Amor entre Deidades

4. Mientras estés conmigo

Los días siguientes no fueron tan tranquilos como Caillech pensó ya que solo había pasado unas horas de haber anunciado su matrimonio cuando los clanes enviaron sus felicitaciones y unos cuantos regalos. Había sonreído todo el día que sentía sus mejillas endurecidas

—Madre, estoy exhausta —se siento en aquel sillón —, ¿Podemos parar ahora?

La vio negar mientras guardaba el último traje que le habían relatado,

—Madre, estuvimos todo el día recibiendo regalos ya no puedo más

—No se de que te quejas Caillech mira que lindas cosas te han regalado —le mostro aquel vestido blanco —, es seda pura

—Por mi puede ser hasta oro puro —negó  —, no me importa lo que quiero es que acabe pronto ya esta farsa

—¡Caillech!

—Ya, ya se —se paro poniendo su mano una sobre la otra —, así no es como se debe comprar una deidad

No pudo evitar reírse y su madre negó aunque con una sonrisa que trataba de esconder

—Ven —la tomo de la mano y se sentó junto a ella —, yo se que no era lo que tú querías. Y te juro que desearía no tener que estar atormentando te pero esto es lo mejor para ti. Pronto serás una mujer casada y formarás tu propia familia, verás que pronto tendrás toda esa felicidad que has soñado

Vio en los ojos de su madre, aquel dolor que nunca decía en voz alta pero que estaba hay oculto

—¿Te costó mucho querer a mi padre? —su madre le sonrió pasando un mechón de su cabello atrás de su oreja —. Se que tuviste que dejar al amor de tu vida por mi padre

—Tu padre es una gran persona y no me costo mucho quererle —bajo la mirada —, hay decisiones Caillech que se toman por el bien de todos. Sin importar el dolor de uno, y... lo siento mucho si te hice sentir que no te quería hija mía; tú y Perséfone son lo mejor de mi vida. Siempre buscaré su felicidad

—Lo se madre —la abrazo —, te prometo que intentaré ser feliz con mi esposo

Se separaron y sonrieron una a la otra

—Cala —sonrió —, tu padre mando una nota, quiere ver a Caillech en el palacio

Las dos se miraron extrañada

—¿El abuelo quiere verme? —su padre asintió —¿Para que querrá verme mi abuelo? —susurró para ella misma —. Madre ahora vuelvo iré a ver para que quiere verme

—¿Quieres que te acompañe?

—No madre, Lia me acompañará

Salió de su casa junto a su sirvienta hasta el palacio. Al estar frente a su abuelo hizo una reverencia lo que el la detuvo para que la siguiera hasta aquella casa que le pertenece a su abuela

—¿La abuela se siente indispuesta? —pregunto al ver que se dirigían hacia hay

—No, pero tu abuela quiere darte algo por tu boda

—Abuelo, eso no es necesario

—¡Claro que si! —dijo de repente su abuela abriendo las puertas de aquella casa —, mi querida nieta nesecitara mucho lo que le voy a dar

—Bien me avisan cuando hayan terminado para verlo

—Por supuesto

Entraron cerrando las puerta atrás de ellas. Caillech miro a todos lados y descubrió un montón de cajas esparcidas por toda la sala y una persiana ocultando algo que ella aún no decifraba bien

—Abuela, ¿Que es todo esto?

—Te muestro —sonrió  antes de abrir las persianas —¡Taran!

Al abrirse las persianas un hermoso vestido de novia apareció frente de ella, aquel vestido era liso con detalles brillantes en la falda del vestido. Estaba cubierto por un encaje de seda en la parte del busto, el cuello y las mangas haciendo que mostrara un poco de piel. Y lo magnífico era aquel velo, que caía en cascada y estaba sujeta en una corona

—¿Te gusta? —pregunto su abuela con una sonrisa

—Esta precioso abuela, ¿De dónde lo sacaste? —pregunto tocando aquella tela

—Es mi vestido o mejor dicho parte de mi vestido de novia

—¡Abuela, ¿Por qué hizo eso?! —negó —, no debió...

—Lo hice con gusto, quiero que lo lleves puesto el día de tu boda, cuando tu abuelo me contó la noticia. Fui la más feliz y decidí mandarte hacer este vestido con partes de mi vestido así te traería suerte

—Abuela yo... no podría —negó —, es tu vestido

—Acéptalo, concederle a esta vieja el honor de ver lucir este vestido en ti

Con una sonrisa miró el vestido y luego a su abuela

—Gracias abuela —la abrazo —, gracias por este magnífico regalo

—Bien, pruébalo para ver si nesecitara modificaciones

Caillech así lo hizo y aquel vestido le quedó como un guante, y a pesar que ella decía que era mucho para ella su abuela, no dejaba de decirle que era perfecto para ella. Llego a su casa y lo que no espero es ver a su prometido esperándola en la sala

—Buenas tardes —hizo una reverencia

—Buenas tardes Caillech —dijo serio y a ella no le extraño al no ver un gesto hacia ella —, perdón por llegar sin avisar pero quería hablar contigo

—Claro, Lia llévalo eso a mi habitación y cuelga lo con cuidado

—Si señorita

Se fue de hay, al momento que Eliseos le ofrecía su brazo a Caillech 

—Me gustaría que diéramos un paseo por los jardines, si no te molesta

—Me parece bien

Los dos caminaron en silencio hasta los jardines, Caillech miraba de ves en cuando y fugazmente hacia su futuro esposo 

—Debo de tener algo, para que no deje de verme —dijo al momento que volteo a verla —, ¿Puedo preguntar que es?

En esos momentos Caillech se sonroja al ser descubierta infraganti. Para Eliseos verla así le hacia sonreír, pero no duraba mucho tiempo

—Lo siento —dijo cuando el color de sus mejillas habían bajado un poco su color —, no fue mi intención incomodar le

—No me ha contestado —detuvo su paso —, ¿Por qué razón me miraba así?

—¿Aaa... así como? —tartamudeo

—¿Como si quisiera resolver el enigma que le causo?

Nuevamente Caillech se sonrojo al mismo tiempo que agachaba su cabeza, rápidamente el la tomo por la barbilla haciendo que lo mirara

—No hagas eso —ella iba a preguntar cuando el respondió a esa pregunta muda —, no bajes la mirada mientras estés conmigo siempre mírame a los ojos




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.