Con la llegada de la tercera concubina también llega la caravana del oriente y veo a mi madre muy alegre esperando recibir a esas coloridas personas de atuendos extraños y extravagantes. Debido a su entusiasmo incluso se celebra un pequeño banquete en donde las personas nos obsequian un baile típico de su tierra.
Yo me encuentro sentado al frente con Brisa a mi costado y del ogro extremo mis 3 consortes que no se ven animadas para nada, puesto que las mujeres del oriente poseen una gran belleza y sus danzas hechizan a quien las vea.
Luego del espectáculo el líder de la caravana ofrece un último show dedicado a mí el futuro dueño de todo.
- Su Alteza espero y disfrute de la flor más hermosa que nos ha regalado nuestra querida tierra. Su nombre es Ayla y ella le mostrará el baile de la diosa luna.
Veo salir a una pequeña mujer cubierta en velos rojos de entre la multitud y comienza a danzar de una manera jamás vista, su vientre al descubierto me deja imaginar infinidad de cosas y esos pequeños detalles en oro brillan como estrellas. Ahora lo entiendo, ella representa a la luna y sus adornos son las estrellas que la acompañan.
Que maravilloso espectáculo... Antes de finalizar una lluvia de pétalos de cerezo comienza a caer haciéndolo inolvidable. No puedo evitar levantarme de mi asiento y aplaudir, las personas al ver mi reacción la imitan y logró ver sus mejillas rosadas detrás de su velo lo que me provoca una gran sonrisa de satisfacción.
Después de eso todos se van quedando solo el mercader junto a mi madre. Brisa se aferra a mi brazo y me lleva de regreso a nuestro palacio.
- Fue algo diferente y diría que muy vulgar.
- Fue hermoso.
- Como puedes decir eso cuando esas mujeres estaban prácticamente desnudas frente a toda la corte. Que descaradas ni las prostitutas llegan a tanto.
- Su tierra es cálida y esas son sus costumbres, no puedes juzgar otras culturas Brisa.
- Claro que puedo porque están en nuestro territorio y sé que todas las damas piensan lo mismo que yo. Únicamente los hombres disfrutaron de ese bochornoso espectáculo.
- Eso se llama envidia.
- Disculpe..
- Nada, pensé algo en voz alta.
- Esta noche quédese conmigo por favor.
- Brisa..
- Por favor, por esta noche concedeme el honor de tenerlo en mis aposentos.
- Está bien, te veré luego de atender un asunto con la delegación.
- Lo estaré esperando.
Ella me deja un sutil beso en la mejilla y se marcha, ya sé lo que está planeando hacer y en verdad me gustaría complacerla así todo sería más fácil para mí. De camino por el jardín me encuentro a la nueva consorte, intentó escapar, pero ella es más rápida.
- Su majestad que sorpresa encontrarlo.
- Que la tiene afuera a estas horas.
- Paseaba para despejar mi mente. Usted ha sido tan frío conmigo desde que llegue, ni siquiera ha ido a visitarme una sola vez.
- Ya tengo una visita programada para usted uno de estos días.
- Podría acompañarme de regreso.
Maldición como los hombres pueden llevar una vida tan agotadora, ni siquiera puedo con una y se espera que pueda con 3 a la vez. Mientras caminamos ella finge doblarse el tobillo y cae sobre mí, es tan obvia que ni siquiera intenta disimularlo.
- Oh por los cielos me disculpo.
Alzó la vista por esa dulce voz y la veo a ella, la chica misteriosa que danzo como una diosa.
- Atrevida con el derecho de quien te atreves a invadir el palacio de mi señor.
La mujer se le lanza rápidamente y la abofetea con gran fuerza lanzándola al piso de inmediato dejándome ver su perfecto rostro.
- Lo lamentó mucho, mi perrito se escapó y lo único que hacía era buscarlo.
- Descarada quien te permitió hablar.
Esa mujer la toma por los cabellos e intenta golpearla nuevamente, pero la detengo antes de que lo logre.
- Ya fue suficiente.
- Su majestad está mugrosa ha cometido un delito y tiene que ser castigada.
- ¿Yo te pedí que lo hicieras?
Mis ojos brillan con gran intensidad haciendo que ella retroceda asustada. - Lo... Lo lamentó mi señor.
Le extiendo la mano para ayudarla cuando un ladrido resuena a su espalda y puedo ver un cachorro correr llevándose lo que queda de su velo revelando un cabello blanco perfecto y una piel igual de bella.
Ella se arrodilla ante mí metiendo el cachorro debajo de su cintura. - Le suplico clemencia, he cometido un error que merece la muerte.
- Tranquila no te voy a lastimar.
Esa mujer se levanta con el cachorro entre sus brazos y sale corriendo asustada. Esa noche no pude sacarme de la cabeza su cabello danzantes con el cual el viento jugaba mientras corría lejos de mí. Esos ojos de gata me roban cada suspiro y su dulce voz estremece mi corazón.
- Su majestad se encuentra bien. He escuchado el incidente y mañana mismo iré a reprender a esa consorte.
Me quedo en la cama observando por la ventana a la luna que aunque brilla con gran esplendor no se compara en nada a la luz de esa bella mujer misteriosa. Brisa se sube sobre mí mientras comienza a quitarme la camisa y besa mi pecho, sus manos acarician cada parte de mi cuerpo mientras mi mente se nubla debido a un olor extraño que está impregnado en toda la habitación.
- Esta noche por fin será mío, está noche nos convertiremos en uno solo mi amado esposo.
Siento sus besos arder en mis labios mientras mi cuerpo reacciona ante su insistencia y quiero ceder para acabar de una buena vez, pero al cerrar los ojos esa imagen vuelve a mí haciendo que la empuje lejos y me paré con dificultad.
- ¡Su majestad!
- Que me has hecho...
Caigo desmayado antes de llegar a la puerta, tal parece que está vez se excedieron en sus tonterías.
Al día siguiente despierto en mi cama y al abrir los ojos la puedo ver a ella llorando junto a mi madre.
- Hijo mío por fin despiertas.
- Que me paso.
Sus miradas me dicen todo. - Ya encontramos a los culpables y ahora mismo los estamos sentenciando a muerte por el atrevimiento.
#1184 en Fantasía
#729 en Personajes sobrenaturales
amor dolor dulsura, amor tristeza y felicidad, amor eterno traiciones y engaños
Editado: 22.08.2025