Amor Eterno

Cap 10.

En medio de mi frustración me olvidé de Roxanne y ¡Ohhh! Que espectáculo acabo de dar.

¡Maldita sea!.
¿Qué fué todo eso?.
¡Jones es un completo neandertal!.

— Ok... ¿Qué fué todo eso allá dentro? – pregunta Roxie, colocando una mano en mi hombro.

— Créeme, quisiera saberlo.

— Ok, vamos, te llevo a tú casa – me dice en un intento de abrazo.

— Chris se fue ¿Cierto? – pregunto con un deje de desilusión en la voz.

— Sí, eso creo.... Yo...  Emm... No lo encontré, asumo que se fué – se encoge de hombros.

— Gracias Roxie – le doy media sonrisa en agradecimiento.

— No agradezcas – me guiña un ojo.

— Ok. Vámonos de aquí.

Mientras todos no miran y cuchichean sobre el espectáculo que acabo, que acabamos de dar.
Caminamos juntas, coloco mi brazo derecho rodeando su espalda y ella imita mi gesto, colocando su brazo izquierdo sobre mi hombro.

Ya en el coche de Roxie el ambiente es mas cálido, le instruyó dónde es mi casa, ella enciende la radio y empieza a sonar la canción "Good for you" de Selena Gómez, y me doy cuenta que me aliste para salir con Chris, me esmeré, pero llegó Jones  y arruinó mi noche, que suponía iba a ser perfecta en compañía de Chris.

Eso nunca cambiará..., siempre mi vida gira en torno a lo malo, mi padre no me ha perdonado por lo que pasó aquella noche que cambió nuestras vidas, las transformó, él me culpa, también yo lo hago, pero mi mamá..., ella no lo hace, y ella ha sido un pilar fundamental en mi vida, luego de esa noche....

Unas lágrimas se deslizan por mis mejillas, lloro por la culpa que siento, soy la culpable de lo que pasó esa noche, lloro porque mi papá aún no me lo perdona, es como si desde ese incidente solo me odiara.

Roxanne interrumpe mis pensamientos tortuosos.

— Llegamos Isa – asiento, limpiando rápidamente mis mejillas. No dice nada más, lo cual agradezco, en realidad no suelo llorar en frente de nadie.

— Gracias Roxie, en verdad te lo agradezco – me da una sonrisa sincera, la cuál le devuelvo.

— No es nada, además somos amiga ¿No? – choca su hombro con mi hombro de forma juguetona – ¿Estás bien?.

— Por supuesto que sí – respondo a su primera pregunta y miento al responder que estoy bien, la verdad estoy muy estresada, cansada y sensible.

— Adiós Isa.

— Adiós Roxie – desciendo del coche y me despido con la mano, doy un largo suspiro.

Me doy vuelta para caminar hacia la puerta de mi casa, cuando alguien me jala del brazo haciendo que de media vuelta.

¿Pero que mierda?!

Me quedo hipnotizada viendo a un castaño de ojos azules que están inyectados en sangre, luciendo un aspecto de culpa.

— Perdón... Perdón.... Yo.... Yo, no sé.... No era mi intención dejarte sola en la fiesta – dice rápidamente. Me safo de su agarre.

— Pues lo hiciste – espeto.

— ¡No debí hacerlo! – revuelve su melena castaña y suspira fuerte – de verdad lo siento, por no regresarte, por no.... Haberte dicho nada y solo desaparecer.

— ¡Sí! – exploto – No debiste hacerlo, pero aún así lo hiciste y te pido que no me des explicaciones.... Es tarde, estoy cansada y lo menos que quiero es que te tomes la molestia de dar explicaciones que no debes y que no me corresponden – se gira inmediatamente y su expresión es dolida, pero lo que el hizo está noche también me dolió.

— Bien, tienes razón – dice tratando de calmarse  – no te corresponde, pero eres mi amiga... ¿O no? ¿Ya se te olvidó? ¿Dónde queda eso de qué soy un idiota? ¿Ah? ¿Lo de loquita? ¡Dime! – me mira directo a los ojos.

— ¡Lo somos, y, no, no me olvidó de que somos amigos! – digo con un nudo en la garganta, mis ojos pican y lucho contra las lágrimas que quieren salir de ellos – creo que deberías irte a tu casa y descansar, mañana hablamos – se da media vuelta, quedando de espaldas a mí y agacha la cabeza. ¿Pero, por qué estoy enojada exactamente? No sé –  y sabes qué?.

— ¿Qué? – dice con desgana.

— Eres un idiota – entonces pasa... Se gira viéndome directo a los ojos y con su sonrisa perfectamente blanca y me besa.

Un beso suave, delicado, calmado y a la vez desesperado, su boca sabe a menta y es exquisito.

Ambos estamos agitados por falta de aire, entonces se separa un poco de mis labios.

— Me gustas Isabella – confiesa en un susurro sobre mi boca, que no sería capaz de escuchar sino estuviésemos tan cerca. Retrocedo un poco para mirar esos ojos azules ensombrecidos.

— Es mutuo – le digo y tiro de sus hombros hacia mi, impactando nuestros labios nuevamente, esta vez en un beso más acelerado por la emoción del momento.

🖤

 




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