Un joven de cabellos rubios, ojos azules, una sonrisa bastante amigable, se encuentra portando el uniforme típico de doctores, bata blanca, con pantalones blancos y zapatos del mismo color.
Parece ser una persona muy amigable, o al menos se nota con el recién llegado. ´
-Cierto, lo se… Ja, ja, ja- Se nota nervioso por todo lo que está ocurriendo en tan poco tiempo de su llegada y se siente algo aturdido aun.
-Se nota que estas nervioso, no te preocupes- Se encamina hacia el peliverde, para extenderle la mano –Mi nombre es Hyoga Lebed, ¿Cuál es el tuyo?-
Sonríe ante este gesto amistoso, estrechando la mano del de piel un poco tostada, saludándolo al fin de cuentas.
-Shun Andoromeda- Asiente, gustoso por ver que podrá llevarse bien con su compañero, aunque en realidad no le preocupaba mucho ese asunto.
-Un gusto conocerte Shun- Sin más suelta el agarre con el recién llegado, para seguir alistándose pues debía ir a su área asignada –Yo aquí llevo poco más de una semana, la escuela nos exigió iniciar lo antes posible-
Habla un poco de sí mismo, sin duda comienza a tenerle confianza al recién llegado muy pronto, pero se supone que deben llevarse bien y están poniendo de su parte.
-Wow, debe ser difícil, ¿Eres de la ciudad?- Deja sus maletas sobre la cama desocupada y desde luego el lado de la habitación que se nota está destinada para él.
Ya que esta por completo vacía y donde el rubio se ha instilado, están revueltas varias cosas.
-No, soy de Rusia, pero quería hacer mi residencia en este hospital, sé que es uno de los mejores a nivel mundial así que… Concursar para ganarse un lugar aquí, fue algo complicado- Habla como si fuera cualquier cosa.
-¿Ganarte una residencia?- Confundido el de cabellos verdes, pues no conocía que eso fuera posible, solo sabiendo que él logro estar en ese lugar, por excelentes calificaciones y tener las más altas.
Se supone que solo los mejores estudiantes de cualquier área que tenga que ver con la salud de cada generación, puede hacer su residencia, pasantía y servicio social en este hospital, que se concursara para una así, no tenía un conocimiento previo.
Dando los últimos toques a su informe, observando al otro como se instala y comienza a colocarse la bata, con algo de titubeo por la respuesta del rubio.
-Si eres de otro país, al ser un hospital reconocido a ese nivel, se sortean diferentes residencias, para aquellos que desean hacer su último año antes de graduarse formalmente, se debe ser de los mejores en toda tu facultad- Sonríe triunfante, guiñando el ojo y señalándose a sí mismo –No fue nada difícil para mí, lo logre-
-Felicidades por eso entonces- Le da gusto la confianza que posee el otro, y su pequeño fanfarroneo no se lo toma a mal.
Ambos sonríen tranquilos, al parecer su amistad ya está dicha desde ese instante, es algo que llega ocurrir de repente al conocer a alguien y pensar que será un buen amigo.
-Bueno Shun, debo retirarme, me toca pasar visita con el doctor Manigoldo, y si no llegó a tiempo, me hará una broma- Resopla, indicando que ha sido víctima del castigo de este -¿Con quién te ha tocado pasar visita y seguir en tu primer mes?-
Saliendo de su impresión inicial, por conocer el nombre de otro doctor que por lo visto también deberá de cuidarse, pero… Eso ya lo sabrá después.
-Con el jefe de enseñanzas, el doctor Shaka- Menciona el peliverde, que ha terminado de alistarse, con un rostro tranquilo y pacífico.
-Oh, en ese caso… Deberías irte ya- La cara del rubio lo dice todo, sin duda conoce bien como es la forma de actuar del mencionado –Él no es de esperar y si llegas tarde, sabes que no te dejara hacer nada, ni te dará indicaciones, perder un día es algo muy malo- Le menciona, las mismas palaras que ya conocía, por previas advertencias de la primera enfermera que conoció e incluso del mismo doctor.
-Sí, me lo han dicho…- Sonríe nervioso, pero sabiendo que tiene el tiempo justo, es mejor que salga, aun sebe volver a tomar esas escaleras antes de si quiera llegar y luego buscar a quien lo supervisará.
-¿Qué área te toca?- Abre la puerta el Ruso, esperando al peliverde, que ahora solo ha dejado su maleta sobre la cama y otras en el suelo.
Ya tendrá tiempo de desempacar, poniendo su identificación en donde pertenece.
-En la segunda sección de pacientes, tercer piso- Sonríe, siguiendo a su compañero, para que cierren la habitación y puedan ir a sus respectivos lugares de servicio.
-Entonces vete corriendo- Sentencia algo serio –Tu área está bastante lejos y la hora de visita se acerca- Se fija en su reloj de muñeca.
-Pero, me queda algo de tiempo ¿No?- Ahora él se fija en la hora de su celular.
-Sí, pero a dónde vas, se vuelve difícil de acceder a esta hora, sin contar que debes subir la escalera y verte presentable, la exigencia es algo que caracteriza al doctor que te enseñara durante este periodo-
-¿Tanto así?- Ahora sí, el pobre Shun siente que los nervios lo invaden, no sabía que su primer día fuera tan difícil.
Por los horarios y llegar a tiempo, pues los puntos se encuentran bastante lejos, por ser un hospital enorme.
-Una vez que te acostumbras y conozcas caminos para ir más rápido y fácil a esas áreas, se te hare bastante fácil, pero por ahora yo te recomiendo que corras- Asiente, sin más remedio, es un buen concejo, pero ahora ya es tarde para el peliverde, sin siquiera haber llegado, ya se puede entender que perdió ese día.
-Entonces me voy de una vez- Sonríe de manera forzada, mientras dirige sus pasos más rápido a la salida, como su compañero de habitación lo hará igual, pero más tranquilo, ya que su área se encuentra relativamente cerca.
-Bien, nos vemos en la tarde- Se despide de esta manera del recién llegado, negando con la cabeza, dándole cierta ternura su comportamiento –Pobre, la tiene muy difícil en esta ocasión-
Dando a entender en esta ocasión que estar bajo el cuidado y enseñanza del rubio médico, uno de los más exigentes y de carácter nada agradable al parecer de muchos.
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Editado: 09.12.2025