Para Eliseos aquella proposición le resultó mejor de lo que el esperaba; por un momento pensó que Caillech se arrepentiría en cualquier momento, pero la sorpresa fue cuando aceptó aquella boda. Tal vez debería de sentirse mal por ella, tenía que renunciar a enamorarse nuevamen al estar atada a él por la eternidad
《O hasta que uno de los dos muera 》Le dijo su mente. Un pequeña palmada en su hombro lo sacó de sus pensamientos
—Así que él gran señor del aire se casa —dijo con una sonrisa el príncipe —, nada más y nada menos con la pequeña Caillech
—A si es príncipe —dijo Eliseos serio
—Llámame Arán —negó —, después de todo pronto seremos familia, y sabes que por la pequeña Caillech haríamos cualquier cosa
—Lo sé, pondré de mi parte para hacerla feliz
—Eso espero Eliseos, no la quiero ver llorando por ti
El silencio se hizo presente en el momento que dijo aquellas palabras, el ambiente se había vuelto pesado
—Bien, ¿Y cuándo será la boda? —pregunto el rey —, mi querida nieta tienes que estar radiante el día de tu boda
—Gracias abuelo —sonrió mientras hacia una inclinación con las manos apoyadas en su vientre —, habíamos quedado que si dabas tu autorización la boda sería en dos semanas
—¿Dos semanas? Es muy poco tiempo —el rey suspiro —, pero bien; ya que tu me lo pides así será. La boda se celebrará en dos semanas
—Gracias su majestad
Los dos dijeron al mismo tiempo que hacen una reverencia, en eso la risa del rey se escuchó por toda la estancia
—La familia va en aumento —sonrío —, y espero que pronto tenga a un bisnieto corriendo por todo el castillo
—¡Abuelo! —protesto Caillech con las mejillas totalmente rojas haciendo que el rey riera aún más
Después de salir del castillo, Caillech acompañó a Eliseos hasta la casa de su madre para darle la noticia antes de que se enterara por alguien más. Lo que menos quería era tenerla en su casa, haciendo un berrinche por que no le dijo de la boda él mismo y tuvo que enterarse por alguien más.
Para Caillech era algo que la tenía con los nervios de punta, sabia que tenía que hacerlo tarde que temprano, aunque ella esperaba que fuera más tarde
—Tranquila —le dijo cuando llegaron a la entrada
Ella quiso decirle que no podía, que los nervios la estaban consumiendo, pero solo logró asentir antes que los guardas notarán su presencia
—Mi señor —se inclino el guardia
—¿Se encuentra mi madre en casa? —pregunto mientras Caillech permanecía fuera de la conversación
—Si señor, acaba de llegar con la señorita
Él sintió antes de ofrecerle su mano a su futura esposa para que pasaran, Caillech dudo por unos momentos pero al final acepto aquella mano. Con paso firme caminaron hasta lo que parecía una sala, donde los regaños se hicieron más entendibles
—¡No entiendo por que no puedo verlo! —grito Cefíro mientras se dejaba caer en el sillón
—¡Por que el no es para ti! Entiende Cefíro, su amor no puede ser —se sentó junto a ella —. Promete que no lo volverás a ver
—¡No quiero!
—¡Eres tan terca! —alzo la voz —, ¡Pero espera que llegue tu padre!
Un carraspeo hizo que las dos volteen a ver a los que acababan de llegar
—Hijo —aquella mujer sonrió al momento de que se levantaba para ir a saludarlo
—Madre, te presento a...
—¿Caillech? —dijo una muy sorprendida Cefíro
—¿Se conocen? —preguntó Eliseos extrañado de que su hermana conociera a su futura esposa
—Nos conocimos ayer en el bosque —dijo Cefíro antes de cerrar fuertemente los ojos
—¿Que hacías en el bosque Cefíro? —cuestionó su madre
—Paseaba —dijo rápidamente —, ¿Por qué la trajiste Eliseos?
Cefíro vio una buena forma para evitar dar explicaciones y él negó al saber su maña
—Como bien les decía ella es Caillech —ella hizo una reverencia —, mi futura esposa
—¡Te vas a casar! —grito Cefíro feliz por aquella noticia
—Si, nos casamos en dos semanas
—¿Y hasta hora me dices? —negó su madre —, ¿Como te atreves a decirme a dos semanas de la boda?
—Madre, fue algo...
—¡No!, es que no es posible que mi propio hijo no me dijera nada
—No es así señora, fue una decisión que apenas tomamos —dijo Caillech con un media sonrisa
Aquella mujer tomo sus dos manos y palmo despacio sobre ellas
—Seras un gran esposa —miro a su hijo —. Y se que mi hijo a elegido bien a su futura compañera de vida
Después de esa conversación, se mantuvieron platicando con la madre de Eliseos que hacía cualquier cosa para que ellos estuvieran juntos en el mismo sofá, casi uno sobre otro. Se habían quedado para cenar cuando su suegra le hizo aquella incómoda pregunta
—¿Cuando me darán nietos?
En la mesa solo se pudo escuchar la tos de Eliseos, al estar bebiendo vino no bajo bien por su garganta haciendo que se le quedara atorado
—¡Madre! —le dijo cuando por fin pudo parar de toser
—¿Que? Es natural, pronto se van a casar ¿O no?
—Ese no es tema de conversación en estos momentos, estamos comiendo
—Entonces, ¿Cuándo es el momento? —lo miro —, ¿El día de su boda o cuando estén en su casa como marido y mujer?
—Sabes que, nos vamos —se levanto antes de que ella dijera algo más
—Aún es muy pronto para pensar en eso señora —hablo Caillech que se había mantenido al margen —, aún no nos hemos casado y... preferimos disfrutar... nuestro tiempo de casados antes de ser padres
Caillech no sabía de dónde había sacado el valor para halar de eso, pero no vio salida al ver a Eliseos enojado por aquel tema. Para no arruinar esa velada dijo lo primero que se le vino a la mente. Y al parecer a su suegra le había gustado por que sonrió con aquella respuesta
—Ves, tu futura esposa sabe como hablar las cosas —miro mal a su hijo que permanecía de pie junto a Caillech —, por eso es perfecta para ti. Haber si puede quitarte lo amargado que tienes, aunque creo que milagros no hace