Duda unos segundos en responderme, pero finalmente lo hace.
Mi corazón se rompe tras sus palabras porque tiene razón, no la di ninguna explicación y no puedo dársela, no puedo. Ni tampoco podemos estar juntos. Coloco mi mano sobre la suya y acaricio el dorso de esta.
Yo la miro sin entender a que viene esa pregunta tan repentina.
La miro a los ojos, la miro como nunca he mirado a nadie y no dudo con mi respuesta, ni un instante.
Ante mis palabras ella se relaja al instante.
Esas palabras hacen mella en mí, calándome por dentro. Ella esperará lo necesario por mí.
Seguimos hablando de todo lo que nos ha pasado durante este año, las risas han sido continuas y no he dejado de tocar su mano. Lo mejor de todo es que ella no me ha rechazado en ningún momento.
La comida termina y pago ante su insistencia, la había invitado yo así que yo pagaba. Al terminar volvemos al coche. No me apetece que acabe, no me apetece separarme de ella ahora.
Conduzco hasta el lugar que he escogido y al bajar, comenzamos a caminar y a perdernos por los senderos del Retiro. Sé que a María le encanta este parque y perderse en él. Instintivamente mi mano roza la suya y la veo ruborizarse. Me gusta provocarle eso.
Pasamos la tarde juntos recorriendo el parque y sentados entre varios árboles que nos protegían de la vista de los demás. Hacía mucho tiempo que no me sentía así de vivo. Pero todo lo bueno tiene que acabar. Así que cuando la dejo en la puerta de su casa, mi corazón se encoje.
Parece como si el destino me diese una tercera oportunidad y sé que no tendré más. No habrá más que esta. No puedo cagarla.
Han pasado varias semanas desde el reencuentro y me siento más vivo que nunca. Estoy jugando mucho mejor y la afición me está devolviendo todo el cariño que necesitaba. ¿Y lo mejor de todo? María sigue estando en mi vida. Hemos estado quedando durante estas semanas, hemos vuelto a los 15 años cuando hacíamos todo juntos. Aún no he hablado con ella sobre el problema de Marina. No he sido capaz de hacerlo. Ni siquiera la he besado aún y eso que me muero por hacerlo a cada instante. Aún recuerdo cada momento que he pasado con ella.
Inicio del Flashback
Hoy he decidido llevarla al campo, buscar un lugar tranquilo para pasar la tarde y creo que he acertado al ver su sonrisa mientras se sienta en la manta que acabo de extender sobre la hierba. María se sienta y mira a todas partes. Yo hago lo mismo que ella pero me tumbo mirando al cielo. Ella se gira y se tumba al revés a mi lado. Apoya su cabeza en su brazo y me mira.