Pasan 3 días desde que ingreso la servidumbre nueva y Cherryl no ha podido ver a Aragón, eso la desespera ya que se reconciliaron.
Debe estar en la biblioteca – dice ella susurrando.
Buena tarde, señorita – saluda Jacob.
Hola, ya conoces la casa ¿cierto? – pregunta ella.
Si señora, aunque debo decir que este lugar es muy agradable al tener una compañera como usted, además de lo bonita – filmina él.
Eh, gracias – responde ella incomoda por aquellas palabras.
Mientras Aragón observa desde el otro lado de la sala, siente muchos celos y le hace reclamo a Cherryl.
Que pereza ese tipo – piensa ella.
¿Ya eres cercana al chofer?, olvídalo, mejor me retiro – termina de decir Aragón.
Espera, ¿estas celoso? – dice Cherryl con una sonrisa coqueta.
¿Por qué debería estarlo? – pregunta él mientras se retira de la sala.
Si lo estas – dice ella, lo sigue hasta el estudio.
Déjame tranquilo y vete – refuta él un poco enojado.
Cherryl se dirige a la puerta y la asegura, mirándolo con expresión deseo descontrolado.
Mirando fijamente a sus ojos acaricia su rostro y cabello con delicadeza, baja su mano tocando su pecho y abdomen hasta llegar a su pantalón, donde mete su mano agarrado lo que le pertenece haciendo que disfrutara de aquel momento que los excitaba cada vez más.
Aragón se sienta en el sillón, agarro su cintura y tiro de ella, acercándola al apasionado beso que no habían terminado, además de tocar su punto débil retirando las prendas que ella usaba y quedo de pie para que él pudiera contemplar la imagen con lujuria de una diosa ante sus ojos.
Cherryl jadeando con una amplia sonrisa lujuriosa que él nunca había visto en ella, coloco su pierna por encima de su torso y se sentó sobre su regazo tirando de sus ropas liberando su deseoso miembro que ella observo y agarro con tanto deseo tenerlo dentro.
Ella se posó encima de Aragón nuevamente, acercándose a su cintura y sin aguantar gemido hasta que por fin hizo que su miembro estuviera dentro lentamente como lo deseaba y él contempla aquella escena que al final eran uno otra vez.
Cherryl se movía con ímpetu de descontrol, subiendo y bajando no ayuda de Aragón que con gusto prestaba sus manos para impulsar sus suevas nalgas, sin perder el ritmo que tenían hasta alcanza el clímax de placer mutuo unos minutos después. Ella se derrumbó desplomada sobre él, aun teniendo sus convulsiones de placer agitando sus pechos sobre su rostro y él se aprovechó para acariciarlo de nuevo. Sudorosos y jadeantes, permanecieron abrazados y besándose con la poca fuerza que les quedaban.
Te extrañe mucho y ver tu rostro – dice Argón.
Y yo a ti, anhelaba estar así contigo – responde Cherryl exhalando una encantadora sonrisa.
No quiero que nos separemos otra vez, la pase muy mal sin ti – expresa él, acariciando su cabello.
Y yo sin ti, no sabes todo que lo que he vivido, pero ya estoy contigo – habla ella apoyando su rostro sobre el pecho de Aragón.
Después de un rato, cada uno regresa en lo que estaba esperando la noche para dormir juntos otra vez.