Ayla quito mi armadura y la camisa para ver mi cuerpo completo, se tomó el tiempo de examinarnos lentamente encontrando una lastimadura en mi costado izquierdo.
- Lo sabía, ahora lo voy a curar.
- No hace falta, no es nada grave y se curará solo.
- Si sabe que esos monstruos poseen veneno y que si las heridas no se tratan a su debido tiempo provoca que el veneno se esparza comiéndose su carne. Vamos capitán no es tan ignorante o sí.
- Una princesa no puede hacer esto y menos con un hombre.
- Ya curé a todos aquí y su cuerpo no es tan diferente del mío. Mejor dejé de perder el tiempo y déjeme ayudarlo.
Puedo sentir sus manos frías tocar mi cuerpo y es la primera vez que este reacciona a una mujer. Tengo que pensar en otra cosa.
- Listo, vio no tarde nada.
- Le agradezco, esta noche descansaremos aquí y mañana seguiremos nuestro camino.
- ¿Mañana? No es muy pronto, estos hombres no pueden ni siquiera caminar.
- Espera Ross él tiene razón para mañana todos estarán bien.
- ¿Princesa acaso usted usó sus poderes en todos ellos?
- Estoy bien.
- Princesa está sangrando de la nariz.
Tocó mi rostro y puedo sentir el espeso líquido, luego de eso ya no recuerdo más, esta vez si me excedí.
- Que le sucedió a la princesa.
- Está agotada, ella ha usado todo su poder divino para curar a sus hombres así que le siguieron que desde ahora piense mejor antes de correr de manera imprudente al peligro.
Me acerco y la tomo entre mis brazos mientras esa mujer sigue molestando siguiéndome como un perro.
- Que piensa que está haciendo.
- La llevo a descansar.
- Yo puedo hacer eso atrevido.
- Por favor ya cayese.
Princesa como es que nunca sabe cuando detenerse, porque no puede decir que no. Su vida también tiene valor. Acomodo su cabello y la cubro antes de irme, si quiero que su esfuerzo valga la pena lo mejor es revisar que no quede ninguna de esas bestias escondidas en los alrededores.
Al día siguiente despierto algo mareada, Ross como siempre está a mi lado y todo afuera se encuentra en silencio.
- Ross ya amaneció.
- Mi princesa que bueno que está bien.
- Tengo que ir a bañarme ahora.
- La acompaño.
Por más que busco a Vlard con la mirada no puedo encontrarlo por ningún lado, los soldados seguían durmiendo, pero él no estaba en el lugar.
- Princesa comience a purificarse en lo que yo le busco algo de ropa limpia. No tardo.
- Aquí te espero.
Me sumerjo en el agua fría sintiéndola como si fueran mil puñales atravesando mi piel, aguanto la respiración lo más que puedo dejando que mis energías regresen, pero logró ver un movimiento extraño, como si alguien estuviera enturbiando las aguas.
Salgo asustada, pero no hay nadie a mi alrededor. - Hola.. ¿Ross eres tú?
El silencio me indica que se pudo tratar de algún animal bebiendo un poco de agua, vuelvo a sumergirme para terminar el ritual disfrutando de la salida del sol y la tranquilidad de la naturaleza.
Detrás de un árbol me escondía como un vil villano que espía a las doncellas, no esperaba encontrarla justo aquí y mucho menos imaginé que estaría desnuda. Por un momento llegué a pensar que se trataba de una sirena hasta que hablo. Luego de eso esa mujer llega con ropa y la comienza a vestir mientras intentó no mirar.
- ¿El capitán ya volvió?
- No, pero será mejor que vuelva pronto para poder seguir nuestro camino.
- Ross de verdad piensas que siquiera el emperador dragón existe. Que sucede si todo es una fábula, un cuento que alguien se inventó hace siento de años.
- No puede ser un simple cuento. La leyenda dice que el emperador tenía a su emperatriz, pero cuando está murió se volvió tan loco que despertó a las bestias, puesto que ella fue asesinada por los humanos que no querían que existiera alguien con tanto poder.
- ¿Cómo fue que la asesinaron?
- Se dice que ella tenía un corazón bondadoso, tan grande que incluso derritió el frío corazón de ese hombre, así que alguien cercano se aprovechó de eso y la enveneno. Las bestias nacieron para castigar a todos por la culpa de esa persona.
- Ross entonces yo nací para reemplazar a su emperatriz y calmar su furia.
- Usted es la reencarnación de su emperatriz, se dice que el emperador incluso se arrancó el corazón para dejar de sufrir y le suplico a los dioses que se la devolverán, estos al escucharlo le prometieron que ella regresaría y que llevaría en su cuerpo el orbe donde está el corazón de su amado.
- Wow es tan increíble que parece irreal. Yo no recuerdo nada. No se supone que tendría que recordar mi vida pasada.
- Esa es otra historia, se dice que ese fue el precio a pagar. Los dioses le prometieron traer de regreso a su amor, pero ella no recordaría su pasado y así él tendría que reconquistar su corazón para demostrar que su amor era verdadero y que incluso era capaz de vencer a la muerte misma.
- Ross tengo miedo, que tal si al llegar ese ser mitológico no me reconoce como suya.
- Princesa usted posee la luz del orbe que en otras palabras significa que posee el corazón del emperador.
Ross tiene razón yo nací para ser de ese hombre aunque no lo recuerde, aunque no sepa como es o si me tratará bien. Desde el momento en que nací yo ya le pertenecía solo a él. Un sacrificio digno si con este salvo a mi gente.
Para cuando volvemos veo al capitán junto a todos listos para desayunar, aunque por alguna razón él no me quiere ver a la cara y se mantiene alejado de mí.
- ¿Acaso cometí algún error?
- De que habla princesa.
- El capitán se comporta de manera distante conmigo.
- No le de importancia, coma que tenemos que continuar para llevarla junto a su amor eterno.
Un amor eterno, ahora que lo pienso bien ese hombre si amo muchísimo a su pareja tanto así que estuvo dispuesto a librar una batalla que lleva generaciones en pie e incluso se arrancó el corazón por ella. Cada vez siento más curiosidad por como será nuestro primer encuentro.
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Editado: 17.08.2025