Capítulo 23 - NUNCA HUBO NADA
Respiro con fuerza y voy en dirección al vestuario del Real Madrid. Un nudo se me forma en la garganta, las manos me vuelven a sudar y mi corazón comienza a latir con rapidez. Estoy muy nerviosa, no sé cómo decirle todo lo que tengo decir, ni tampoco sé cómo se lo va a tomar él. Siempre me ha costado expresar lo que siento y mucho más con él.
Al llegar me encuentro con que los jugadores están saliendo del vestuario. Al verme los chicos se hacen a un lado de la puerta para dejarme pasar.
- Está dentro – me dice Isco – pero no creo que quiera hablar contigo – me sigue diciendo.
- Está bastante jodido – me dice Sergio – no sé si lo mejor es que te dejemos hablar con él – me suelta.
- Por favor, chicos – suplico – dejarme entrar y hablar con él – sigo diciendo.
- Dejarla pasar anda – dice Nacho mientras aparta a los chicos de la puerta y cederme el paso.
- Gracias – susurro y paso por la puerta.
Me adentro en el vestuario esperando no encontrarme algo que me partiera el alma en mil pedazos. Y tenía razón.
Marco estaba sentado en el banco donde se cambia, con una toalla anudada sobre su cintura y con miles de gotas cayendo sobre su torso. Me habría vuelto loca con tan sola esa imagen pero en cuanto vi su cara… esa llena de dolor y de sufrimiento mi corazón se partió.
Me acerco lentamente hasta él y me siento a su lado. No sé ni siquiera si sabe que estoy aquí, ya que sus ojos permanecen cerrados. Mi mano viaja hasta su hombro para acariciarlo allí. En ese momento se da cuenta de mi presencia, abre los ojos y me mira. Cuando miro sus ojos mi mundo se desploma, sus ojos están cristalizados, a punto de llorar.
- Marco – susurro con preocupación al verle así.
No me contesta por lo que me acerco para abrazarle, no me gusta verle así. Pero se aparta de mí, se aleja y no sé porqué lo ha hecho.
- ¿Estás bien? – pregunto preocupada - ¿qué te ocurre? – vuelvo a insistir para que me responda.
- No quiero verte – me dice seco – márchate – vuelve a decirme.
- Pero… - intento decir pero me corta.
- Vuelve con Saúl – termina de decir para levantarse.
Y con esas palabras todo se vuelve claro. Marco cree que Saúl y yo estamos juntos.
- ¿Estás celoso? – le pregunto algo divertida tras mi descubrimiento.
- Sé que lo estás – me contesta seguro de sí mismo.
- ¿En serio? – vuelvo a preguntarle mientras me acerco a él y le abrazo por la espalda.
- Sí – me contesta mientras se aleja de mí y me mira a los ojos – os vi – me dice mirándome a los ojos.
- ¿Qué? – le pregunto sin entender nada.
- Os vi besándoos en el portal de tu casa – me suelta de repente.
Se aleja de mí y se va a cambiarse y ponerse algo de ropa. Yo me quedo quieta en el sitio. ¿Nos vio? Nos vio besándonos y por eso esa actitud conmigo y con Saúl. Ahora lo entiendo todo.
- Marco – le llamo cuando me giro para encararla.
- ¿Qué? – me contesta borde mientras se termina de colocar la camiseta - ¿me vas a negar que no os besasteis? – me pregunta algo enfadado.
- No – le contesto sincera – pero… - intento seguir explicándome.
- No quiero escucharte – me dice.
Me acerco hasta él impidiendo que se fuera, queriendo que me escuchara.
- Escúchame Marco – le digo mientras cojo su cara entre mis manos para hacer que me mire.
- Basta María – me dice brusco mientras aparta mis manos de su cara.
Marco termina de cerrar su bolsa y se dispone a salir del vestuario dejándome allí sola y plantada.
- No estoy saliendo con Saúl – suelto antes de que abra el pomo de la puerta para marcharse. Marco se queda estático en la puerta tras oír mis palabras – sí que es cierto que Saúl me beso en el portal de mi casa – aprovecho que se ha quedado quieto para decírselo – pero eso no significa que estemos juntos – intento hacérselo entender – no lo estamos – digo tajante.
Marco se gira poco a poco para mirarme, una lágrima traviesa surca su cara y tira al suelo la bolsa que agarraba con fuerza antes. Me acerco lentamente hasta él y limpio la lágrima de su mejilla.
- No estoy con él – vuelvo a repetirle para que le quede claro.
- No lo entiendo – me dice por fin.
- Ven – le digo mientras cojo de sus manos y le llevo hasta los bancos para sentarnos y hablar mucho mejor – Sé que he pasado mucho tiempo con él, que hemos quedado pero nunca, hasta ese día nos habíamos besado – empiezo a explicarle – Siempre me lo pasaba bien con él, me hacia sonreír y pasar muy buenos momentos. Pero era solo eso – digo sincera – Saúl solo es mi amigo, nada más que eso. Nunca hubo nada ni nunca habrá nada – le digo mientras le miro a los ojos – además ya he hablado con él antes de venir y le he dicho que no quiero nada con él – termino de decir.
- ¿Entonces tú y él nunca…? – me pregunta dudando aún.
- Nunca – respondo firme.
- Yo… - intenta decir – me he comportado como un completo idiota – me dice Marco mientras se rasca la nuca nervioso.
- La verdad es que sí – le respondo riéndome.