Amor Eterno #2 - Resurgir

Capítulo 10 - TULIPÁN

Han pasado dos meses desde que volví a ver a Marco. Dos meses en el que han pasado muchas cosas. Prometí esperarle, al menos para que me explique qué es lo que había pasado. Pero la verdad es que he vuelto a caer, aunque siempre me ha tenido a sus pies. Es algo irremediable, algo que ya no va a cambiar. Estoy enamorada de él, lo estuve, lo estoy y lo estaré siempre.

El otro día casi nos besamos, si no llega a ser por Sergio, nos hubiéramos besado. ¿Y qué habría pasado después? No lo sé. Quiero estar con él y por eso sigo aquí. Tengo la sospecha de qué él no me dejó por que quisiera, creo que pasó algo, algo que le hizo tomar esa decisión. Estoy segura de ello porque su manera de mirarme, de tratarme, de hacerme sentir… Él me sigue amando, me lo dijo en la comida y sé que es cierto. Lo sé.

Estoy dando una clase cuando llaman a la puerta.

  • Adelante – digo mientras miro hacia la puerta.

Ante mi aparece una de mis compañeras.

  • Te ha llegado esto – me dice mientras entra.

Cuando la veo mis ojos se abren completamente de la sorpresa. Ante mi aparece un ramo de flores precioso.

  • Toma – me tiende – llegó con esto también – me vuelvo a decir mientras deja encima de la mesa un sobre.
  • ¿Sabes quién lo ha dejado? – pregunto sin entender nada.
  • No – me dice con una sonrisa – chica con suerte – me dice antes de salir por la puerta.
  • Qué bonito – me dice Ana una de mis niñas.
  • ¿Quién te lo ha mandado? – pregunta Marta.

Me fijo que todos mis niños están igual, expectantes y sonrientes ante mi ramo de flores.

  • ¿Sabéis que cada flor tiene un significado? – les pregunto – cada flor y cada color significa algo distinto – sigo hablando.
  • ¿Y qué significan las tuyas profe? – me pregunta Mateo.
  • Estás de aquí son dalias que suelen darse para agradecer algo, al ser de color rosa significa que la persona que me las ha enviado se compromete a hacerme feliz – sonrío al ver estás flores – estas otras son geranios, significan la felicidad y al ser rojas significa que  esta persona misteriosa no hace más que pensar en la persona a la que se las entrega – sigo explicando.
  • O sea, que el chico que te las ha enviado solo piensa en ti ¿verdad? – pregunta Álvaro.
  • Así es – sonrío al empezar a tener una idea de quien ha podido ser – estás otras flores son yerbera, que simbolizan el primer amor. Las flores de aquí son orquídeas, que simbolizan el amor y la sensualidad – explico y mis niños se ríen haciéndome reír a mi también – Las de aquí son peonías que se utilizan para decir te quiero. Estas seguro que las conocéis – digo y los niños asienten – las rosas, dependiendo el color significan una cosa. Las blancas representan la dulzura, la pureza, el romanticismo, la inocencia y la fidelidad; y las rojas – digo señalándolas.
  • El amor – suspira Marta cortándome.
  • Así es Marta – la respondo – significan el amor en todo su esplendor, hablan de pasión intensa, de amor ardiente e incluso platónico. Y estas últimas son de mis flores favoritas. Los  tulipanes son una promesa de amor sincero. Simboliza una declaración romántica honesta y una apuesta por una relación exitosa – digo mientras sonrío – pero esto lo estudiaremos todo en el próximo tema – termino por decir.
  • Eso quiere decir que la persona que te las ha enviado te ama mucho ¿no? – me pregunta Pablo.
  • Eso parece – respondo sonriendo – ahora os toca terminar los ejercicios chicos – les digo a pesar de sus reproches.

Con una sonrisa tonta dejo el ramo de flores encima de la mesa y cojo el sobre de mi escritorio. Ya sé de quién es, son de Marco y lo sé porque estos últimos días me ha estado ayudando a planificar el próximo tema de Ciencias Naturales de los niños y hemos estado investigando los significados de las flores. ¿Puede ser más perfecto? Yo creo que no, pero no sé porqué me las ha enviado. Así que abro la carta y me dispongo a leerla.

 

Querida María;

Cuando pensaba que en el mundo no había nada que valiera la pena, tú supiste demostrarme que estaba equivocado, que había algo en mí que no se podía dar por vencido así como así. Al principio no quise escucharte, no porque no tuvieras razón, sino porque siempre he tenido tanto miedo de decepcionar a los demás. Incluso lo tengo de decepcionarte a ti, porque siempre has sabido creer en mí a pesar de todos mis errores, a pesar de todo lo que hago para que las cosas salgan como no se supone que deberían. Y tengo miedo de perderte a causa de eso.

Estaba pasando por circunstancias horribles, pero tú supiste llegar a tiempo en el momento más inesperado. Me salvaste de mí mismo y de los problemas que me rodeaban. ¿Puedes hacerte una idea de lo mucho que significas para mí? Nunca antes nadie había hecho tanto por mí. Miento, tú siempre lo has hecho. Nunca antes nadie me había importado de esta manera, sólo contigo.



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Editado: 25.05.2019

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