Su andar no cesa, tiene que llegar rápidamente, antes de la hora indicada, si no tendrá un gran problema y aún tiene que volver para cambiarse apropiadamente.
No sabe cómo lo hará con tan poco tiempo, pero… Debe seguir.
Noveno piso, fue allí cuando de seguro se pregunta por qué no uso el elevador antes…
Su cansancio se hace presenté, por correr escaleras arriba, llevando sus cosas a cuestas, pues no tiene aún asignada habitación para él.
-Debo causar una buena impresión- Se repite esto, jadeando, intentando recuperar su aliento, mirando al pasillo, e intentando recordar si debe ir hacia la derecha o izquierda, pues no lo recuerda ahora…
Sus ojitos verdes brillantes con un toque de inocencia, está ya angustiándose, creyendo que perdería la oportunidad de presentarse con puntualidad.
Si bien, había llegado con un grupo de estudiantes, pero… Todos yendo a diferentes áreas, y obviamente no todos se deben presentar con la persona que debe de ver el peliverde.
-Izquierda, última puerta…- Asiente con un poco más de confianza –Si así dijo la señorita…-
Aun duda si es su recuerdo correcto, pero es que aparte de sus nervios, no deja de sentirse mal por la joven rubia que conoció, con al cual choco y lastimo.
Provocando que tenga que volver a su habitación para cambiarse, desde luego los pasantes, internos y todos aquellos que están en el área de la salud, no deben permitirse manchas en su uniformé.
Protocolo establecido desde hace tiempo.
Desde muy temprano, le sorprende que alguien ya esté en las áreas administrativas, pues… Siempre ha sabido que ellos tienden a tener una entada un poca ms tarde, pero… Posiblemente al tratarse de alguien que tiene la profesión de médico, debe estar pendiente de muchos temas, tal vez antes de siquiera iniciar la jornada normal.
Caminar por ese extenso pasillo, de donde las demás puertas a sus costados se encuentran cerradas, con las luces apagadas, haciendo lucir el lugar bastante lúgubre.
Pero sabe que debe seguir, ya que la última puerta como se ha dicho, se encuentra con las luces encendidas.
Sintiendo un escalofrió, pues… Está a punto de conocer a alguien que bien podría volverse un gran maestro, a la vez que alguien que le pondrá muchas pruebas para que se dé cuenta si es su verdadera vocación o deberá volver a casa al final.
Las cosas son más difíciles como un profesional en la práctica, que solo en la escuela.
Tendrá la oportunidad de estar con pacientes, seres vivos que dependerán de él, para salvarse, un solo fallo y la muerte para ellos puede suceder.
Claro, algo que Shun conocía por la escuela, los libros, sus múltiples exámenes, las practicas antes, ahora el internado, ser…
Un interno es el último peldaño para volverse profesional en toda la extensión de la palabra, y que si llegara a fallar, tendría solo dos opciones.
El pobre va caminando con sus maletas por todo ese hospital, ¿Acaso es la forma de recibirlos?
Si es cierta o no, es lo que ahí.
Delante de esa puerta, se encuentra el jefe de enseñanza de su sector, por lo cual… Debe presentarse y empezar a recibir las instrucciones necesarias.
Toca con cuidado aquella puerta, para hacerse notar.
-¿Buenos días?- Con duda sale su voz temeroso, por escuchar alguna respuesta.
-Adelante- Esa única palabra que se aprecia, deja notar que el tono ya es de molestia.
Traga saliva, para suspirar, y con solo escasos segundos dudar, pero toma el pomo de la puerta, para girarlo y acto seguido abrirla con cierta timidez.
Puede apreciar a simple vista, una de las oficinas más limpias, ordenas, y minimalista que ha visto en su vida.
Estantes de metal, llenos de libros que sin duda son de medicina, cajas encimas de estos, bien cerradas y con fechas a los costados, otro lleno de expedientes.
Imaginando que son de los pacientes del hombre delante.
Dos sillas delante, un escritorio y una silla un poco más grande en donde el hombre encargado del área de enseñanza se encuentra.
Aunque el escritorio que está delante del hombre de cabellos rubios como el sol, está lleno de documentos.
Una pila organizada, y otra en desorden, como estuviera haciendo un análisis completo de lo que hace falta.
Muy madrugador en su trabajo.
-Ehm… Discul…- Se queda allí unos segundos, impresionado por el lugar.
-Eres el nuevo pasante ¿Cierto?- Pregunta, sin siquiera levantar su vista, como si no le tomara mayor importancia.
-Sí, mi nombre es Shun…- Ni termina de decir su nombre completo cuando es interrumpido.
-Andoromeda, si lo sé- Alcanza una carpeta, para abrirla de inmediato –Tu información la tengo aquí, médico general, pero deseas especializarte en el área de pediatría-
-Si- Asiente algo emocionado, al parecer que le hayan advertido que es un amargado, es solo una exageración, solo es algo estricto, es todo.
Por primera vez el hombre rubio levanta la vista, inspeccionando al recién llegado, con el ceño fruncido, y una cara de disgusto que se evidencia que no está nada contento.
-Yo soy el medico de enseñanza, Shaka Kanya, veremos de que eres capaz de hacer- Mira por un segundo las maletas, y que en efecto el joven no se ha arreglado aun con el informe adecuado, pero de seguro lo dejara pasar por este día o no –Aquí estarás trabajando con personas que sus vidas dependerán por completo de tus rápidas habilidades, conocimiento y capacidad de trabajar bajo presión-
-Claro… Que…- Comienza a tartamudear, algo intimidado por las duras palabras del doctor en cuestión.
-Sí, tus palabras ahora no valen aquí, serán tus acciones- Sin más regresa la vista a los documentos que revisa, organizando por fin uno en el que estaba trabajando desde antes que llegara el jovencito –Ahora, dirígete a los dormitorios de los internos, tienes diez minutos para prepárate, si tardas más de ese tiempo, este día estará perdido para ti, no te dejare que pases visita a los pacientes, ni tu itinerario-
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Editado: 09.12.2025