Amor eterno.

Por primera vez.

Un sonido hace que nos separamos apresuradamente. - Capitán llegó un mensaje del rey.

*Ya se que han llegado a la frontera, no se porque razón estan en ese lugar cuando la orden fue otra. Capitán Vlard si algo le pasa a mi hija usted pagará por ello y por defraudar a su pueblo*

Como que ya sabe que estamos aquí, maldición que se supone que haga ahora, vuelvo a entrar y la veo acomodando su vestido.

- Sucede algo malo.

- Nada, lo mejor es que vuelva a su tienda y descanse.

- Pero..

- Por favor princesa no complique más las cosas y obedezca.

Puedo ver como mis palabras la lastiman profundamente y se marcha apresurada evitando volver a mirarme. Que acabo de hacer, de no ser por ese soldado yo habría cometido un delito muy grave. Ayla nunca podrá ser mía tengo que matar este sentimiento desagradable que está creciendo dentro de mi antes de cometer una locura.

Pero juraría que por un instante pude ver como su pecho brillaba de una manera intensa, o solo es mi imaginación jugandome una mala pasada.

- Princesa porque está llorando.

- Estoy bien Ross, hoy hay una hermosa luna y necesito recargar energías para mañana.

- El clima está algo inestable.

- No pasa nada, lo necesito con urgencia.

Tengo que calmar mi cuerpo de alguna forma, lo deseaba tanto que me deje llevar por sus caricias, pero esas palabras fueron un cuchillo que atravesó mi corazón sin piedad. Obediente... Toda vi vida he sido obediente haciendo la voluntad de otros sin decir nada aunque nunca espere escucharlas de él.

Me sumerjo en las profundidades del agua, solo que ahora no la siento tan fría como antes tal vez el dolor que provocó en mi Vlard es más grande de lo que imaginé y se que estoy mal yo no puedo enamorarme de él, pero como le hago entender eso a mi corazón.

Dejo que todos mis pensamientos fluyan con el agua mientras me pierdo en el esplendor de la luna reflejada en la laguna, el viento susurra una melodía tranquila que hace que mi ser se tranquilice y acepté que hay cosas que no puedo cambiar, cierro los ojos un momento y al abrirlos nuevamente el está debate de mi.

- Que... Que está haciendo aquí.

- Perdóname Ayla, lo intente, te juro que lo intente, pero no puedo alejarme de ti y tampoco quiero hacerlo.

Me abrazo a él intentando sentir que esto no es un simple sueño y sus caricias me dicen que no lo es. Nuestros labios se encuentran mientras nuestros cuerpos se reconocen bajo la cálida luz de la luna.

¿Qué si esto está mal? Sin duda alguna esto es lo peor que podemos hacer. Pero de todas formas no hay poder sobre la tierra que pueda impedirlo. Una unión perfecta se forma cuando los dos nos volvemos un solo ser.

Soy suya y Vlard es todo mío y nada más importa, por primera vez estoy haciendo algo que yo deseo, por primera vez soy tan libre que siento que puedo volar y tocar las estrellas acompañadas de sus caricias. Por primera vez siento que estoy viva.

Luego de hacerlo él me envuelve en su camisa y nos quedamos en la orilla viendo la noche pasar mientras me acurruco en su pecho. Ninguno de los dos dice nada, nos quedamos en silencio hasta que el sol comienza a salir.

- Es hora de volver Ayla.

- Que pasará ahora con nosotros Vlard.

- Ahora te llevaré ante tu futuro esposo a cumplir tu destino.

- ¿De verdad harás eso? Me dejarás atrás como si nada.

- Que se supone que hagamos. No tengo nada para ofrecerte, soy un simple soldado sin nada más que su vida.

- Y que hay de malo en eso sí yo lo único que pido de ti es tu vida para compartirla con la mía.

- Ayla piensas que el rey me dejará vivir si escapamos juntos, esto es más que nosotros dos. Todo tu reino espera que los salves ¿Vas a dejarlos morir por mí? Piensas que podrás vivir feliz cargando con eso en tu memoria.

- Te amo Vlard.

- Por favor no digas eso.

- Te amo y no me arrepiento de nada.

La veo irse dejándome atrás, soy un cobarde, un maldito cobarde por dejar que la mujer que amo se vaya como si nada. Al volver al campamento veo que todos ya están listos para partir y aunque mi vista la busca por todos lados no logró verla.

- ¿La princesa?

- Ella ya se marchó junto a un pequeño grupo.

- Porque dejaron que hiciera eso.

- No pudimos detenerla capitán.

- Idiotas.

Me apresuro a vestirme y tomar mis armas para intentar detenerla antes de que ponga un pie en el campo de batalla. Galopo a toda marcha, pero es tarde apenas llegó los soldados me rodean agradeciéndome por traerles a la sacerdotisa.

Me abro espacio para encontrarla en el centro curando sin parar a un sin fin de soldados, sus damas de compañía me impiden acercarme. Incluso Ross se atreve a colocar su espada en mi cuello.

- Retroceda y haga su trabajo capitán.

- Esto no es parte del plan.

- El plan cambio y la princesa recibió órdenes de ayudar a todo aquel que lo necesite para mantener el ejército en pie.

- ¿Quién dio la orden?

- El rey.

Ese viejo maldito como se le ocurre obligarla a hacer tal cosa, si continúa así terminará agotada al acabar el día.

- La matarán.

- Ella estará bien siempre y cuando usted haga su parte del trato.

- Maldita bruja.

- Siempre es un placer, ahora comience a limpiar el territorio para que la princesa no tenga tanto trabajo por hacer.

Aprieto mi espada con fuerza antes de que un general me lleve lejos para explicarme como está todo. - He escuchado maravillas de usted, fuerte y siempre vuelve sin un solo rasguño. Los más temibles no quieren retroceder y estamos agotados.

- Yo me encargo desde ahora, no dejaré a ninguno con vida.

- Ja ja Eres tal cual te describieron hijo.

Ese hombre cambia mi armadura y me da un nuevo caballo, antes de irme le doy un último vistazo a Ayla aunque ella no voltea a verme a mí.

Acabaré con todos antes de que llegue la noche. Resiste Ayla pronto estaré de regreso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.