Amor Eterno

Capitulo 23 ¡Mi Oferta De Trabajo! ¡Los 15 años De Adele! Últimos Capítulos.

Transcurrieron dos meses después. El emprendimiento de Andrea fue dando resultados poco a poco; fue siendo reconocido gracias a sus maravillosos trabajos.

Muchos clientes le pedían a Andrea que organizara sus fiestas con la ayuda de su mamá, Madelyn. Dado que Andrea no podía con todo, decidió solicitar la ayuda de su hermana Ana Karina para que la asistiera en agendar las fiestas de los clientes, ya que el nuevo periodo escolar estaba por comenzar y no tendría suficiente tiempo para trabajar y estudiar.

Un día, mientras Andrea organizaba un regalo que un cliente le había encargado, recibió un mensaje en su cuenta de Instagram. Al abrirlo, leyó:
—Buenos días, soy Marisa Paredes. Espero que estés bien. Te escribo para pedir tu ayuda con la fiesta de cumpleaños de mi hija Adele, que está por cumplir 15 años. No quiero cancelar la celebración, por favor, contáctame—. Se despidió.

Andrea finalizó de leer el mensaje y se puso en contacto.

—Hola, buenos días. ¿Podría hablar con la señora Marisa Paredes, por favor? —dijo Andrea.

—Buenos días, Andrea. Soy la señora Marisa—respondió con amabilidad.

—Leí tu mensaje en Instagram, donde me pedías ayuda. ¿Dónde podríamos vernos?—preguntó Andrea.

—En mi casa, si lo deseas, puedo enviar al chófer a recogerla—dijo la señora Marisa.

—Está bien, me prepararé—respondió Andrea.

—Hasta luego —se despidió la señora Marisa.

Andrea finalizó su conversación y se dirigió a la habitación. Allí preparó a su pequeña, vistiéndola con un hermoso vestido, manoplas y un gorrito. Ella misma optó por un vestido ajustado y unas zapatillas, alisó su cabello, se maquilló los labios y llevó su tablet para anotar toda la información de la fiesta.

Luego llegó la camioneta que llevaría a Andrea a casa de la señora Marisa. Andrea salió de su casa, cerró la puerta y el chofer, al bajarse del vehículo, le ayudó a subir antes de dirigirse hacia la mansión.

Poco después, llegamos a la mansión, que era amplia, de colores vibrantes y contaba con un hermoso jardín. El chófer se detuvo en la entrada, donde la señora Marisa salió a recibir a Andrea.

—Buenos días, Andrea. Gracias por estar aquí—sonrió la señora Marisa.

—Buenos días, gracias—respondió Andrea.

Andrea pasó con la señora Marisa y tomaron asiento.

—Gracias por venir. Necesito tu ayuda para organizar la fiesta de mi hija Adele, que está a punto de cumplir 15 años. La persona que nos estaba ayudando se retiró y no quiero cancelar la celebración, ya que mi hija está muy emocionada. No quiero arruinar su ilusión —comentó la señora Marisa, con una tristeza evidente.

—No te preocupes, yo la ayudaré y no tendrás que cancelar la fiesta. ¿Para cuándo es?—preguntó Andrea.

—Dentro de un mes—comentó la señora Marisa.

En ese instante, la ama de llaves apareció y sirvió el café.

—Gracias —dijo Andrea, sonriéndole a la ama de llaves.

—No hay de qué, señorita—se despidió la sirvienta.

—¡Un mes! Es demasiado poco tiempo; necesitamos comenzar a organizarnos ya—respondió Andrea, sorprendida.

—Si el problema es el dinero, no se preocupe por dónde empezamos—respondió la señora Marisa.

—Primero vamos a organizar la sesión de fotos para Adele—sugirió Andrea.

—Voy a buscar a mi hija para que se prepare y podamos irnos—respondió la señora Marisa.

Luego, la señora Marisa se dirigió a la habitación en busca de Adele. Al bajar, Adele lucía un hermoso vestido con pequeños tacones. Se hizo unos bucles en el cabello y aplicó un poco de maquillaje que realzaba su figura.

—Buenos días, Andrea. Te agradezco mucho por ayudarme —dijo Adele, abrazándola con una sonrisa.

—¡Buenos días, Adele! Es un placer conocerte. No te preocupes, me encargaré de que tengas una fiesta maravillosa. Debemos irnos, ya nos espera una sesión de fotos—dijo Andrea.

Después, la señora Marisa tomó su cartera y Adele su bolso. Salimos de la casa, donde nos esperaba el chófer para llevarnos. Él abrió la puerta con cuidado, ayudó primero a Adele a subir, luego a la señora Marisa y, finalmente, a Andrea. ¡Nos pusimos en camino!

Mientras avanzábamos por el camino, el chófer preguntó:
—¿A dónde nos dirigimos, señorita?

—Por favor, llévame al parque—pidió Andrea amablemente.

—Está bien, señorita—dijo el chófer.

Unos minutos después, llegamos al parque. El chófer se estacionó, bajó del auto, abrió la puerta y primero se bajó Adele, seguida de la señora Marisa y, por último, Andrea.

Andrea dejó a su hija bajo el cuidado de la señora Marisa mientras ella tomaba las fotos. Adele le mostró cómo posar y le dio el número 15 para que lo sostuviera durante la sesión.

—No me agrada este lugar, mejor vayamos a otro—dijo Adele, visiblemente molesta.

—Vamos a encontrar un lugar más tranquilo—dijo Andrea con cariño.

Cerca del parque, a unas cuadras, había una cafetería. Andrea entró con Adele y la señora Marisa.

—Buenos días, ¿sería posible que tuviéramos una sección de fotografía para una quinceañera?—preguntó Andrea con amabilidad.

—Buenos días, señorita Andrea. No tengo inconveniente, puede pasar a nuestro cafetín. Si desea algo de nuestro servicio, estaremos a su disposición —respondió Cristian.

—Gracias, nosotras le informaremos—dijo Andrea.

La señora Marisa se sentó mientras cuidaba a la hija de Andrea. Por su parte, Andrea preparó las cámaras, ajustó la luz y el brillo, le mostró a Adele cómo posar y le pasó el número 15 para que lo sostuviera durante la sesión de fotos.

Adele comenzó a repartir sonrisas en cada sesión de fotos, sintiéndose muy contenta. La señora Marisa la observó mientras Andrea le hacía las últimas tomas, sonriendo al ver a su pequeña disfrutar tanto del momento.

Andrea finalizó la sesión de fotos para Adele y luego se sentaron. El dueño de la cafetería se acercó a su mesa.

—¿Desean algo de beber, señoritas?—preguntó el señor Cristian.



#809 en Novela romántica

En el texto hay: juventud, traicin, ronance

Editado: 26.04.2025

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