Abro los ojos otro día más sin tener ganas de hacerlo, ojalá volver a quedarme dormido porque allí la tengo junto a mí y al abrir los ojos me encuentro en una pesadilla de la que quiero salir. Pero tengo que levantarme y seguir buscándola, no puedo rendirme, no puedo porque ahora… ahora son dos, voy a ser padre… Aún no me lo puedo creer.
Me levanto y me meto en la ducha para poder despejarme, al salir me miro en el espejo y observo mi cara, la barba sin arreglar de hace un par de días, unas grandes ojeras de no haber dormida poco o nada y mis ojos tristes, sin ese brillo especial que siempre tienen, que ella consigue que tenga.
Bajo a comer algo, aunque la verdad es que no suelo comer mucho, el apetito se me ha ido, solo pienso en ella, en dónde estará, en cómo estará y… simplemente no puedo comer nada.
Mi hermano me mira mientras me tomo un vaso de leche. No se ha separado de mí desde que pasó todo y se lo agradezco enormemente. Mi padre llega hoy de Mallorca y los padres de María mañana. No sé que voy a decirles…
¿Hey? ¿Qué pasa? – me pregunta mi hermano preocupado.
Mañana llegan los padres de María – respondo con lo que estoy pensando.
Sí – me confirma lo que ya sabía - ¿Y? – vuelve a insistirme.
Se supone que tengo que cuidarla, que tengo que protegerla – le digo con la voz entrecortada – Ellos confiaban en mí para ello pero… no he podido hacerlo Igor. ¿Cómo voy a mirarles a la cara ahora sabiendo que la han secuestrado por mi culpa? – sigo diciendo mientras lloro, porque no puedo contenerme.
No digas eso – se acerca mi hermano – tú no tienes la culpa de nada ¿vale? Es culpa de Marina que es una psicópata y se ha vuelto loca – me abraza para reconfortarme – Vamos a encontrarla – dice seguro.
¿Me lo prometes? – le pregunto mirándole a los ojos.
Te lo prometo – me asegura y yo me tiro a sus brazos nuevamente.
No sé qué es lo que haría sin mi hermano, es mi mayor apoyo, a quién puedo contarle todo sabiendo que no va a juzgarme y siempre me va ayudar. Es una de las personas más importantes que tengo en mi vida.
La tarde está llegando a su final, mi padre llegó a la hora de la comida y fue verle y no pude contenerme, llore en sus brazos como cuando era pequeño. Sintiendo me seguro allí entre sus brazos. El timbre de casa suena y me sobresalto. No esperaba ninguna visita. Mi hermano va a abrir la puerta y vuelve serio con unos hombres detrás.
Hola somos el inspector Harrinton y el inspector Fernández – habla el chico moreno y me levanto del sofá para estrecharle la mano – somos los encargados del caso de María – termina de decir.
Hola – me saludo el segundo estrechándome la mano – tú debes de ser Marco el novio de María ¿verdad? – me pregunta y yo simplemente asiento – Queremos hacerle un par de preguntas nada más – termina de decir.
¿Hay algún problema? – pregunta mi padre.
No, no, tranquilos – dice el inspector Harrinton – sólo queremos conocer de primera mano la situación – sigue diciendo – La nota que te dejaron fue una tal Marina ¿cierto no? – asiento nuevamente - ¿La conoce? ¿De qué? – me pregunta.
Marina es mi ex novia – digo maldiciéndome a mí mismo por haber estado con ella – María y Marina se conocieron en Mallorca, ya que María pasaba los veranos allí con nosotros. Antes de comenzar mi relación con Marina, María y yo estuvimos juntos. Yo siempre estuve enamorado de María pero nunca me atreví a decírselo. Empecé una relación con Marina y hace un par de años lo dejamos porque me estuvo engañando. Luego me chantajeó con unas fotos de María comprometidas, si no dejaba a María saldrían a la luz. Básicamente quiere que sea solo de ella, no va a dejarme ser feliz con nadie más que no sea ella, por eso la ha secuestrado, además de que la tiene envidia. Ella siempre me ha tenido, María siempre ha sido la dueña de mi corazón y Marina no lo ha soportado nunca – termino de decir.
Comprendo – dice el inspector Fernández – Es un ajuste de cuentas, está despechada porque no te tiene – sentencia.
Eso y que quiere fama y dinero – suelta mi hermano de repente.
Comienzan a hablar con mi padre y mi hermano sobre los pasos que van a llevar a cabo para buscar a María y yo desconecto de la conversación. Solo quiero verla y saber que está bien.
Marco – me llama mi hermano y reacciono ante sus palabras.
Dime – respondo mirándole.
El inspector te ha hecho una pregunta – me dice y yo me espabilo para centrarme.
Disculpa, no le he oído – le miro algo avergonzado - ¿qué me decía? – pregunto.
Queríamos saber si tiene el número de teléfono de Marina, queremos que hable con ella, a ver si conseguimos rastrear la llamada – me dice.
Claro – respondo sacando el móvil del bolsillo del pantalón,
Me fijo a mí alrededor y me doy cuenta del despliegue de ordenadores que hay encima de la mesa del salón, ni siquiera me había dado cuenta de cuando ha sido. Me dicen que ponga manos libres mientras enchufan el móvil con un cable en uno de los ordenadores y que no puedo decir ningún momento que me he puesto en contacto con la policía. Es importante mantener la calma. Doy a la llamada y espero impaciente a que descuelgue la llamada. Es la primera vez que lo intento, no he sido capaz de llamar antes, no quería conocer una respuesta, una en la que a María le pasa algo.