Amor Eterno #2 - Resurgir

Capítulo 14 - MI HOGAR

Un dolor me invade todo el cuerpo, los oídos me pitan y como puedo entreabro los ojos. Tengo la vista nublada pero mis manos van a mi cabeza, ya que tengo un dolor insoportable allí. Al hacerlo mis manos tocan algo viscoso, miro mis manos y veo en ella sangre. Me he dado un buen golpe. Intento reincorporarme girándome a la derecha y mi corazón se acelera de golpe. Ante mí se encuentra un abismo. Las gradas han cedido y por poco no caigo por ahí. Llego a hacerlo y no lo cuento. Un poco más a la derecha y habría caído en el boquete que hay en suelo.

Me giro hacia el otro lado y apoyo mi espalda en el suelo para intentar respirar con tranquilidad, para que mi ritmo cardiaco vuelva a ser normal. Ya oigo mejor y los ruidos me invaden. La gente grita y llora por todas partes. Me incorporo con cuidado pero el dolor me invade y es que tengo un cristal incrustado en mi muslo izquierdo. Como puedo y cogiendo fuerzas donde nos las tengo, agarro el cristal y poco a poco voy sacándolo. Grito de dolor y las lágrimas me invaden hasta que consigo sacarlo. Al hacerlo la sangre comienza a brotar de la herida y presiono con mis manos para evitar que salga más. Busco a mi alrededor hasta que encuentro una bufanda por ahí tirada y aunque está manchada, es lo mejor que he encontrado, por lo que la ato alrededor de la pierna para intentar cortar el flujo de sangre.

Me incorporo como puedo, ya que el dolor de la pierna sigue estando ahí y al hacerlo me vengo abajo. Las lágrimas comienzan otra vez y tiemblo llena de miedo. Ante mí está la imagen más horrible que he visto. La gente corre, grita, se empuja… Todo el mundo está desesperado. Me miro para intentar ver si tengo alguna herida más y me encuentro llena de sangre, socia, con la ropa rota y al tocar mi pelo encuentro trozos que al cogerlos los suelto de inmediato provocándome arcadas.

  • ¡BOOM! – otra bomba se produce en alguna parte del estadio.

Me desestabilizo y caigo al suelo. Caigo encima de una chica, me levanto encima de ella y la giro para preguntarla si está bien, pero está muerta. Me separo rápido de ella y me abrazo a mí misma mientras lloro. No sé qué hacer, no sé cómo salir de aquí.

  • Marco – susurro cuando me acuerdo de él.

Me levanto como puedo y miro al campo. La gente ha bajado allí pero no veo por ninguna parte a los jugadores. ¿Estará bien? ¿Le habrá pasado algo? Solo espero que esté bien si le pasase algo me muero.

  • Dios Isquito – recuerdo ahora.

Miro desesperada a mí alrededor, buscándole pero no lo encuentro. Por favor, no, por favor. Me doy cuenta de que no estoy en el mismo sitio en el que estábamos viendo el partido. Al saltar por los aires he debido de caer en otra parte. Camino como puedo esquivando todo lo que hay en el suelo, incluyendo a las personas, y subo los escalenos hasta que llego a nuestros sitios. Miro hacia abajo y lo encuentro acurrucado en el suelo.

  • Por favor, por favor – rezo por que esté vivo, que esté bien.

Me agacho y le toco la espalda. Isquito se gira para mirarme y lo veo llorando. Suspiro aliviada al verle con vida y lo cojo para abrazarlo con fuerza.

  • Estás bien cariño, no pasa nada – intento tranquilizarle mientras le acaricio la espalda ya que no deja de llorar – estamos bien. No me voy a separar de ti ¿vale? – le digo mientras le miro a los ojos.
  • Quiero ir con papi – me dice como pueda mientras llora y me agarra con fuerza.
  • Lo sé cariño – le digo plantándole un beso en la cabeza – te llevaré con él, lo prometo pero ahora tienes que ser valiente y prometerme que vas a hacer todo lo que te diga – le digo mirándolo otra vez – prométemelo Isco – le vuelvo a decir.
  • Lo prometo – me dice – tengo mucho miedo María – me dice y yo le respondo con una sonrisa leve.
  • Yo también pequeño, yo también – le respondo abrazándolo.

Miro a mí alrededor buscando una salida pero no la encuentro. No podemos volver a la zona vip, las paredes se han venido abajo y es imposible pasar. Al campo tampoco podemos pasar las gradas se han venido abajo. Es como si tuviéramos en una isla de la que no podemos salir. Tampoco nos podemos quedar aquí, creo que no es estable, cada vez chirría más las gradas y tengo la sensación de que se vendrán abajo pronto. No podemos quedarnos aquí, esté será el último lugar en el que mirarán.

Dejo a Isquito en el suelo a pesar de que no me suelta pero lo convenzo de que no me voy a mover mucho, que me va a ver, que solo quiero buscar una manera de salir. Miro por el agujero buscando alguna bajada hasta que al final lo encuentro. Es bastante arriesgado por mi pierna pero no hay otra manera.

  • Vamos – le digo a Isco mientras le cojo de la mano cuando llego hasta él – tenemos que salir de aquí – sigo diciendo y él me agarra de la mano.

Vamos esquivando todo y caminando despacio por el dolor de mi pierna pero no podemos parar. Cuando llegamos me detengo.

  • No – me dice el pequeño – no puedo bajar por ahí – me sigue diciendo – tengo miedo – vuelve a decirme y yo me agacho para mirarle.
  • Yo también tengo miedo cariño – le digo – le tengo pavor a las alturas pero no hay otra forma de salir – le explico – no dejaré que te caigas ¿vale? – sigo diciendo y él asiente – tienes que ser valiente – termino de decir.



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Editado: 25.05.2019

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