Capítulo 2 - SIN TI

Tú. Sí, tú. Tú que con tus pasos abres el camino en la nada y con tus manos rompes esquemas. Tú que a pesar del tiempo sigues calándome muy hondo. Aún sigue tu recuerdo tatuado en mi piel.

No creas que te he olvidado. Desde que te fuiste, mi vida está vacía de significados; ya no sé expresarme con palabras ni con actos. Ya no rindo y mi fútbol cada vez va a peor. ¿Dónde se quedaron esos abrazos cálidos cuando hacía frío? ¿Y esos besos fríos por la mañana?

No sabes lo que te echo de menos, pequeña. La vida que siempre me has dado durante los momentos que hemos pasado juntos, a la que me habías acostumbrado, porque me has acostumbrado a ti, a tus besos, tus caricias, tus abrazos… Echo de menos lo que me has hecho sentir, pensar, aprender y, sobretodo, vivir.

Recuerdo cuando pensaba en qué sería de mí sin tenerte a mi lado, sin ti… Y después de pasar noches en vela deseando que no pasase, al final tuvo que ocurrir. Tuvo que llegar el momento en el que no estuvieras a mi lado. Y el hombre en el que me he convertido sin ti da pena, no soy nada sin ti, pero las cosas son mejor así, aunque te eche de menos.

Pero a pesar de que es lo correcto aún quiero seguir luchando por un “nosotros”, aunque suene egoísta, pero quiero volver a hacernos felices el uno al otro, para quererte más fuerte que nunca. Pero luego pienso en lo que podría pasar si volviéramos y me echo hacia atrás porque no quiero que sufras. Hemos pasado tantos momentos juntos, que al recodarlo me es imposible guardar las lágrimas. Te he hecho sentir feliz alguna vez, lo sé, y eso me hacía estar feliz también a mí, porque con tu sonrisa, tengo todo lo que necesito. Eres la mujer más maravillosa, la única capaz de hacerme sentir lo que siento. Ninguna otra me hará sentir lo que tú me hacías sentir. Eres y siempre serás la mujer de mi vida.

A mi mente vuelve aquel día, ese día hace un año ya, el día después del partido contra el Atlético, el día en el que todo dio un cambio, el día en el que mi corazón comenzó a romperse y que durante toda la semana tuve que tomar una de las decisiones más difíciles de mi vida.

Inicio del Flashback

Me levanto como cada mañana, aunque esta es distinta al resto, una sonrisa tonta se me dibuja en la cara solo de pensar en lo que ocurrió anoche. María me quiere, sigue queriéndome y esta vez las cosas irán bien. Esta vez lo haremos bien, sin prisa pero sin pausa, queriéndonos y amándonos.

Después de ducharme y vestirme voy hasta la cocina para desayunar algo. Hoy nos han dado el día libre y pienso en llamar a María para quedar, para pasar todo el día junto a ella haciendo cualquier cosa que le apetezca. Terminando mi ColaCao el timbre de casa suena por lo que dejo la taza encima de la encimera y voy hasta la entrada. Ni siquiera me he vestido normal, ando con un pantalón corto de deporte y una camiseta de manga corta, eso y que voy descalzo. Al abrir la puerta me quedo estático y sorprendido.

• ¿Qué haces aquí? – pregunto serio mientras intento cerrar la puerta para que se vaya.
• Hola marquito – me dice sonriendo mientras empuja la puerta y entra en mi casa – me echabas de menos cielo – me dice socarronamente.
• Vete de mi casa Marina – le digo serio – no quiero verte – digo mientras me enfado.
• O no, no me voy a ir – dice mientras se sienta en el sofá de mi casa – tú y yo tenemos que hablar – me dice.

Algo desconfiado me siento enfrente de ella y la miro esperando a que ella hable, mientras no hace más que sonreír. Esto no me gusta nada.

• Dispara – le digo ya desesperado.
• Tranquilo toro – me dice mientras se ríe – a partir de ahora eres un chico soltero – me suelta.
• ¿Cómo? – pregunto incrédulo.
• Qué tienes que dejar a María – me dice.
• Estás flipando – la respondo mientras una carcajada nerviosa me sale - ¿De qué vas? No eres nadie en mi vida para decirme con quien debo estar o no – le digo casi medio gritando, esto es el colmo, que venga a mi casa para decirme esto…
• Lo harás, por el bien de María – me dice ella ahora seria.
• ¿Qué? ¿De qué hablas? – pregunto sin entender nada.
• Tienes que dejarla o si no todo esto saldrá a la luz – me dice mientas me tiende un sobre.

Cojo el sobre sin entender nada y lo abro. Saco como puedo lo que hay en su interior y miro las fotos que allí me encuentro. Abro los ojos llenos de sorpresa porque ante mí hay una María que jamás había visto. ¿Estaba borracha, drogada? No lo sabía a ciencia cierta, pero esa María no era la que yo conocía. Vestía con ropas demasiado cortas, en otras fotos aparecía bailando con chicos, unos que la tocaban en sitios que no debían. En otras estaba tirada en el suelo. ¿Qué narices son estás fotos? No entiendo nada.

• ¿De dónde han salido estas fotos? ¿de cuándo son? – pregunto a Marina exigiendo una respuesta por su parte.
• De hace mucho – me responde – de cuando estábamos juntos – me responde mientras se acerca a mí.
• ¿Qué te ha hecho? – le pregunto enfadado - ¿qué te ha hecho para que le hagas esto? – le reprocho.
• Dejar de ser mi amiga – me dice – a y quitarme a mi novio – vuelve a decirme – la dejarás, no tendrás nada con ella o sino todas estas fotos saldrán a la luz y créeme si esto pasa afectará tu carrera – me dice.
• Me importa una mierda mi carrera – le contesto mientras cierro mis manos en puños.
• Oh ya lo sé, pero ella si te importa, si sale a la luz la destrozara – me dice – no querrán contratarla en ningún colegio por el escándala, las revistas y programas de televisión se harán eco, pero eso no será lo peor, las redes sociales se llenaran con comentarios ofensivos día tras día, será una marca en su expediente, en su reputación y dignidad, estará manchada de por vida – dice mientras me acaricia la mejilla y yo la aparto de un manotazo.
• Eres una persona despreciable Marina – le suelto con furia – no sé cómo pude estar contigo – le digo.
• Yo sí cariño – me dice mientras se levanta – soy hermosa y sabía cómo satisfacerte en la cama – me suelta – ya sabes lo que Marco. Te toca a ti decidir qué hacer – termina por decir mientras se dirige a la puerta – adiós cariño – se despide mientras sale de mi casa.