Amor entre rejas

Capítulo 15 - Renacimiento -

-¡Vanesa!- exclamó Andrés cuando yo y Gonzalo acabamos de abrir la puerta.

Omar,salió del salón, corrió hacia mí y me abrazó fuerte.

-Se acabó cariño- le avisé con las lágrimas a los ojos.

-Lo sabía que lo ibas a conseguir- me apretaba fuerte al cuello.

-¿De verdad era Jorge?- preguntó Andrés.

-Sí. Se acabó, por fin, lo malo es que ahora abrirán una investigación dentro de la comisaría- expliqué.

-Pienso que ningún becario vivió todo lo que me pasó a mí, fue un año de prácticas interesante- afirmó Gonzalo riendo.

-En muchas ocasiones puede haber sorpresas por parte del cuerpo de Policía- avisó Andrés, sonriendo.

-Tengo que hacer una última cosa- dije, cogiendo el móvil.

Fui paseando por el pasillo, para mantener los nervios controlados.

-Buenas, soy Vanesa, exagente de policía, Omar está conmigo, lo encontré esta mañana… sí, podéis venir aquí… tenemos que hablar, está claro. - di la dirección a la pareja y fui al salón para volverle a dar su toque acogedor.

Gonzalo y Andrés me ayudaron a quitar las hojas e imágenes que había colgado a las paredes con un poco de celo, mientras Omar estaba tumbado en el sofá, quejándose de no querer volver a su casa.

-¡Quiero quedarme aquí!- seguía exclamando cualquier cosa yo le dijese. -¿No me quieres aquí?- me preguntó improvisamente.

-Claro, que pregunta más tonta- afirmé, un poco ofendida. -Vale, hablaré con ellos de esto, vamos a ver cómo podemos hacer. 

-Mejor- dijo, levantándose de su asiento. 

Suspiré y acabé de guardar todas las informaciones en una gran caja.

-Ten- dijo sonriéndome Gonzalo, dándome el celo.

Con una gran sonrisa y una enorme sensación de satisfacción, la cerré. 

Habían sido unas semanas, unos días y noches muy difíciles, llena de preocupación, ansiedad y nervios, pero al final, los resultados, por cuantos sorprendentes y decepcionantes llegaron.

-Nosotros nos vemos más tarde, en el tribunal-dije saludando los dos chicos. Le acompañé a la puerta y cuando la abrí me encontré los padres adoptivos de Omar, a punto de tocar el timbre.

-Buenas tardes, pasar- saludé.

Pude acompañarle al salón y verlo tan ordenado me hacía un efecto extraño.

-Hola- susurró Omar.

Los cuatro nos sentamos en los sofás, el ambiente estaba tenso, hasta cuando yo y Omar nos miramos y enseguida nos entendimos.

-Perdón- afirmó él.

-Tranquilo, sé que no te gusta estar con nosotros.

-No sois vosotros el problema, pero quiero estar con ella- explicó mirándome.

-Ha sido un periodo difícil, por todos, yo me puse en el listado para la adopción, sé que es casi imposible que Omar se quede conmigo, pero…

No me dejaron acabar que el señor me dijo: - estamos dispuestos a dejarte el camino, sin obstáculos.

Su afirmación era lo último que me esperaba y naturalmente me pregunté el porqué.

-Pues, porque no podemos obligar a estar con nosotros si desea estar contigo- confesó la mujer, parecía una respuesta muy clara y bastante obvia.

-Ya hablamos con Mariajo, ella aceptaría, además de todo lo que pasó esta mañana. - añadió.

-Ya sabéis todo, entonces.

-Sí, sentimos que nadie te apoyó, pero nos alegramos de que lo hayas conseguido.

-La justicia pronto o temprano saca sus conclusiones- afirmé sonriendo y acariciando el pelo de Omar.

-Mariajo me comentó que podemos pasar cuando queremos para todos los documentos.

-¿Vamos?- me preguntó emocionado Omar.

-Si ellos pueden, claramente.

-Sí, cierto, podemos ir.

Así los cuatro fuimos hacia el despacho de los Servicios Sociales, nos acogió directamente Mariajo, la mesa de su secretaria estaba ordenada y vacía.

-Le dejé ir de vacaciones, nosotros también necesitamos descansar- afirmó, ya que notó nuestra mirada hacia el escritorio vacío. 

-Hola Omar, ¿qué tal?

-Todo bien, te acordaste mi nombre- afirmó sorprendido.

-Sí, cariño, ya necesitaría jubilarme- confesó sonriendo.

Entramos en el despacho y nos sentamos en las antiguas sillas delante de la enorme mesa de madera de Mariajo.

-Perfecto, entonces seguro de quererlo hacer, ¿sí?- preguntó a la pareja.

-Pensamos que es la mejor decisión.

-¿Y tú estás segura de esta gran responsabilidad?

-No deseo nada más que esto ahora.

-Pues, no hay más que decir, tenéis que firmar estas hojas de responsabilidad y conformidad. 

Cada uno firmó unos cuantos documentos y finalmente se despidió.

-Y enhorabuena Vanesa.

-Muchas gracias- sonreí, aunque no entendía muy bien a que se refiriera. 

Omar estaba afuera esperándome, me miró con una expresión tensa, en espera de saber cuál era la decisión que le iba a cambiar la vida.

-Cariño, ahora vamos a su casa, para preparar las maletas y mudarte conmigo- dije sonriendo y fue imposible aguantar las lágrimas, por fin, de felicidad.

Omar me abrazó fuerte y yo le levanté del suelo besándole fuerte la mejilla derecha. 

-¿Jugaremos muchas veces al detective?

-Todas las veces que tú quieras. 


 

-Cariño, ¿ya tienes todo?- le pregunté delante la puerta de entrada, mientras cogía la última mochila y su juguete favorito.

-Ya tengo todo, podemos ir- afirmó acercándose a mí.

Le miré fijamente sin decir nada.

Él se dio la vuelta y abrazó a la pareja, agradeciendo y pidiendo perdón por la gran preocupación que les causó.

-Tranquilo, pero ahora pórtate bien con Vanesa- concluyeron ellos.

-Sí, lo haré- sonrió.

Acoplamos el todo en el maletero, subimos al coche y mi móvil sonó.

-Oye, ya es muy tarde, ¿te vienes al tribunal?- preguntó Gonzalo.

-Claro, ahora estoy llegando, con una sorpresa -afirmé mirando a mi niño.




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