Amor entre rejas

Capítulo 5 - Jorge-

-Buenos días- me saludó Gonzalo cuando llegué a la comisaría.

-Buenos días.

-¿Estás bien?

-No dormí mucho anoche.

-¿Quieres un café?

-No hace falta, gracias - le contesté y fui al vestuario, ya que había dejado mis cosas allí el día anterior.

-¡Joder, perdón!-exclamé cuando entré y vi a Jorge en calzoncillos.

-No pasa nada, pasa- dijo, mientras se estaba poniendo los vaqueros de la uniforme.

No pude evitarlo y vi representado un enorme águila en su espalda.

-No sabía que tenías tatuajes.

-Así es.

-Está guay.

-Gracias. Cuando esté preparada te quiero en mi despacho, tenemos que hablar.

-¿De qué?

-El señor Rodríguez García, o mejor, Ignacio.

“Mierda”, pensé.

-Vale, ahora voy.

-Perfecto y no llegues más tan tarde.

Miré el reloj y mi retraso era exactamente de diez minutos.

“Empezamos bien el día”, reflexioné.

 

-Aquí estoy- afirmé entrando en el despacho de Jorge.

-Siéntate.

-Fue una visita informal.

-Y yo lo entendería si fuese tu amigo, tu novio, tu hermano, pero no pienso que lo sea.

-Ya, quería saber más.

-Ya no es nuestra la investigación.

-Vale, pero igualmente.

-No lo volverás a hacer.

-No lo volveré a hacer - repetí.

-No me has entendido Vanesa, estás suspendida.

-¿Cómo?

-Así es, lo siento mucho, pero podrías poner en peligro el trabajo de la FPA.

-¿Qué coño dices, Jorge?

-Lo que es. Volverás al trabajo después que una psicóloga certifique que puedes regresar.

-¿Una psicóloga?

-Sí, irás a verle, esta investigación te afectó demasiado, no puedes seguir así.

-Jorge, no digas tonterías.

-¿No te afectó?

No contesté, lo había hecho, incluso de una forma que conciliar el sueño por la noche me costaba mucho.

-No te preocupes, suele pasar a los agentes más débiles.

-Sabes perfectamente que soy una buena agente y que podría aportar mucho en esta indagación.

-¡Ya no es nuestra!- gritó con toda la fuerza que podía usar.

-Pero eso a ti tampoco te gusta, pues hablamos con la FPA y aportamos algo.

-Vanesa, te lo vuelvo a repetir, estás suspendida hasta nuevo orden, coge tus cosas y vete a casa, una pausa te vendrá bien.

-Jorge, estás cometiendo un error, lo sabes - avisé con los ojos lúcidos.

-Lo sé, pero prefiero que haya uno y no varios en el futuro.

-¿Lo dices por mí, tantos errores he cometido?

-No, pero cuando hay en juego las emociones es peligroso y en esta investigación hay vidas humanas por medio.

-Podría aportar mucho, ya que es importante para mí esta investigación, trabajaría día y noche para buscar los grandes jefes, ya lo sabes - expliqué.

-Yo ya te dije todo lo que quería, puedes salir.

-Jorge…

-La psicóloga es muy buena, ya verás, pronto volverás a trabajar.

Decidí no añadir nada más y salí directa hasta mi mesa.

-Empezó de puta madre el día- dije, mientras recogía mis cosas.

-Vanesa, ¿todo bien?

-¡¿En tu opinión?! - contesté sin mirarle a la cara, me habría gustado solo romper todo lo que podía en aquel momento.

Mis manos empezaron a temblar, así que me senté en la silla y lo miré a la cara.

-Lo siento Gonzalo, lo siento- empezaron a bajar lágrimas de mis ojos, mojando las mejillas.

-Ey, ¿qué pasó?

-Estoy suspendida.

-¿Cómo?

-Te deseo que nunca te pase esto.

-¿Qué? ¿No estar suspendido o tener un superior como Jorge?

Me sacó una risa espontánea.

-Gracias Gonzalo.

-Todo irá bien mujer, de verdad.

-¿Te puedo pedir un favor?

-Sí, dime Vanesa.

-Hazme fotocopias de la investigación.

-¿Esa investigación?

-Sí.

-Vanesa.

-Si te pillan tomaré yo la responsabilidad, diré que te obligué.

-¿Quieres acabar así tu carrera de agente?

-No, pero quiero solucionar esta indagación, aunque fuese la última cosa que hago en la vida.

 




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