Necesito sentirla cerca de mí, ahora más que nunca. Así que me incorporo y la cojo de la cintura para tumbarla después sobre mí. Así… así quisiera estar siempre, ojalá poder estarlo.
Paso mis manos por su espalda, recorro también sus brazos y acaricio su mejilla. Sintiendo como se estremece cada vez que toco una zona nueva. Levanto su mirada, necesito mirarla a los ojos, lo necesito, necesito saber que está aquí conmigo. Una lágrima traviesa surca mi cara cuando la miro, sabiendo que lo que se avecina.
Sé que quiere saber qué es lo que me pasa, lo sé, no quiere verme así, pero no puedo evitarlo, no puedo. Después de estar minutos así, dejo volar la idea de besarla, no puedo hacerlo, no, ahora no.
¡Vamos Marco! Tienes que decírselo de una vez, es lo mejor. Tienes que decírselo.
Me incorporo y la miro a sus ojos, esos ojos expectantes y deseosos de quitarme todo mi dolor. Si supiera que no va a poder borrar nada… Cojo aire y me dispongo a soltarlo todo, mejor decirlo rápido, mejor decirlo de golpe. Sin rodeos, sin tonterías.
María comienza a sollozar en silencio mientras me mira sin entender nada.
Cierro mis puños con fuerza por causarla este dolor. Pero las cosas son así, tengo que ser sincero conmigo o al menos serlo en parte.
Eres exactamente lo que toda mi vida espere, eres lo que me hace girar cada día en vuelta s de 360 grados, y aunque sé que nuestro amor no está del todo prohibido, ahora lo siento así, pero no puedo evitar amarte. No puedo y probablemente no lo haga nunca. Siempre fuiste tú y siempre lo serás.
Quiero agradecerte por todo lo que has hecho por mí cada vez que nos amamos, pues con tus palabras, tus caricias, tus besos y tus miradas. Así como tus abrazos, tu sentido del humor y tus manías. Todo ello hace de mí el hombre que hoy soy. Tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida, eres todo lo que necesitaba para ser quien soy ahora, tú me ayudaste a conseguir todo, todo y solamente tú, pequeña.
Me hiciste creer en el amor, en la ilusión, en los sueños compartidos, y aunque sé que nuestros amor no es posible, no lo es y eso me mata por dentro, porque aunque más quiera yo poder estar junto a ti, esto se ha acabado. Es el final.
Quiero que sepas, que nunca ame ni amare tanto a alguien como a ti, y lo seguiré haciendo hasta el fin de mis días, pues ahora que lo nuestro tiene que terminar, una parte de mí muere al dejarte ahí sentada, a dejarte y tener que conformarme con ser solo tu amigo.
Hoy estoy triste, pues sé que ya no sentiré ni tus caricias ni tus besos, ni escucharé todas las palabras bonitas que me dedicabas. Hoy sé que ya no podré volver a besarte de nuevo como hice hace años y cómo esperaba con ansias.