La puerta se abre y detrás de ella entra Brisa furiosa apretando sus manos mientras observa a Ayla.
- Que significa todo esto, porque está mujer está aquí y usted está con ella a solas.
- Yo mismo la traje después de ver el estado en que la dejaron.
- Mi señor.
- Tienes algún problema con eso esposa mía.
- Usted está enfermo y no tiene por qué mezclarse con esta clase de gente, menos después de lo que le hicieron.
Me levanto amenazante y camino hasta ella quien intenta retroceder, pero no tiene a donde ir. - Segura de que fueron ellos los que provocaron todo esto y no tú con tu estúpida ambición de querer tenerme a tus pies.
- Yo... Yo.. No lo sabía con exactitud, ellos mintieron diciendo que todo estaría bien. Es su culpa y no la mía.
- Guardias mi querida esposa permanecerá una estadía en su residencia sin la publicidad de abandonarla hasta que yo de la orden y nada de visitas. Tiene que recapacitar sobre sus propios actos.
- Por favor no me haga esto mi señor, estaba equivocada.
- Llévensela.
Volteo a ver a Ayla nuevamente para sentarme a su lado. - Ahora llegará el doctor, sé buena y deja que cure todas tus heridas.
- Muchas gracias mi lord.
Salgo dejándola sola, ya que tengo muchas cosas que arreglar y voy a empezar por esa consorte insolente que se cree con derechos que no posee.
- Esta noche voy a visitar a la consorte del palacio del norte, dile que se prepare para recibirme.
- Señor le siguiero que tenga cuidado, su familia es influyente.
- No te preocupes ya tengo un buen plan para ella.
Voy a ver a mi madre quien me exige mil explicaciones por mí actuar, pero yo no estoy aquí para hablar con ella, sino más bien para buscar algo que me sirva para mi encuentro.
- Madre si no quieres que todo este asunto llegue a oídos de su esposo le recomiendo guardar silencio. Ya que usted fue la que insistió en permitir el ingreso de los mercaderes y se le conoce muy bien por su estrecha relación con ellos.
- Me estás amenazando.
- Estoy cumpliendo con mi deber así como siempre me lo pide, es usted quien maneja todo lo relacionado con las concubinas y aun así ellas están asiendo lo que se les da la gana sin recibir castigo alguno. Ya van dos. ¿Cuántos errores se le permite cometer?
- Todo lo estoy haciendo por ti y tu futuro.
- Se lo agradezco, pero desde ahora déjeme hacer mi trabajo a mi manera.
Tomo la botella y salgo, no me sirve de nada una mujer prepotente así que la enviaré de regreso a casa como si nunca hubiera existido aquí. Esa tarde luego de realizar todo voy camino a visitar a la muy desgraciada y al llegar la veo sirviendo el vino que yo mismo le mande.
- Mi señor que honor tenerlo aquí.
- Le prometi que la vendría a ver pronto.
- Que amable de su parte mandar este vino tan requisito.
Su perfume es asqueroso, su vestimenta no deja nada a la imaginación, su actuar me dice que está dispuesta a todo. Que asco de mujer.
- Me alegra que le gustará, beba más y compláceme danzando para mí.
- Como ordene mi señor.
Mientras la observo bailar torpemente se comienza a quitar la única tela que la envolvía y luego de darle un gran sorbo al vino lo derrama por su cuerpo para luego ofrecerme su pecho.
- Pruébelo usted también mi señor.
- No gracias, no me apetece algo tan vulgar.
Muevo los dedos y un sirviente entra en la habitación. - Esta noche será inolvidable lástima que no será conmigo.
Salgo dejándolos solos mientras miro el cielo y la recuerdo a ella. Ayla si sabía como hechizar con su danza, su cuerpo aunque expuesto era como ver a una flor delicada. Sus labios me llamaban a besarlos, la quiero a ella, quiero a Ayla a mi lado no importa que me tenga que inventar.
Horas después mi mano derecha me llama para ver la deshonra de mi consorte, para cuando llegó hay más de 20 personas a su alrededor y ella está tan pérdida que no puede defenderse. Mi madre se hace presente y luego de tomarla por los cabellos la hecha para ya nunca más volver a poner un pie en mi palacio.
Luego de eso voy a ver como está mi más hermosa flor y el médico me da un informe poco real. - No entiendo como pasó esto, pero la dama no tiene ningún rasguño mi señor.
- ¿Cómo puede ser eso posible? Yo mismo vi sus heridas.
- La curé con los suministros de siempre y al volver a revisarla ella ya no tenía nada.
- Gracias por su trabajo, puede retirarse.
Ayla cuantos misterios más tienes ocultos detrás de tu hermosura, acaso tendrás el poder de curar mis enfermedades también.
Días después la delegación de mercaderes se reúne conmigo y con mi madre, ella como siempre los culpa por lo sucedido y a pesar de todo ellos piden disculpas y se mantienen siendo gentiles.
- Mercader usted es el líder de su clan.
- Así es mi lord.
- Le tengo una propuesta que nos beneficia a todos. Que le parece una ruta segura y fiable entre su pueblo y el mío.
- Suena muy bueno para ser verdad si me permite el atrevimiento.
- Yo sé que mi madre ya ha tenido está conversación con usted y la mejor manera de hacerla realidad es que me dé a esa mujer como mi consorte.
- De que estás hablando Vlard.
- Así hacemos las cosas aquí madre, tú querías esto y yo te doy la solución de todo.
- Pero ella es una simple mujer para ocupar tal puesto.
El hombre duda, pero luego habla. - De hecho Ayla es mi hija y yo soy el monarca de mi tierra.
Así que Ayla es la hija del jefe de la tribu del oriente.
- Pero ella ya está prometida mi señor.
- ¿Prometida a quien? Quien es mejor que yo para tomarla como su mujer.
- Un hombre poderoso de nuestras tierras, un valiente caballero que pasó todas las pruebas para estar a la altura de ser mi yerno. En casa Ayla será la esposa oficial y no una simple cortesana de bajo rango.
Como puede ser esto posible, aunque tiene algo de lógica una mujer tan bella no podía estar sola. Pero yo no estoy dispuesto a dejarla ir.
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Editado: 22.08.2025