Amor Eterno #3 - Incendios

Capítulo 10 - NADA FUE TAN FÁCIL

Mi cabeza se apoya contra su pecho y mis manos se pegan a su cuerpo, intentando retenerlo contra mí, que no se vaya de mi lado. Siento que si lo dejo marchar, todo esto simplemente sea un sueño, uno del que no estoy dispuesta a despertarme.

Abrazo a Marco con fuerza mientras lloro desconsoladamente. Lo necesitaba tanto… Mi cuerpo tiembla desfogándose y sin opresión comienza a temblar, soltando toda la tensión acumulada.

Ya está mi amor, ya está, estoy aquí y no me voy a mover de tu lado jamás – termina de decirme mientras deja un beso sobre mi pelo.

Tras oír esas palabras comienzo a tranquilizarme, a calmarme aunque no dejo de llorar, no puedo hacerlo porque no puedo creerme que todo esto haya acabado por fin.

Me separo de Marco solamente para mirarle. Sus manos siguen sobre mi cintura, pegándome a él, sin soltarme. Lo miro a los ojos y veo que también está llorando así que como puedo le limpio las lágrimas que surcan sus mejillas. Marco me muestra una sonrisa débil y pega su frente contra la mía.

No sabes la de veces que he soñado con este momento – me dice bajito para que solamente le oiga yo.

Me mira esperando una respuesta pero las palabras no me salen, estoy muda, sorprendida porque esté aquí conmigo.

Te juro que no he dejado de buscarte ni un solo día – me dice posando sus manos en mis mejillas y yo no puedo hacer otra cosa que llorar – No he dejado de hacerlo – me repite como intentando dejarme claro que me ha estado buscando todo este tiempo – María – me llama.

Mi mirada se había perdido en mis pensamientos y al oír mi nombre en su boca le miro fijamente esperando por sus palabras.

Te quiero amor – me dice acariciando mis mejillas – Te amo mucho mi vida, no lo olvides – me vuelve a decir y yo sonrío al escucharle.

Marco se acerca poco a poco a mí y me besa con dulzura, disfrutando del beso y mientras me acaricia las mejillas recuerdo todos esos sentimientos que me provocan sus besos. Al terminar nos separamos y nos miramos a los ojos. Entonces no puedo evitarlo y le agarro por la nuca para volver a besarlo, intensificándolo y pegándome todo lo posible a él, echando de menos sentirme así. Marco me agarra con fuerza de la cintura pegándome más a él.

Y a pesar de las ganas de tenía de estar así, vuelvo a sentirme vulnerable y lloro de nuevo. Marco pasa mis manos a mis mejillas y se da cuenta de que estoy llorando, por lo que separa sus labios de los míos. Me mira preocupado, dolido y sin saber cómo ayudarme, por lo que opta por abrazarme, acurrucándome de nuevo en él, apoyando mi cabeza en su pecho.

Todo va a estar bien amor – me dice abrazándome – estás a salvo, ya no puede hacerte nada  – vuelve a decirme.

Al oír sus palabras miro a mi alrededor y entonces la veo, veo como unos sanitarios meten el cuerpo de Marina en una bolsa negra y la cierran.

Está muerta.

Ya no puede hacerme daño, ya no puede hacernos más daño.

Suspiro tranquila y agarro con fuerza el brazo de Marco que rodea mi cintura. Entonces es cuando me doy cuenta. Intento limpiarme las lágrimas y me incorporo para mirar a Marco a la cara.

Marco – le llamo para que me mire ya que tiene los ojos cerrados.

Dime amor – me responde rápidamente abriendo los ojos - ¿Estás bien? ¿Te duele algo? Llamo a los médicos ahora mismo – dice apresurado y preocupado.

No, tranquilo, no es eso – le digo para tranquilizarle – estoy bien – digo intentando recomponerme un poco después del llanto.

¿Entonces? – me pregunta con dulzura acariciando mi mejilla.

Yo… esto… - intento decirle pero no me salen las palabras.

¿Ei? Tranquila, todo está bien – me dice besando mi mejilla.

Marco, estoy embarazada – suelto sin más, sin pensarlo mucho más.

Cierro los ojos esperando su respuesta, temerosa por su reacción y su silencio lo único que hace es ponerme más nerviosa.

¿Y si no lo quiere? ¿Y si no quiere ser padre? ¿Y si ya no quiere estar conmigo por esto?

Por favor que diga algo o me volveré loca.

Abre los ojos amor – me pide dulcemente y yo los abro temerosa – No pienses en eso – me dice y le miro confusa.

¿Qué? – pregunto sin entender nada.

Que no pienses en cosas que no son, sé que estás pensando en si no voy a cuidar a ese bebé, en si te voy a dejar por esto… - dice sonriendo y apartando mi pelo de la cara.

¿Cómo sabías? – vuelvo a preguntarle.

Te conozco muy bien pequeña – me dice acariciándome la mejilla – además – hace una pausa que me pone muy nerviosa sobre todo cuando sonríe – ya lo sabía, ya sabía que estabas embarazada – suelta sin más.

¿Cómo? – pregunto incrédula.

Encontré el test de embarazo en el baño – me explica y yo recuerdo lo ocurrido allí - ¿Sabes una cosa? – me pregunto y yo niego sin tener idea – te amo con locura y me siento el tío más afortunado del mundo porque vamos a ser padres de un precioso bebé – me dice sonriendo ampliamente.




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