Amor entre Deidades

5. ¿Tu podrás hacerla feliz a ella?

Después de ese desagradable encuentro con Eliseos, no lo volvió a ver. Constantemente le mandaba notas excusándose por no poder verla, alegando que habían problemas que requerían su presencia  
Para Caillech fue lo mejor, ni creía poder aguantar su presencia después de lo que le dijo. A casi no veía que ella no quería este matrimonio, y se había visto obligada a aceptar todo. Pero eso nadie lo puede ver, camino por los jardines, hasta llegar al lago, movió su mano sobre el agua haciendo aparecer a su hermana.  

Caillech, Caillech ¿eres tú? —pregunto su hermana mientras miraba a todos lados —. Por favor, hablemos  

Pero Caillech no respondió, simplemente cortó la conexión. Cuando se dio la media vuelta lo vio hay parado y no supo como descifrar el sentimiento. ¿Alegría, nervios o enojo? Talvez todas juntas  
Eliseos se encontraba enfrente de ella, y como siempre con el semblante serio. Él no sabía que hacía hay, pero desde que le dijo aquello no tenía paz, trato de evitarle; tal vez después de unos días se le olvidaría. Pero no fue así, sentía una operación que no le dejaba respirar, cuando no pudo más fue hasta su casa pero lo que menos se imaginó fue encontrarla observando el mundo humano ¿Había tratado de comunicarse con Reluminium? Decidió no responderse esa pregunta ¿Por qué? No lo sabia 

—¿Se le ofrece algo?  

Ella sabía que era una pregunta brusca, pero era todo lo que podía disimular. Para Eliseos no pasó desapercibido el tono en su voz  

—No… bueno si  

En esos momentos Eliseos se arrepintió de haber venido.  

—Quería… quiero pedirle perdón por lo del otro día —carraspeo —. Admitió que mis palabras no fueron las correctas… 

—No tiene por que disculparse —camino tranquilamente o eso intento —, al fin de cuenta es cierto lo que dijo. Usted nunca va amarme y yo tampoco, porque nuestros corazones les pertenecen a alguien más. Y nuestro matrimonio es por beneficio  

Caillech en ese momento quería salir corriendo. Le estaba contando más de lo que creía, pero no dejaría que la volviera a ofender; no quería que viera que sus palabras llegaron a lastimarla  

—Solo le pido, que recuerde la promesa que me hizo  

—La tengo en cuenta, seré el primero en dar el paso si llega a ocurrir  

—Gracias  

No hubo más palabras, él se marchó y ella quedó nuevamente sola. Pero esta vez observando aquella puerta por la que se había marchado  

El tiempo había pasado, y la boda se encontraba a un día. Estaba terminado de cepillar su cabello cuando su madre entro y con una sonrisa tomó el cepillo para cepillarlo ella. 

—¿Estas nerviosa? Pregunto viéndola atravez del espejo 

—¿Puedo arrepentirme? —le dijo con una sonrisa aparentando ser una broma, pero era todo lo contrarío  

—¿Has… has invitado a tu hermana a la boda?  —vio como ella negaba  

—Y usted madre, ¿la ha invitado? 

—Es tu boda, es tu decisión a quien invitas  

—No creo que sea lo correcto —dijo evitando su mirada —, con ella vendría él y no creo poder hacerlo con él presente  

—Lo sé —beso su cabeza —, descansa hija mía  

La mañana llego tan rápido que Caillech apenas pudo conciliar el sueño. Pronto dejaría su hogar para ir a un lugar que no sabia si algún día podría llamarlo hogar. Estaba en su bañera tratando de relajarse con un baño de rosas, pero no podía los nervios eran más evidentes pronto tendría que casarse y tendría que entregarse a un desconocido; por que eso era Eliseos para ella, un total desconocido  

La puerta se abrió dejando ver a su sirvienta y a su madre  

—Es momento que salga señorita —se inclino Lia —, o se nos hará tarde para arreglarla  

—Caillech tenemos el tiempo medido —saco la toalla del clóset —, así que mejor sal ya de hay  

Se levanto dejando que las gotas de agua recorriera su piel. Saco una pierna y luego la otra mientras su sirvienta le secaba el cuerpo  

—Vera señorita que su marido quedará fascinado con su rico aroma —se sonrojo  

—¿Qué cosas dices Lia? —dijo Cala con un leve sonrojo  

—Madre, ¿Tuviste miedo cuando estuviste con mi padre? 

—Si, pero creó que fue un miedo diferente —suspiro —, sabes que cuando me casé con tu padre ya tenía a Perséfone. Mi miedo fue que me repudiar por haberme entregado a otro hombre  

Caillech negó con una sonrisa tensa, esa no es lo que quería escuchar. Pero tampoco le iba a decir nada  

—No te preocupes —acaricio su cabello —, verás que será una experiencia inolvidable  

Eso esperaba Caillech, o al menos que fuera buena. Terminaron de arreglarla con su vestido de novia, cuando se miró al espejo no pudo evitar sonreír  

Flashback  

—¿Cómo te imaginas el día de tu boda? —pregunto Caillech a Perséfone  

—Quiero un vestido rojo —sonrió  

—¡¿Rojo?! —grito asombrada  

—Si, y quiero que mi cabello esté suelto cayendo por mis hombros —la miro —, ¿Y tu?  

—Me gustaría un vestido blanco, cabello recogido con una preciosa tiara y el velo cubriendo mi rostro —sonrió —, y que cuando mi futuro esposo me vea una sonrisa se instalé en sus labios al verme  

Fin del flashback  

Y el vestido estaba, pero dudaba mucho que su futuro esposo vaya a sonreír al verla. Soltando una suspiro salió dispuesta afrontar su destino, esperando no estar cometiendo un error. Mientras tanto Eliseos terminaba de acomodarse su vestimenta antes de que su madre apareciera 

—¿Estas nervios? 

—No es mi primera boda madre —negó sin expresión alguna, pero su madre lo conocía tan bien 

—Se que ella estaría de acuerdo con esto —sonrío —, ella hubiera querido que fuera feliz 

—Entonces no se hubiera ido —soltó con un poco de dolor —, no me hubiera dejado para que yo pudiera ser feliz 

—Eliseos, estás intentando rehacer tu vida —tomo sus manos —, o ¿A caso es diferente? Dime Eliseos ¿La quieres? 




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