Amor entre Deidades

24. Huella en mi piel

Sloan camino entre la gente para ver a su esposa junto al rey platicando. Una sonrisa se instaló en sus labios, por fin era su esposa aquella hermosa mujer que una vez salvo. Tanto que había luchado por alejarse de ella y olvidarla por que la veía prohibida para él, no contó que iba a ser ella quien haría hasta lo imposible para atraparlo pero no se arrepentía, tenía por fin a su lado a la mujer que amaba y ella le correspondía de la misma forma ¿Qué más le podía pedir a la vida?  

Amina volteo a verlo con una sonrisa, acortó los pasos que le faltaban hasta tenerla a su lado, ella lo abrazó a lo que el le correspondió con un beso en su cabeza 

—¿Ya han decidido donde van a vivir? —pregunto el rey —, por que en el palacio hay… 

Sloan iba a hablar pero Amina se le adelantó  

—Gracias padre —sonrió abrazando a su esposo —, pero nos iremos a vivir donde ha vivido Sloan toda su vida  

—Bien, si esa es su decisión —aceptó el rey 

Sloan y Amina terminaron de atender a sus invitado hasta que se fueron, solo quedando la familia de ambos. Ya que ni Eliseos ni Aran quisieron irse por los embarazos de sus respectivas esposas. La pareja recién casada se despidió para irse a si futuro hogar 

—Amina ¿Estas bien? —pregunto Sloan atrás de aquella puerta  

Hace rato que Amina había entrado en aquella habitación y no había salido acción que le preocupaba a Sloan  

—Si… solo… en seguida salgo —dijo con nerviosismo  

Amina estaba apoyada en aquella puerta mientras tenía una lucha entera consigo misma. Todo estaba saliendo a la perfección, habían cenado mientras platicaba pero había el momento de pasar a otra cosa y fue hay cuando los nervios la traicionaron, no se sentía segura, ¿Y si Sloan se decepciona? ¿Qué tal que lo hace mal y ni quiere volver a tocarla? Esas eran alguna de las mil preguntas que se hacía mientras se movía por aquella habitación  

—Basta Amina —se dijo a si misma —, ¿Qué te pasa? Lo ibas hacer ace tres días  

Se dijo tratando de ganar a confianza hasta que una vocecita le dijo  

Recuerda que lo hacías para presionar a tu padre》Solo soltó un gemido ahogado por sus manos ya que no quería que él la escuchara. Después de luchar con sus temores y con un poco de valor salió encontrando a su esposo sentado en la cama mientras la observaba  

—¿Estas bien? —se levanto para acercarse a ella  

Ella solo pudo asentir ya que su boca se había quedó sin palabras por los nervios. Él soltó un suspiro antes de acariciar sus brazos desnudos ya que tenía puesto un camisón sin mangas  

—No tenemos que hacerlo —le dijo y ella lo observo —, si no te sientes preparada solo dímelo. Yo te sabré esperar

 Ella solo asintió para luego negar mientras mordía su labio. El no pudo evitar sonreír mientras con su pulgar acariciaba su labio liberando lo  

—Ven —la sentó en la orilla de la cama sentándose con ella —, ¿Quieres contarme, por qué estás así? Acaso… ¿Tienes… duda?  

—No es duda  —le respondió y al ver que iba a responder se le adelantó —, y antes que lo preguntes si quiero hacerlo  

—¿Entonces?  

—Es miedo —dijo sin mirarlo —. Tengo miedo… de echarlo a perder y que termines aborreciéndome por eso 

Para Sloan era lo más tierno y adorable que había escuchado, la tomo por el rostro haciendo que lo mire directamente a los ojos  

—Haber ¿Por qué crees eso?  

—Por que seguro tu ya has estado con alguien y yo nunca… 

Amina se levanto dándole la espalda no quería verlo, no podía. Solo sintió sus manos en sus brazos antes de sentir un beso en su cabeza. Ella cerró los ojos para luego abrirlos encontrándose con los de él  

—Te amo —le hizo saber —, nunca lo olvides. Y sobre ese tema… te voy a decir un secreto  

Se acercó hasta su oreja quedando sus cuerpos pegados antes de susurrar 

—Tu eres la primer que grabará sus caricias en mi cuerpo  

Ella se separó para verlo, ella negó y él asintió con una sonrisa  

—¿Tu nunca? —él negó —, ¿Entonces por qué Niria…? Maldita bruja como se atreve a mentirme de esa forma la voy… 

Sloan tomo sus labios callando la, enredo sus brazos en su cintura mientras ella enredada sus brazos en su cuello  

—Mi amada será la primer y la última en dejar huella en mi piel  

—Tenlo por seguro —le dijo con un brillo en sus ojos  

No necesitaron más palabras por que sus besos y sus caricias hablaron por ellos. Se entregaron a la pasión, el deseo y el amor que los consumían como una promesa de amor  



 




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