Amor eterno.

La elegida

La luna está en su máximo esplendor iluminado todo el lugar con su intensa y deslumbrante luz, pero mis ojos solo la pueden ver a ella.

- Señorita.

Ella gira lento para mostrarme su rostro. - Que pasa caballero.

En ese momento logro ver una luz en su pecho.. ¿Un collar? No, es algo más como si se encontrara dentro de su cuerpo.

- ¿Caballero?

- Lo siento mi lady, me preguntaba el porqué me ha traído aquí.

- Mañana partiremos y quería que al menos en este momento disfrutemos de la tranquilidad y la paz que la noche nos ofrece. Cierre los ojos y escuche la dulce melodía que el viento nos ofrece, sienta en su cuerpo como la madre naturaleza nos está hablando.

- Déjeme decirle de la forma más cortes y educada que usted es muy rara.

- Ja ja ja supongo que si lo soy. Lamento que sea usted quien tenga que lidiar con mis locuras sir.

A la mañana siguiente todo está listo para partir, la princesa tiene un hermoso carruaje y lleva consigo a dos doncellas para servirle mientras yo encabezo a todos los guardias que la escoltaran en este viaje en el cual pasaremos por varios pueblos hasta llegar al castillo del emperador dragón como si eso fuera posible.

Esto es una misión suicida o una perdida de tiempo total.

- Capitán tengan cuidado al llegar a las fronteras aunque todavía no llegan los reportes ese lugar es la concentración de todas las bestias que quieren invadimos.

- No se preocupe mi rey protegeré con mi vida a la princesa de ser necesario.

Así emprendimos nuestro viaje llevando lo más valioso que el reino tenía. Una princesa que es sacerdotisa y a la vez futura esposa del emperador dragón un ser mitológico qué nadie ha visto en décadas, pero que todos creen que aún vive y por alguna extraña razón tienen más fe en que acepte a esta niña como su emperatriz.

Sin duda alguna esta es una misión suicida. Cabalgamos por horas hasta llegar al primer pueblo, se puede ver la devastación y hambruna qué están sufriendo, como si la guerra no fuera poco hay un incremento en saqueadores qué se llevan todo lo que pueden aunque eso sea unos cuantos granos de arroz.

- Mi princesa no baje por favor.

- Este es mi deber como sacerdotisa, no me voy a quedar en el carruaje mientras estas personas suplican ayuda.

- Pero están sucias y enfermas. ¡Princesa!

La veo tomar su pañuelo y comenzar a limpiar los rostros de los niños mientras ordena que se les entregue agua y comida.

- Tenemos un problema, el agua del lugar está contaminada lo que ha provocado que se extiendan las enfermedades. Hay un granero lleno de cadáveres.

- Sir Vlard tiene que prender fuego ese granero en lo que yo me encargo del agua.

- ¿Encargar del agua?

- El fuego acabará con los gérmenes qué todavía se siguen esparciendo por el viento.

Ella camina hasta el pozo de agua para luego arrodillarse y comenzar a orar. Sabía que era una tonta princesa, las oraciones no sirven para nada. Me volteo y de repente siento un fuerte ruido atrás de mí.

- Que paso aquí.

- El agua ahora fluye, hará un camino qué la lleve a los cultivos para que estos vuelvan a brotar mientras esta poco a poco se limpia desde adentro. Todas tomen cubetas y comiencen a repartirlas casa por casa, todos se tienen que bañar con ella para sanar.

- Si mi princesa.

Simplemente, no lo puedo creer, esta niña con cara de tonta acaba de hacer algo grandioso y da las órdenes a la perfección. ¿De verdad ella es la elegida por los cielos?

- Sir usted también comience a ayudar, no podemos quedarnos quietos en un momento así.

- Ah si claro ahora mismo.

Mientras todos trabajan yo preparo comida para levantar el ánimo, podía esperar muchas cosas, pero esto sin dudas no. Una princesa que ha pasado toda su vida encerrada en un castillo con personas que le colocaban hasta los zapatos ahora está cubierta de lodo, trabajando a la par de los demás sin quejarse en lo absoluto.

Que equivocado estaba al juzgarla por la portada sin siquiera intentar leer su interior. Con que cara me quejo yo cuando todos me toman de una forma siendo que soy lo contrario si yo soy igual que esos idiotas.

- Princesa aquí tiene, coma mientras este caliente.

- ¿Lo has cazado tu mismo?

- Claro, a mi lado no pasará hambre, ya que crecí en una montaña y en ese lugar si no eres fuerte te mueres de hambre.

- Que interesante, debió ser duro, pero a la vez muy gratificante y pacífico.

- Lo era. Que hay de usted mi Lady.

- Yo no tengo nada interesante que contar, desde que nací siempre he estado detrás de los grandes muros, pero te contaré un secreto siempre soñé con volar lejos de ellos y ver que hay más allá.

- Más allá solo hay muerte. No se perdió de nada.

- Siempre hay más sir Vlard, así como hay muerte también hay vida, esperanza, sueños, anhelos y ganas de seguir viviendo. Si solo pensamos en que vamos a morir nos estaríamos olvidando que tenemos que vivir.

No entiendo por qué cuando estoy al lado de ella mi cuerpo reacciona de esta manera. Mi corazón se acelera, mis manos sudan y siento una desagradable sensación en el estómago. Tal vez es porque ella intenta purificar mi alma sin darse cuenta.

- Princesa le puedo hacer una pregunta.

- Lo escucho.

- ¿Usted puede purificar almas?

- Ja ja ja habla sé un cuerpo contaminado por la maldad acaso sir.

- Puede ser.

- Si podría intentarlo aunque nunca lo he practicado, a lo mucho he dado consuelo a los moribundos asiendo que sus almas estén en paz para marchar tranquilas.

- Entonces es algo que tiene que hacer por voluntad propia y no por casualidad.

- ¿Usted se refiere a que si me acerco y lo tocó o algo así su alma se sentirá tranquila?

- Exacto.

- No creo que funcione así. Tengo que concentrarme y rezar. ¿Por qué lo pregunta?

- Tenía curiosidad.

Esto es grandioso, pero de todas formas puede haber una posibilidad en que si lo este haciendo sin darse cuenta. No le encuentro otro significado a esto que siento.




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