Cap 23.

[Narrador omnisciente]
 

Las dos parejas de jóvenes: Roxanne y Ferman, Christian e Isabella se bajan del auto del castaño ojiazul.
 

—¿Ya dije que estás muy hermosa hoy? —le susurra Chris al oído de Isabella. ella se estremece por la cercanía.
 

—Sí...Tú también estás muy guapo hoy —sonríe él, mostrando su hoyuelo.
 

Entrelazan sus brazos mientras se adentran al lugar, sus dos amigos van detrás de ellos en silencio, ambos están nerviosos y no se atreven a iniciar conversación alguna.
 

—Hola bro —saluda Jones, viendo intensamente a Isabella con sus ojos avellana.
 

—Qué hay bro —devuelve el saludo Chris, mientras Isabella se remueve un poco incomoda al lado de su acompañante, por la atenta mirada del chico de ojos color avellana. El castaño ojiverdes sujeta el brazo de Jones, advirtiéndole algo con la mirada, que ella no logra descifrar.
 

—¿Cómo estás nena? —pregunta el chico, tratando de ser cortés, el ojiverdes afianza el agarre en el brazo de su mejor amigo y endurece el gesto, pero no dice nada.
 

—Bien "nene" —le responde, agarrando valor de sus ovarios.
 

No dejes que vuelva a intimidarte. Le dice la conciencia de la rubia.
 

Ferman y Roxanne se acercan al grupo y saludan amablemente a el anfitrión, calmando un poco el ambiente tenso. El lugar está decorado con luces neón en todos los colores posibles, la música alta retumba en el espacio y los invitados se ven bastante cómodos tomando alcohol.
 

Se acercan a unas bancas de madera y se sientan en ellas.
 

—Hey —susurra Isabella a Chris, que esta ubicado a su lado derecho— ¿Por qué Jones es así conmigo? —se acerca más al joven, llegando al punto de invadir su espacio personal, pero la curiosidad en ella, es más grande que cualquier tipo de vergüenza que pueda sentir en ese momento.
 

Él la mira directo a sus esmeraldas y sonríe coqueto por la cercanía —No puedo contestar esa pregunta— se acerca más a ella y la rubia se engancha en su mirada.
 

Ve lo hermosas que son las facciones de su rostro y la intensidad de sus ojos cuando la ve. No asimila cómo él la ha ayudado a abrirse un poco más y a hablar de su hermano, su perdida y todo lo que sufrió (omitiendo detalles). Una idea descabellada pasa por su mente y sonríe mientras inclina su rostro un poco más cerca al del castaño, quien observa atentamente sus movimientos, están tan cerca que las puntas de sus narices rozan si se mueven un centímetro más.
 

—¿Por qué no? —insiste ella.
 

—¿Quieres saber? —ahora es él quien hace la pregunta, ella asiente— bien, ¿Por qué no le preguntas? — la rubia se desinfla y aleja rápidamente de su acompañante. Él siente frío en cuanto ella se aleja, pero no puede darle las respuestas que quiere, no si el implicado no es él.
 

—Ok.
 

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Por otro lado está Roxanne y Ferman, sentado uno al lado del otro. Estaban hablando cuando en un impulso él se acerco y besó los lindos labios de la pelinegra, se separaron con sus respiraciones irregulares.
 

—Wow —dice la chica.
 

—Yo..yo.. Lo siento —se pone de pie, avergonzado por su arrebato y desaparece por un largo, largo rato.
 

Ella se sintió mal por su actitud, pero no dijo nada, en el fondo cree que está creando sentimientos hacía él. Se levanta con toda la dignidad que le es posible en ese momento y se acerca dónde su amiga, que tiene una cara de culo gracias a que el chico a su lado no resuelve sus preguntas, pero entiende que no es que él no quiera hacerlo solo que respeta los temas personales de su amigo.
 

—¿Interrumpo? —pregunta con poco ánimo, Isabella la observa y ve que su semblante no es el mismo que cuando salieron de casa.
 

—No —responde Chris y le susurra— ve con ella, parece que no se encuentra bien —él es hombre, pero no es estúpido y puede reconocer cuando una chica se siente mal. Ella asiente y se levanta para ir junto a su amiga— ¿Qué pasa?
 

—Lamento si te interrumpí...—comienza, pero la rubia la calla de golpe.
 

—No te disculpes, no interrumpiste nada— asegura.
 

—Qui...quiero irme —dice desviando sus ojos negros de la mirada preocupada de su amiga y abrazándose a sí misma.
 

—Mira Roxie, no te forzaré a contarme nada, además, sé que cuando estés lista y si quieres contarme que pasó, lo harás ¿De acuerdo? —asiente.
 

—Gracias —responde aguantando el picor en sus ojos, que indica que está a punto de llorar.
 

—No agradezcas, no he hecho nada, además estoy aburrida —eso le saca una sonrisa a la chica frente a ella— ¿Nos vamos?
 

—Yo me voy, tú te quedas...no quiero dañar lo que te ha planeado Ch...—se calla de nuevo, como en casa de Isabella.
 

—A la mierda, espera...¿qué dijiste?
 

Sonríe inocentemente mientras responde— nada —ya se siente un poco mejor de ánimo.
 

—Jumm, sabes que no te creo —insiste la rubia, su curiosidad es muy grande.
 

—Que ya lo sé, pesada. Bueno ¿me acompañas a tomar un taxi? 
 

—Vamos.
 

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