Andrea se despertó temprano para ir a la sucursal, ya que hoy era su primer día de trabajo. Se dio una ducha caliente y eligió un vestido azul del escaparate, que combinó con una chaqueta y unas zapatillas. Se hizo unos bucles en el cabello y se aplicó un poco de maquillaje en los ojos y labios. Luego preparó a su hija, le dio un baño y se emocionó al escucharla balbucear sus primeras palabras. Le eligió un encantador vestido rojo, con manoplas y gorrito, y le dio un beso en la frente.
Con la pañalera y su bolso en mano, bajó con su niña para desayunar.
La Nana de la señora Miriam había preparado un delicioso desayuno y lo sirvió en la mesa. Andrea tomó asiento y comenzó a desayunar.
—Buenos días, Señorita Andrea. Disculpe que la moleste, pero si lo desea, puedo ayudarla a cuidar de su pequeña Evelyn mientras usted trabaja —sugirió la Nana Luisa con una sonrisa.
—Buenos días, señora Luisa. Le agradezco mucho por su ayuda. Si necesita algo, no dude en llamarme—dijo Andrea mientras se despedía de su pequeña.
Desprenderse de su niña, tan pequeña, le resultaba difícil. No quería dejarla sola, pero sabía que lo hacía por su bienestar. Con el corazón apachurrado, tomó su bolso y se dirigió a la sucursal a trabajar. Hacía todo lo posible para que a su hija no le faltara nada, excepto su cariño.
Al entrar a la sucursal Andrea, algunos de sus compañeros la recibieron con cariño, otros solo la miraron con desprecio. En ese momento llegó la señora Mariana le dió la bienvenida, la llevó a su oficina, le entregó la agenda con todos los eventos a realizar este mes.
Poco después la señora Miriam se retiró para su oficina, Andrea comenzó a organizar la agenda, hizo un pequeño espacio para la fiesta de compromiso de Vanesa.
Andrea se quedó un momento pensando
Porque sus compañeros la miraban con desprecio será porque ella era nueva por eso la miraba de esa forma.
Andrea respiró profundo, continuó trabajando. La primera fiesta que debía organizar en su agenda era el aniversario de la sucursal celebraba su décimo aniversario, para esa ocasión Andrea organizará una celebración especial.
Busco los nombres de los socios de la sucursal en la computadora junto con sus números de teléfono , lo fue llamando uno por uno para confirmar su asistencia para la fiesta sorpresa de aniversario.
Llamó a una agencia especial, para elaborar las invitaciones, trajera el mobiliario con las decoraciones .
Andrea salió un momento de la oficina para hablar con sus compañeros de trabajo.
—¡Buenos días, equipo! Espero que todos estén bien. El aniversario de la sucursal se acerca y quiero organizar algo especial. Agradecería mucho su apoyo —dijo Andrea amablemente.
—¡Buenos días, Andrea! ¿En qué podemos ayudarte? —dijeron Leonardo y Paula.
Los demás compañeros solo la observaban en silencio.
—Las decoraciones y el mobiliario ya están en camino, así que vamos a comenzar a organizar todo en el salón social—informó Andrea antes de retirarse.
Poco después, Andrea se dirigió a la entrada de la sucursal para recibir a quienes traían las decoraciones y el mobiliario. La llevaron al salón, donde sus compañeros la apoyaron en la organización de todo. Andrea se encargó de armar las mesas y cubrirlas con manteles blancos, mientras sus compañeros colocaban globos, creando un arco y preparando un fondo para fotos, ideal para la fiesta. Además, otros compañeros se unieron a Andrea para ayudar con el mobiliario. Más tarde, la señora Mariana llegó y colaboró con las decoraciones que faltaban.
—Gracias, Andrea, por esta hermosa sorpresa de aniversario —comentó la señora Mariana, llena de alegría.
—No me agradezca, señora Mariana, no lo hice sola, conté con la ayuda de mis compañeros—respondió Andrea.
Unos minutos después, sus compañeros salieron a almorzar, mientras Andrea se dirigió a su oficina para llamar a la agencia de catering. Tomó su teléfono y realizó la llamada.
—Buenos días, soy Andrea Martínez. Les llamo para solicitar su servicio para una celebración especial en la sucursal—dijo Andrea, un poco nerviosa.
—¡Buenos días, señorita Andrea! Un placer saludarla. ¿Qué comida le gustaría que organicemos? —le preguntó el coordinador Maximiliano.
—Me gustaría un arroz con filete de carne y salsa, acompañado de vegetales alrededor. Para las bebidas, un cóctel de frutas y un postre especial que ustedes recomienden. Es para una celebración importante y necesitaré que la comida sea suficiente para 150 personas, incluyendo al personal—explicó Andrea.
—No se preocupe, señorita, todo saldrá bien —dijo el coordinador antes de despedirse.
Después de que Andrea terminó de hablar con el coordinador sobre la comida para el aniversario, se preparó un café en la cafetera y luego fue a almorzar. Al concluir su almuerzo, sonó su teléfono y ella contestó.
—¡Buenas tardes, mi niña! ¿Cómo estás?—dijo Madelyn con cariño.
—¡Buenos días! ¿Cómo estás, mami? Qué hermosa sorpresa. Estoy bien—respondió Andrea, dejando escapar una lágrima.
—Estoy bien, mi niña. Te extraño mucho, hija. ¿Cómo está mi nieta? —dijo Madelyn.
—Yo también te extraño mucho, mami. No ha sido fácil adaptarme a esta ciudad. Tu nieta está hermosa y ya ha dicho sus primeras palabras. Estoy trabajando en la sucursal y organizando una fiesta sorpresa por su aniversario. ¿Cómo estás, Ana Karina? —le comentó Andrea.
—Me alegra mucho que estés trabajando en la sucursal. Ten paciencia, mi niña; recuerda que todo comienzo es difícil, pero sé que lo harás muy bien. Espero que puedas venir para el cumpleaños de mi nieta y así podamos hacerle la fiesta juntas. Ana Karina está bien, está haciendo sus terapias y ha mejorado mucho —dijo Madelyn con tristeza.
—Gracias por tus palabras, mamá. Haré lo posible por ir; no quiero que mi hija celebre su cumpleaños sin su abuela y su tía. Debo irme, mamá, tengo mucho trabajo para el aniversario—le dijo Andrea despidiéndose.