Amor, ¿aún estás segura de querer hacer esto? – pregunta nuevamente.
No quisiera, pero debo ayudar mi padre – en su respuesta se podía la desilusión que la abarca cada vez más.
…
Padre… padre, despierta – Cherryl habla mientras lo zarandea un poco.
Hija, por fin llegas y ¿este quién es? – dice Fernando al ver a Aragón.
¿Qué quieres, pà? – responde ella ignorando su pregunta.
Aragón observa aquella escena entre un padre sinvergüenza y su amada que ha sufrido por su abandono.
Cuida tus palabras, soy tu padre – refuta él.
Es mi novio, lo olvidaste – responde ella con desdén.
Hija, y ¿ese tal Aragón con quien estabas saliendo? – pregunta confundido.
Padre, es él y dime de una vez ¿Qué quieres? – resopla con molestia ella.
Querida mía, necesito dinero para mis exámenes médicos y sabes que no tengo seguro – Fernando trata de persuadirla.
Quieres seguir bebiendo, no me mientas y ¿cuáles exámenes? – Cherryl está furiosa.
Cherryl, ya estoy dejando la bebida, solo confía en mí – habla él con descaro.
Tienes una botella en la mano, papá, no te daré nada – responde ella ya enoja por la situación y le arrebata esa botella.
Que te importa si bebo o no, dame dinero y ya, esa es tu responsabilidad como hija – rugió Fernando al ver que su hija no le daría nada.
Me voy, pierdo mi tiempo contigo, padre – dice ella con el corazón en la mano.
Aragón, molesto y fastidio hacia aquel hombre ebrio que solo busca a su hija por dinero y nunca le ha importado, siente ganas de golpearlo.
¿Así?, a tu noviecito le gustaría saber lo que hacía mi querida hija – Fernando, desesperado por dinero, chantajea a su hija.
CALLATE, no tienes derecho a decir nada por qué todo fue tu culpa – grita ella desesperado para que Aragón no escuche nada.
Aragón saca varios billetes de su bolsillo para entregarlos a su suegro y lo amenaza.
Señor Fernando, seré claro y no lo repetiré. Espero que no vuelva a molestar a mi mujer y tómelo como una advertencia si quiere – dice él acercándose de manera peligrosa a su suegro, sus ganas de tomarlo del cuello eran inmensas y se va con Cherryl.
De camino a casa, ella guarda silencio incómodo y abrumador, pensando en que todo se arruinara de nuevo.
Amor, no debiste darle dinero – dice ella mirando el suelo.
Mi princesa, no te preocupes por eso porque tu seguridad es primero y perdón por amenazar tú para, pero no se merece más. Ahora dime, a qué se refería tu padre – pregunta con intriga.
Lo siento Aragón, pero no puedo decirlo. Perdóname – dice Cherryl y le pide al taxista que se detenga, sale corriendo.
La curiosidad de Aragón se incrementó al ver su actitud y la preocupación regresa, ahora ella corrió bajo la lluvia que cayó repentinamente.
Padre, ¿cómo pudiste decir algo así delante de mi novio? – dice ella entre lágrimas que se mezclaban con la lluvia.
Él, corriendo tras ella, la llama a gritos por su nombre hasta que la alcanza.
Aragón me odiarás si te enteras – dice en voz alta.
No te odiaré, además no me dices nada para poder entender y sé muy bien quién es tu papá, confía en mí - dice él.
Amor – dice ella llorando y mojada
No te juzgaré y menos despreciarte – dice él abrazándola.