Capítulo 25 ¡La enfermedad De Mi Hermano! Antepenúltimo Capítulo.

El hermano de Andrea, Esteban, presentó sus exámenes finales en la universidad, pero comenzó a sentirse mal. Sufría de fuertes dolores de cabeza y sus piernas no le respondían, sin importar cuánto intentara moverse. Su profesor decidió ir a la habitación donde estaba Esteban, ya que él nunca falta a los eventos de la universidad, y esa vez no había asistido.

Al entrar en la habitación, el profesor vio a Esteban desplomado en el suelo. Intentó ayudarlo a levantarse, pero no podía moverse.

—Muchacho, ¿por qué no dijiste que te sentías mal? ¿Cuánto tiempo llevas enfermo? —preguntó el profesor, visiblemente preocupado.

—No quería causar inconvenientes, pero he estado enfermo durante semanas. Solo tomaba un analgésico para el malestar, pero hoy intenté moverme y no pude; me duelen mucho las piernas —dijo Esteban, afectado por el dolor.

—Como sus maestros, es nuestra obligación velar por ustedes—dijo el profesor. Llamaré a un médico para que nos brinde su ayuda.

El profesor tomó el teléfono y realizó una llamada.

—¡Buenos días! Tengo una emergencia con uno de mis alumnos—exclamó el profesor Max.

—Buenos días, por favor intente calmarse. ¿En qué podemos asistirlo?—dijo la recepcionista.

—Mi alumno Esteban no puede mover las piernas y le duele mucho—explica el profesor, preocupado.

—Llamaremos a una ambulancia para que lo lleve al hospital—indicó la recepcionista.

—¡Por favor, vengan rápido, necesitamos ayuda! —solicitó el profesor.

Al finalizar la llamada, el profesor intentó acostar a Esteban en la cama, pero el dolor en sus piernas se lo impedía. Unos minutos más tarde, llegó la ambulancia y el profesor bajó de la habitación para ayudar. Al ingresar, los enfermeros lo subieron a la camilla mientras él llevaba consigo los otros exámenes de Esteban, así como sus documentos personales. Luego, avisó a la directora:

—Directora, tenemos una emergencia con uno de los alumnos, es el hermano de Andrea y necesita atención médica —informó el profesor. Tras ello, salió de la dirección y se subió a la ambulancia para acompañar a Esteban.

Más tarde, la ambulancia llegó con Esteban y los camilleros lo llevaron al hospital. El profesor se quedó en la sala de espera mientras atendían a Esteban. La doctora Camila comenzó a medir los signos vitales para verificar si su presión era adecuada.

—Por favor, ayúdame, me duelen mucho las piernas —lloró Esteban por el dolor.

—Buenos días, Esteban. Intenta relajarte; voy a darte un calmante para aliviar el dolor. ¿Desde cuándo has estado enfermo? —le pregunta la doctora, buscando tranquilizarlo con su voz.

—He estado enfermo durante semanas y solo tomaba un analgésico para aliviar el dolor. Hoy intenté mover las piernas, no respondieron y caí al suelo—respondió Esteban, sintiendo mucho dolor.

—Voy a realizarte unos exámenes y luego te administraré un calmante. Necesito tus datos para completar tu historia clínica—le informó la doctora.

—Está bien, doctora—respondió Esteban, intentando tranquilizarse.

La doctora tomó una hoja para registrar la información del paciente Esteban.

**Nombre completo:** Esteban Daniel Martínez Sandoval.

**Cédula de identidad:** 32.632.103

**Edad:** 18 años

**Estudiante:** Sí

**Hermanos:** Sí, tiene una hermana.

—Voy a llevar tus datos a la recepcionista para que te haga la historia clínica. Mandaré a buscar a la enfermera para que te realice los exámenes —indicó la doctora antes de retirarse.

La doctora Camila entregó los datos a la recepcionista cuando el profesor de Esteban se acercó a ella.

—Buenos días, doctora. ¿Cómo está el paciente Esteban? —preguntó el profesor con preocupación.

—Buenos días, profesor Max. El alumno Esteban se encuentra estable. Realizaré los exámenes y le avisaré cuando tenga noticias—comentó la doctora antes de retirarse.

Unos minutos después, la doctora llegó acompañada de la enfermera y ambas se dirigieron a la habitación donde estaba Esteban.

—Buenos días, vengo a tomarle una muestra de sangre—dijo la enfermera.

—Está bien—dijo Esteban, esforzándose por contener el dolor.

La enfermera le tomó la muestra y después se retiró para llevarla al laboratorio. La doctora Camila le aplicó un sedante para aliviar el dolor, y poco a poco Esteban fue quedándose dormido debido al efecto del calmante. Salió de la habitación para buscar los resultados y contactar a la hermana de Esteban.

La doctora recibió los exámenes de Esteban, y al revisarlos encontró que el paciente presenta un tumor cerebral.

Poco después, la doctora fue a buscar un café en el cafetín, esperando que Esteban se despertara. Al regresar, se dirigió a la habitación de Esteban para informarle sobre los resultados de sus exámenes.

—¿Cómo te sientes, Esteban?—le pregunta la doctora con una voz suave.

—Aún me duelen las piernas y no puedo moverlas, ¿qué me ocurre, doctora? —preguntó Esteban, visiblemente entristecido.

—Debes mantener la calma; no tengo buenas noticias. Los resultados no fueron como esperábamos. Debes ser fuerte —respondió la doctora, intentando tranquilizarlo.

—¿Qué pasa con mis piernas? ¡No puedo moverlas! —gritó Esteban, alterado.

—Los resultados indican que tienes un tumor en el cerebro, lo cual explica los intensos dolores de cabeza y la ineficacia de las pastillas. Necesitamos realizar una operación para extirpar el tumor, ya que está afectando tus piernas. Si no lo hacemos, podrías perder la capacidad de caminar— explicó la doctora.

—No quiero perder mis piernas, deseo volver a caminar —expresó Esteban con firmeza.

—Debes calmarte, la operación no es tan simple y tiene su procedimiento. Llamaré a tus familiares para que vengan. Buscaré al neurocirujano para que me apoye; podremos discutir el caso y la operación—le dijo la doctora.

—Te lo ruego, ayúdame—suplicó Esteban, lleno de tristeza.