NADA ES FÁCIL
Después de la fiesta en casa de Isco no he vuelto a ver a Marco, ya que ha estado muy ocupado con los entrenamientos y con los partidos. Tampoco he visto a Saúl que anda también muy liado. Y yo… bueno estos días me han servido bastante para relajarme, estar sola e intentar pensar en todo menos en ellos dos. No sé qué me pasa, no sé qué va a pasar con todo este lio. Ni siquiera sé que es lo que yo quiero.
Salgo de mi casa para ir a dar una vuelta, últimamente me encanta dar paseos, me ayuda a pensar y a reflexionar. Cuando salgo del portal un coche aparcado enfrente capta mi atención. Me suena mucho pero ahora mismo no caigo de quien puede ser, por lo que lo ignoro y pongo rumbo a ninguna parte. Pero de repente unas manos se posan en mis ojos haciéndome sobresaltar del susto.
- ¿Qué? – me giro para mirar a la persona que tengo detrás.
- Hola – me contesta la otra persona sonriente.
- Saúl – respondo – que susto me has dado – le reprocho.
- ¿No te alegras de verme? – me pregunta mientras coloca un mechón de mi pelo tras la oreja.
- Sí… esto, claro – digo algo dubitativa – sólo que no esperaba verte – termino por decir.
- Tenía ganas de verte otra vez – me sigue diciendo - ¿A dónde ibas? – me pregunta.
- A dar una vuelta – le respondo – Quería despejarme un poco – digo mientras me separo un poco de él ya que casi nos rozábamos de lo cerca que estábamos.
- ¿Puedo acompañarte? – me pregunta esperanzado y con esa sonrisa de niño bueno.
- Claro – le contesto ya que con esa cara no le puedo negar nada.
Damos una vuelta, hablando sin más de todas las cosas que nos han pasado estos días que no nos hemos visto. Cuando estoy con Saúl me siento bien, puedo ser yo misma. Me hace reír y se preocupa siempre de mí, haciéndome sentir querida. Con él nunca me aburro.
La noche se apodera de las calles, haciendo que las luces se enciendan y el frío llegue provocando que tirite de frío por lo que decidimos volver a mi casa. Al llegar allí estoy en la tentación de invitarle a que pase a mi casa, pero creo que por ahora no o al menos hoy no.
- Me lo he pasado muy bien – le digo mientras me paro en la puerta de mi casa – muchas gracias por este rato – termino de decir.
- Gracias a ti por dejarme acompañarte – me dice mientras se acerca a mí – contigo siempre estoy a gusto – sigue diciendo mientras coloca un mechón de mi pelo tras la oreja.
- Yo también – respondo intentando sonreír aunque más bien apareció una mueca, ya que tenerle tan cerca me pone muy nerviosa – Creo que ya es hora de ir a casa, es muy tarde – respondo para intentar salir de esta situación algo incómoda para mí.
- Tienes toda la razón – me dice dándome la razón.
- Buenas noches Saúl – digo mientras le doy un beso en la mejilla.
- Buenas noches María – me responde de la misma manera.
Le veo alejarse mientras busco las llaves de casa en mi bolso. Cuando las encuentro me dispongo a abrir la puerta.
- ¡María! – oigo que me llaman y me giro para ver quién es.
- ¿Qué pasa Saúl? – le pregunto sin entender nada.
- Necesito hacer algo – me dice cuando se acerca a mí – O si no me arrepentiré de no hacerlo – sentencia mientras sus manos se posan en mis mejillas.
No entiendo, no sé qué es lo que quiere decir, por lo que mi cara es de desconcierto y confusión. Me quedo estática y mis ojos se abren con sorpresa cuando veo como Saúl se acerca a mí y posa sus labios sobre los míos. Me besa con dulzura y yo simplemente cierro los ojos y me dejo llevar. Acompaso mis labios a los suyos, llevando un ritmo tranquilo en el que podemos disfrutar los dos el beso, hasta que nos quedamos sin oxígeno y nos separamos.
- Yo… - intento decir algo sin éxito porque sigo sorprendida por lo que acaba de pasar.
- Lo siento – me dice – pero necesitaba hacerlo – sigue diciendo mientras me coge de las manos – me gustas mucho María, mucho y me gustaría intentar algo contigo – me dice mirándome con esos preciosos ojos.
- Saúl yo… - intento decir – no sé que responderte a esto. Me has dejado en shock, no me lo esperaba – le digo – somos amigos, yo… nunca me has dado ninguna indirecta de que yo te pudiera gustar – le digo sincera.