Sofí había regresado a la Toscana; había pasado unos días maravillosos con Estefan.
Le habían llamado para hacerle una entrevista de trabajo en el Museo Di San Marco; estaba muy ilusionada por ello.
—¡Vete, no vayas a llegar tarde! A los trabajos hay que llegar siempre antes de la hora —dice Paola.
—¡Si lo sé, abuela! Hay que dar siempre buena impresión, chao.
—¡Sofia Bianchi! —gritó Paola.
—¡Qué ocurre, abuela! —¿Por qué gritas? —dice Sofí.
—¡No se te olvida nada, jovencita! —Yo creo que sí... Yo no te crié para que te comportes así. ¿Te vas sin darme un beso? —dice Paola.
—¡Ay, abuela! Se me olvidó, pero no hace falta gritar...
—Ahora sí, hija, ya puedes irte. Ve con cuidado y no corras con el coche. ¡Chao, Sofí! —dice Paola.
—Sí, abuela, voy con cuidado. Chao —contestó Sofí.
Estefan llamó por teléfono a Sofí; mientras iba conduciendo, puso el manos libres.
—Hola, cielo, voy conduciendo, dame unos minutos que aparque y hablamos. ¡Chao! —dice Sofí.
—¡Hola, amore mío! Vale, cuando puedas, me das un toque. Chao.
Sofí aparcó un poco más adelante, junto al museo.
—¡Hola, cariño! ¿Cómo estás? Yo tengo una entrevista ahora mismo; me llamaron ayer.
—¡Hola, nena! —¡Me alegro! Yo bien, amor, estoy en casa pintando. Por aquí hace un día nublado y está oscuro, y hace bastante frío. Estoy seguro de que la entrevista te va a salir bien, amore, eres muy buena en tu trabajo —dice Estefan.
—¡Gracias, cariño! Eso espero... Te quiero, cariño, ¿lo sabes, verdad?
—Lo sé, amore, lo tengo siempre presente. El amor verdadero solo pasa una vez en la vida; si lo dejas pasar, no lo vuelves a encontrar... —dice Estefan.
—Eres todo un poeta, amor, siempre me mandas hermosos poemas de amor que te salen de lo más profundo de tu alma.
—¿Sabes que antes jamás me había ocurrido? —Desde que te conocí, hay cosas en mí que has hecho cambiar, has sacado lo mejor de mí, que estaba escondido, oculto dentro, y eso te lo debo a ti, amore —dice susurrando Estefan.
—¡Gracias, cariño! Pero eso es porque tú eres así… Ahora te tengo que dejar. ¡Te amo! —Chao—dice Sofí.
—Llámame cuando salgas, nena, te amo, amore. ¡Chao! —dice Estefan.
Paola salió de la casa, fue a comprar el pan.
El suelo de sus calles es de piedra, y Paola tropezó y cayó al suelo, perdiendo el control de su pequeño cuerpo. Un hombre que pasó por allí la vio y se acercó a ella para ver cómo estaba. Paola se había dado un golpe en la cabeza y había perdido el conocimiento…
¿Qué pasará con Paola?
¿Frustrará la vida de Sofí?
#19146 en Novela romántica
#11820 en Otros
#3603 en Relatos cortos
amor, destino. casualidad. diferencias. amor, pasion romance y amor
Editado: 04.02.2023