01. FUNERAL

Todos los dolientes se encontraban en la capilla atentos a las palabras que el sacerdote decía para tratar de consolar a la única hija del gran magnate Richard Brown.

En ese momento él estaba dentro de un féretro que se hallaba rodeado por cuatro grandes velas y una cruz en la cabecera. Sí, Richard Brown, el temible, audaz, ambicioso y despiadado hombre de negocios, considerado por todos o casi todos, como el más grande de los gigantes del gremio minero había muerto.

Aunque todo su imperio estaba construido a base de dolor, sufrimiento, sangre y muerte, existía algo en el que no se había manchado de toda esa inmundicia y permanecía puro, alegre, hermoso y sobre todo lleno de vida; Angelinna Brown, su única hija.

Ella era una joven de 23 años, 1. 60 mts de estatura, piel trigueña, con un hermoso cabello largo color chocolate que le llegaba a la cintura y unos grandes ojos violeta. Hasta ese momento todo lo que la rodeaba era un "paraíso" que su padre construyo para ella y que la mantenía alejada de la cruel realidad.

Pero este había quedado atrás, y ahora se encontraba a muchos miles de kilómetros lejos de el; llorando desconsoladamente, recostada sobre el ataúd que contenía el cuerpo inerte de su padre, sintiéndose la persona más miserable del mundo. 

— ¡Tienes que despertar, Papito!... ¡por favor... no me dejes! —decía entre sollozos contenidos y casi sin aire, ya que se había pasado llorando todo el tiempo desde que se enteró de la muerte de su amado padre.

Mientras lloraba sin cesar, todos los recuerdos pasaban en su cabeza como si de una película se tratara.

Cuando aprendió a montar en bicicleta, el día en que ella escribió su primer poema el cual le dedico, cuando aprendió a nadar y a patinar sobre hielo.

Esos eran los momentos más bellos de su vida y él siempre había estado en ellos aplaudiendo cada logro y animándola a seguir.

También recordó la primera vez que le dio fiebre y como él se quedó al lado de su cama tomando su mano hasta que se recuperó, cuando su mamá murió a la edad de 6 años y la abrazo todo el tiempo para evitar que llorara.  A causa de la pérdida de su madre, la cual muriera en una noche de tormenta desarrollo miedo a los rayos y cada vez que caía un chaparrón él le preparaba una taza de chocolate y le cantaba una canción de cuna hasta que ella se quedaba dormida.

Aquella formaba parte de la peor etapa de su vida, pero también su padre se encontraba ahí para ayudar a que ella lograra superarla.

Pero eso ya formaba parte del pasado; él ya no se encontraba más en este mundo y jamás volvería a verlo, ni a contar con sus mimos, sus consejos, ya no lo escucharía reír otra vez y lo que más le dolía, nunca pronunciaría su nombre de nuevo.

Mientras pensaba en todo aquello, hubo algo que por fin logro sacarla del estado de letargo en el que se encontraba.

Sintió que alguien la agarraba por los hombros le tapaba la boca y la jalaba para que caminara hacía la salida.