Amor entre Deidades

6. Cobarde

Caillech bajó aquella escalera mientras trataba de controlar sus nervios, al ver hay parado esperándola hizo que se le formara un nudo en la boca del estómago. Estaba vestido totalmente de blanco, para ella no era novedad verle así acortó los últimos pasos que los separaban situándose enfrente de él  

—Estas… presentable —dijo de la nada  

Mientras que Caillech trataba de no soltarle dos o tres palabras mordaces, sonrió mientras respiraba  

—Oh, gracias créeme que eso es lo que me mataba miedo —dijo sarcásticamente —, que no estuviera presentable para esta farsa  

—Bien 

Extendió el brazo para que ella se apoyara en el  

—Gracias por tu ayuda —alzo un poco el vestido —, pero puedo caminar sola  

Dijo aquellas palabras antes de empezar a caminar mientras Eliseos soltaba un suspiro y caminaba atrás de ella. En un segundo aparecieron frente al castillo donde se celebraría su unión. Los dos entraron con el cuerpo bien erguido, mientras ella posaba sus manos en su vientre. Caminaron hasta llegar al pie donde se asomaba el trono  

—Bien, estamos aquí hoy para unir a estos dos seres —señalo el rey a la pareja —, que ha decidido volverse uno ante el mundo. Ahora el futuro matrimonio recitar aquellas palabras  

Los dos voltearon quedando uno enfrente de otro mientras que Eliseos empezaba a recitar las palabras 

 —Ante el cielo, ante los dioses y ante nuestros antepasados te tomo a ti Caillech deidad de la naturaleza; para volvernos una sola carne, un solo ser. Entregando me totalmente en cuerpo y alma a ti por la eternidad —la miro directamente a los ojos —. Dejando que seas tu mi guía y mi luz en contra de mis enemigos así como lo seré yo para ti  

Ante aquellas palabras Caillech no pudo evitar derramar unas lágrimas, que el velo cubría perfectamente. Pero aunque quisiera no eran lágrimas de alegría sino al contrario sentía una inmensa tristeza por que ese momento lo soñó diferente. Pero la realidad era tan cruel que le hacía caer todas sus ilusiones en pequeñas gotas saladas  

—Ante el cielo, ante los dioses y ante nuestros antepasados te tomo a ti Eliseos —trato de calmar las lágrimas —, deidad del viento; para volvernos un solo ser, una sola carne. Entregando me totalmente en cuerpo y alma por la eternidad. Dejando que seas tu mi protector y mi refugio contra mis enemigos así como lo seré yo para ti 

Los dos se tomaron de las manos, al mismo tiempo que decían aquellas palabras  

—Prometiendo armarnos hasta el final de nuestros días. Siendo felices junto con nuestras familia. ¡Que nuestros antepasados bendigan nuestra unión, dándonos prosperidad y felicidad! 

Terminaron con aquellas palabras  

—¡Que los antepasados bendigan esta unión, den les prosperidad y felicidad! —gritaron todos al mismo tiempo  

Una sirvienta trajo unas copas de vino, mientras la pareja la tomaba  

—¡El primer vino como pareja, reforzará el amor en el matrimonio! —hablo el rey —, que los antepasados vendían esta unión y les den la dicha  

Tanto Caillech como Eliseos llevaron las copas hasta sus labios, ella cubrió con la manga de su vestido aquella bebida al mismo tiempo que lo hacía el velo  mientras que Eliseos lo cubría con la palma de su mano. Una vez que terminaron el contenido de la copa la volvieron a poner en la charola  

—Bien —dijo el rey —, les presento ante ustedes a los recién casados  

Los aplausos no se hicieron esperar, mientras que todos lo veían felices, pero Caillech no había podido dejar derramar lágrimas  

—Eliseos —le dijo con la voz entre cortada por el llanto —, necesito tomar un poco de aire fresco  

—Te acompaño —trato de ir con ella  

—No, quiero ir sola —dijo segura —, no me pasara nada no te preocupes  

Se alejó de ahí con las lágrimas saliendo sin parar, llegó a los jardines del palacio quedando parada enfrente de un árbol  

—Debes de ser fuerte Caillech —se repetía mientras trataba de dejar de llorar  

Aún que lo intentaba no podía dejar de llorar y eso le molestaba  

—¿Podre ser fuerte?, tendré que serlo por que ahora más que nunca solo dependo de mi  

En ese momento sintió como unos brazos la envolvían

 —No es cierto —le escucho decir —, ahora me tienes a mi. Yo seré tu compañero para toda la vida  

Caillech solo pudo cerrar fuertemente sus ojos mientras el seguía hablando cerca de su oído  

—Y siempre podrás contar conmigo —la abrazo aún más a su cuerpo  

—Pero no tendré lo mas importante —susurro sin verlo —, no puedes darme el amor  

Ella solo sintió cuando fue liberada y sin saberlo su corazón dolía por aquella reacción por parte de él. Sin tomarle importancia volteó a verlo atraves de aquel velo 

—Pero te haré feliz —le asegura —, ¿No te conformaría eso? 

A pesar que ella sabía que no lo decía con intención de herir la. Pero en esos momentos la hizo sentir como si codiciara algo que no podría o más bien no debía de tener. ¿Es que ella no se merecía ser amada?, a caso su castigo por enamorarse del hombre equivocado ¿Era jamás ser amada? 

—¿Quién podría ser feliz sin amor? —dijo con la voz contraída por las lágrimas —, todos merecemos amar y ser amados aunque sea un inútil y tonto amor. ¿A caso cuándo te casaste con ella, no la amabas? 

Vio el coraje reflejado en su rostro y antes de que el contestara ella habló 

 —Si, la amaste y viviste feliz al menos hasta que ella murió. Después te volviste en esto —lo señaló —, en este ser que dice no sentir nada. Pero eso no es verdad simplemente lo escondes como el cobarde que eres. Por que eso es lo que eres un cobarde  

Salió de hay dejándolo con un nudo en la garganta 

 —Así es ella —hablo aquella mujer —, siempre dirá lo que siente. Es una de las grandes virtudes de Caillech y también su mayor defecto  

—Majestad —se inclinó  

—Se que esta boda no la hacen por amor —le hizo saber —, pero si Caillech aceptó casarse contigo es por que vio en ti la felicidad  




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