Amor entre Deidades

8. Mía

Flashback  

El sol brillaba a todo su resplandor, era una mañana agradable hasta el viento era fresco. Toco aquellas plantas que cuidaba con esmeró mientras escuchaba la cascada del río. Se escuchó unos pasos sigilosos acercándose a ella  

—¿Cuándo llegaste? —pregunto sin verlo —, ¿Cómo esta tu madre?  

Swan volteo con una sonrisa para encontrar a su esposo con una sonrió mientras negaba  

—Nunca podré sorprenderte  
Afirmó antes de acortar la distancia y darle un casto beso  

—Te conozco perfectamente Eliseos —sonrió —, y sabes que el río me lo dijo  

—Es verdad —miro el río —, mi pequeño cisne. El río es tu aliado  

Reía antes de enrollar sus brazos en su cuello mientras el la tomaba por la cadera y la acercaba a ella para besarla. Un carraspeo los hizo separarse, Eliseos volteo a ver mientras ella escondía su rostro en su pecho  

—Lo siento mi señor —dijo una sirvienta —, pero traigo lo que me pido la señor para tomar el té  

Con una sonrisa le dijo: —Déjalo hay 

—Si —contesto para después inclinarse y dejar a sus señores  

—Sabias que vendría a verte —dijo cuando ella se apartó para servir el té  

—No, pero eso esperaba que hicieras —dijo con una sonrisa mientra pe extendió la taza de té  

Él probó de aquel te y sonrió al sentir el sabor en su boca  

—¿Qimen?

 —Tu favorito —sonrió  

Fin del flashback  

La observo cuando le llevaron todo para hacer té y con una sonrisa aceptó. La veía que tomaba hojas jóvenes de la planta Camellia sinensis y las dejaba caer en el agua. Con cuidado vertió aquel té en la taza, olfatea el aroma que desprende antes de probarlo. La vio soltar una sonrisa mientras observaba el té 

Por fin salió de su escondite con una sonrisa pero antes de poder llegar con ella su sirvienta llega apresurada a su lado  

—Señora —le habla nerviosa  

—¿Qué pasa Lia? —pregunta preocupada —, ¿Por qué estás así?  

—Ay señora, tiene visita —señala hacia dentro de la casa 

—¿Visitas para mí? —preguntó extrañada —, ¿Quién es?  

Antes de que su sirvienta pueda decir palabra alguna, escucha una voz familiar  

—Soy yo Caillech  

Caillech rápidamente se levanta para ver atrás de su sirvienta a su hermana  

—Perséfone  

—¿Enserio me odias tanto Caillech? —ella la miro confundida —, ¿No puedes perdonarme, y así me lo demuestras? 

—¿De que hablas?  

—Te cásate —dijo con dolor en sus palabras —, y no solo eso. Si no también no me invitas a tu boda 

—No, Perséfone no es lo que crees —tomo su mano —. No te odio, nunca te he odiado  

La miro a los ojos y sonrió  

—Solo… es complicado —la soltó dándole la espalda  

—Caillech, sabes que yo estaré para apoyarte —la tomo de la mano de la misma manera que ella lo hizo hace un momento —, eres mi hermanita  

—Lo se —no pudo evitar derramar una lágrima —, es solo que fue tan diferente a lo que siempre soñé. Yo quería casarme por amor… y no fue así  

—¿Tu esposo no te ama? —Caillech negó —, ¿Entonces por qué te cásate? 

—Eso ya no importa —limpio sus lágrimas —, ¿Ya viste a madre?  

—Si, ella me dijo lo de tu boda —ayudo a limpiar sus lágrimas —. Te deseo la más grande de las felicidades hermanita  

Se sonrieron mutuamente 

 —¿Y mi sobrino?

 —Con su padre —apretó sus manos —, en casa de madre no vi correcto que viniera  

—Gracias  

Perséfone estuvo un rato más charlando con su hermana y después de fue. Caillech soltó un suspiro pensando en su esposo no lo había visto en todo el día y aunque no debía le dolió recordar como la dejó después de hacerla suya 

—¿Suspirando por él? —dijo una voz que ella conocía muy bien —. Ahora que él está aquí podrás verlo  

El enojo estaba palpado en su voz, y aunque no quería no podía hablar como siempre  

—¿Qué? —pregunto sin entenderlo  

—Reluminium, lo irás a ver —afirmo con coraje 

Cosa que le molesto a Caillech ya que no se tomaba la molestia de preguntar, sino lo daba por echo. Y le dio coraje que le reclamara cuando el había huido después de su primera noche juntos y desparecer todo el día  

—¡Si, iré a verlo! —hablo más por el coraje que por otra cosa 

—¡Eres mi esposa!  

—No por gusto, y lo sabes —se levantó y me dio la espalda  

—¡Te lo prohibió! —grito —, ¡Caillech, te prohibió que lo veas! 

Ella lo ignoró y camino hasta su habitación, ignorando el desastre que había su esposo en el jardín. Vio a su sirvienta una ves que llegó hasta su habitación  

—Por favor Lia, prepararme el baño  

—Si señora  

Lia estaba desvistiendo cuando la  puerta se abrió básicamente dejando ver la imponente figura de su esposo  

—Fuera —hice un gesto con la cabeza  

Cuando estuvieron solos, Eliseso observó que solo llevaba un camisón trasparente ya que sus prendas estaban en el suelo donde las había dejado su sirvienta 

—No me gusta que me dejes hablando solo —le hizo saber mientras se acercaba a ella —. No irás a verlo  

—Si iré —siguió peleando con el —, no me vas a prohibir nada  

El se acercó a ella lentamente antes de tomarla por la cadera. Ella trato de alejarse pero solo conseguía apretar la más contra su cuerpo  

—Eres mi esposa y no puedes ir a verlo  

Dijo antes de tomar sus labios con desespero. Caillech trataba de alejarse pero no pudo evitar corresponder a su beso. El aprovecho que ella ya no se resistía para dejar sus labios y descender hasta su cuello, tomo los tirantes de su camisón para besar su hombro  

—Eres mía —susurró sobre sus labios antes de dejar caer aquella prenda  

Caillech se volvió a entregar a el dejando se llevar por sus caricias y sus besos. Por qué sentía que solo en ese momento las barreras que su esposo ponía sobre el mismo se derivaban para darle la libertad de entrar y descubrir el ser que en verdad era 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.