—¿Entonces has aceptado?, ¿Vas a casarte con el?

—Si, mañana iremos con el abuelo para pedir su consentimiento —paso a un lado de ellos —, y si me permiten quiero ir a mi habitación

Sin esperar respuesta Caillech camino hasta sus aposentos poniendo el seguro. Rápidamente se despojó de aquella capa y toda su vestimenta cambiándolo por ropa de batalla alistó su bolso con un poco de pan, queso y uvas. Abrió la ventana sacando un pie y luego el otro se escabulló a lo profundo del bosque mientras trataba de alejarse de su hogar en eso el crujido de una rama al ser pisada la puso en alerta, se alejó corriendo sin mirar atrás en eso su brazo fue tomado

—¡Ahh! —grito antes de ver aquellos peculiares ojos

Aquel hombre tenía sus iris de color dorado con un leve color escarlata en su pupila

—Tranquila —lentamente la fue soltando —, no te haremos nada

Y fue hay que se dio cuenta que había otra persona atrás de aquel hombre

—Lo siento

—No te preocupes —sonrío aquella mujer —, soy Cefíro ¿Y tu?

—Soy Caillech —vio como aquel hombre observaba con una sonrisa a Cefíro

—Ah, el es Niruel —sonrió aquel hombre

—Mucho gusto —dijo con voz grave —, ¿Adónde ibas?

—Yo... iba a ir a casa de hermana —mintió —, pero mejor voy otro día

Se alejó sobre sus pasos hasta visualizar la ventana de su habitación soltó un suspiro antes de entrar del mismo modo que salió sin contar con la presencia de su madre en la habitación

—Ibas a huir

—¡Ahh! —grito mientras giraba para ver a su madre sentada en la cama —, madre me asusto

—¿Por que Caillech?

—Por que no quiero un matrimonio sin amor —solto una lágrima —, quiero ser feliz con el hombre que amo

—¡Caillech!, escúchame bien Reluminium no era para ti —limpió sus lágrimas —, su destino esta ahí, abajo en la tierra junto a tu hermana. Tienes que entenderlo de  una vez

—¿Porque? —se aparto —, si yo lo amo ¿Por qué tengo que ser yo quien renuncie a él? ¿Por que no es ella quien tiene que casarse con alguien más?

—Por que es tu deber —escucho a su madre y esas palabras están llenas de dolor

—Pues no lo quiero

—No hablaremos más de este tema —se dio la media vuelta y la miro sobre su hombro —, diste tu palabra de casarte con Eliseos ahora no la rompas

Su madre salió dejando con un montón de dudas ¿Había echo bien en aceptar? Se acostó en su cama apoyando su cabeza en su brazo al mismo tiempo que miraba se perdía en el paisaje

La mañana llego más rápido, Caillech estaba en su tocador terminado de arreglar su cabello cuando su madre entro a su habitación

—¿Estas preparada?

—No, pero no importa —se levanto —, ¿Ya esta aquí?

—Te esta esperando en el recibidor

Con paso decidido camino hasta donde su futuro esposo la esperaba. Lo vio hay parado con sus habituales ropajes color blanco sin ninguna expresión en su rostro

—Estas hermosa hija —escucho la voz de su padre que la miraba con una gran sonrisa —, ¿No es así Eliseos?

—Sin duda —expresó —, esta muy bella señorita Caillech

—Gracias

Lo miro y no pudo evitar pensar en salir corriendo, correr, esconderse para no casarse. Pero algo la detuvo  

—Bien vamos —Eliseos estendio su brazo hacia Caillech —, no hagamos esperar a su majestad

Todo el trayecto Caillech se la paso tensa, cosa que no parecida por Eliseos. Cuando las puertas del palacio dejando ver a su majestad en su trono junto a la reina y parado a su derecha su hijo que miraba a Caillech con un sonrisa  

—Su majestad

Se  inclinaron ante su majestad que con un gesto de su mano se pusieron de pie

—¿Que les trae por estos lares?

—Su majestad, creó que el motivo es evidente —sonrió el príncipe —, dado que la pequeña Caillech está presente y a lado de Eliseos me imagino que vienes a pedir su consentimiento para su boda ¿Me equipo Eliseos?

—No se equivoca príncipe —dijo serio —, deseó el consentimiento de su majestad para casarme con Caillech

—Bien —hablo su majestad —, ¿Tu que opinas Caillech?

—Yo... —miro a su majestad y luego a Eliseos —, yo también deseó su aprobación para nuestra boda




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