Mis ojos se cristalizan al verlo pero respiro aliviada al verle bien, al saber que no le ha pasado nada. Y esta vez no me contengo y corro hasta él o eso intento ya que el dolor de mi pierna cada vez es más fuerte. Marco lo nota y corre hacía mí para acortar la distancia. Cuando llego a él paso mis brazos por sus hombros y él me sostiene por la cintura para finalmente pegar mi cuerpo al de él y abrazarle. Sentirle, respirar su aroma y oír los latidos de su corazón.
Es estar con él y no puedo evitarlo y me rompo, suelto todas las lágrimas que llevo conteniéndome desde que encontré a Isquito. Me rompo y lloro mojando la camiseta de Marco. Pero él ni se inmuta, simplemente me abraza con más fuerza y me acaricia la espalda para tranquilizarme, dejándome desahogarme.
Ha sido todo tan duro… Ver a todas esas personas en el suelo inertes, sin vida… Pensé que no saldría de allí pero fue ver al pequeño y me dije a mí misma que tenía que hacer todo lo posible por salvarle, por llevarle de vuelta a casa sano y salvo.
Marco se separa de mí a pesar de que me aferro con fuerza a él y me mira de arriba a abajo para saber si estoy bien. Me mira con detenimiento y con preocupación. Debo de tener unas pintas… Sus manos se posan en mis mejillas limpiando mis lágrimas para después mirarme a los ojos, para mirarme intensamente.
Le acaricio la mejilla y Marco cierra los ojos ante mi tacto. Yo solo puedo sonréir al ver su reacción, al ver el cariño con el que recibe este simple gesto. Ojalá hacerlo sentir así el resto de mi vida. Marco abre los ojos y me mira, me mira intensamente haciéndome participe de todos los sentimientos que acumula, traspasándome y llenándome por dentro. Le miro de igual manera pero él corta el contacto para posar su mirada en mis labios. Veo su lucha interior pero se rinde a sus instintos y a lo que realmente siente.
Se acerca lentamente a mí y yo sé lo que viene ahora, dejándole terminar con lo que acaba de empezar porque es lo que yo también quiero y anhelo. Me coge de las mejillas y acorta la poca distancia que nos queda, posando sus labios sobre los míos. Me besa despacio, acoplándonos los dos y le sigo el beso. Pero el beso cambia, entreabro mi boca por su intensidad y Marco profundiza el beso. Un beso con fuerza, con ansias, anhelo, con amor, mucho amor.
Los dos disfrutamos del beso, un beso que esperaba desde hace mucho tiempo pero que no era capaz de dárselo por temor a que no quisiera o a que me rechazara pero ahora me doy cuenta de que estaba equivocada, de que esto era lo que los dos queríamos. Marco me pega más a él, más si es que se puede y yo me rindo completamente al beso, al beso y a él.
Pero todo lo bueno tiene un final y tenemos que separarnos para coger aire. Mi frente se pega a la de Marco para intentar volver a controlar mi respiración. Me mira y yo me ruborizo consciente ahora de que nos hemos besado delante de todo el mundo y bueno… porqué siempre me pongo roja cuando Marco me hace sentir así. Él sonríe al verme y yo me muero al verle así, de volver a verle de esa manera.
Un dolor incipiente provoca que comience a marearme cuando Marco se separa de mí. Mi mano por inercia se coloca en mi costado, junto en el lugar donde me duele y al separar la mano del cuerpo la encuentro llena de sangre. Pero… cómo… ni me había dado cuenta, ni siquiera me dolía. Pero probablemente haya sido por la adrenalina del momento y ahora que ya estoy relajada todo se magnifica. Mis piernas flaquean ya por el dolor de la herida y pierdo el equilibrio. Antes de caer al suelo Marco me agarra con fuerza.
Quiero decirle que todo está bien, que estoy bien, que todo irá bien pero me cuesta mantenerme despierta, mis parpados se van cerrando y las fuerzas han abandonado mi cuerpo.
Mis ojos se cierran y lo último que escucho es un grito desgarrador que me parte el alma por la mitad.
Intento abrir los ojos pero es como si tuviera una fuerza invisible que me lo impide. No sé qué es lo que ha pasado, no sé qué es lo que me pasa. Solo quiero despertar.