Amor eterno.

Prisionera.

En ese momento tomé la decisión más estúpida de toda mi vida, pero que otra cosa podía hacer si no la quería dejar ir de mi lado.

- Por lo que yo sé usted está envuelto en un pequeño problema aquí así que tiene dos opciones. Darme a su hija o enfrentar un juicio.

- Vlard que diablos estás diciendo ahora.

Ignoro a mi madre y espero la respuesta del hombre mientras mi mirada no se aparta de Ayla.

- Sé que yo no puedo ofrecerle el puesto de esposa oficial, pero le prometo tratarla bien además de todos los beneficios que esto le traerá a su tierra.

- Lo siento, pero mi hija no es un objeto del cual yo pueda intercambiar a mi voluntad ni por todo el oro de su territorio.

Ja este hombre está hablando enserio, tanto así se aferran a sus costumbres, esto no puede acabar así aunque me gane el odio de ella.

- Entonces todos permanecerán en la prisión hasta el día del juicio.

- Eso es injusto, aquí nadie va a creer en nuestra palabra aunque sea la verdad.

- Su hija no vale todo el oro de mi tierra. ¿Pero vale el precio de su libertad?

- Usted...

- Padre por favor, yo me quedaré aquí.

- Ayla no, esto es una injusticia.

- Estaré bien por favor padre vuelve a casa y habla con Sachary.

- Hija mía... Te prometo que volveré por ti.

- Confío en tu palabra. Aquí te esperaré padre. SU ALTEZA ACEPTÓ SU PROPUESTA.

- Veo que al menos ella si piensa con la cabeza y no con el corazón.

Antes de levantarme mi madre me jala del brazo. - Te has vuelto loco Vlard, como se te ocurre mantenerla contra su voluntad aquí. ¿Qué pasará si esa gente se va a la guerra contra nosotros por esto?

- Porque habría guerra madre.

- Le estás robando la mujer a otro hombre, las peores guerras siempre se desatan por una mujer. Ya tienes a 3 hermosas y refinadas damas, porque quieres a una salvaje de tierras lejanas.

- Porque tengo el poder para hacerlo y eso me basta.

- Vlard...

Camino hasta llegar a su lado y le extiendo mi mano, pero ella la rechaza con frialdad. Sabía que esto no sería fácil aun así no me arrepiento. Ayla tiene que ser solo mía.

- Déjame enseñarte tu nuevo hogar Ayla.

- Este lugar nunca será mi hogar y usted no es nada de lo que yo pensaba.

- ¿Qué soy?

- Un tirano que abusa de su poder.

- Lo lamentó mucho, pero si para que te quedes a mi lado tengo que ser un tirano seré el peor tirano de toda la historia.

Este hombre que se mostró tan amable conmigo resultó ser todo lo contrario, cuál equivocada estaba al confiar en él, pero voy a escapar de este lugar. Voy a escapar de su lado.

Mientras Vlard acompañaba a Ayla a su residencia una sirvienta le contaba todo lo sucedido a Brisa quien no estuvo nada contenta con la noticia de que su esposo llegará tan lejos por una mujer extraña.

- De seguro es una bruja que ha hechizado a Vlard. No hay otra explicación, esa mujer llegó para destruir todo lo nuestro, tengo que hacer algo antes de que sea demasiado tarde.

- Ayla puedes quedarte con 2 o 3 damas para que te sirvan y te ayuden en todo lo que necesites.

- Claro porque aquí mi vida no vale nada después de todo solo soy una salvaje, un animal exótico que adorna su palacio.

- Eres mucho más que eso para mí y te voy a proteger.

- Yo ya no confío en su palabra así que no gaste energías en intentar convencerme.

- Te prometo que enviaré de regreso a tu padre con bien de regreso a casa y si eres buena lo podrás volver a ver.

- Por favor déjeme sola.

Me duelen de una manera inexplicable sus palabras frías aun así sé que puedo ganarme su confianza nuevamente después de todo tenemos mucho tiempo ahora que la tengo a mi lado.

De regreso en mi palacio veo a Brisa esperando por mí. - Creí que te prohibí salir hasta que yo lo ordenara.

- No me puedes obligar a permanecer quieta cuando estás cometiendo una locura, como tú esposa es mi deber dar mi opinión.

- Te escucho.

- Quiero que la devuelvas ahora mismo.

- A quien.

- Ya sabes a quién, no entiendo por qué la dejas quedarse aquí contra su voluntad.

- Veo que ya te llegó el rumor, que tiene de malo había un puesto vacante y ella es perfecta para usarlo.

- Es una salvaje de tierras lejanas.

- Lo que nos permite crear puentes a nuevas tierras.

- Que si es una bruja.

- Ja ja ja por favor se está escuchando.

- Quiero que se vaya ahora mismo y si no la hecha usted lo voy a hacer yo misma.

- Con que autoridad.

- Con la que me da ser su esposa legítima, yo no le he dado la bienvenida y tampoco lo voy a hacer así que nadie la aceptará y haré su vida un infierno si permanece aquí.

Me levanto de mi asiento y la sujeto del cuello. - No eres nadie Brisa, tu puesto también puede quedar vacante si sigues con esta actitud así que te recomiendo que te mantengas sumisa si quieres seguir siendo la esposa oficial.

- Me... Me está lastimando.

- No me provoque si ni quieres saber de lo que soy capaz de hacer. Ahora lárgate y no vuelvas a menos que yo lo ordene.

Esta mujer... Voy a tener que mantenerla vigilada para que no haga nada que le cueste la vida más adelante.

Con la partida de la caravana Ayla se quedó sola en ese extraño lugar donde todos la miraban de manera sucia, las empleadas la trataban mal y apenas le daban lo necesario para vivir.

- Ayla no entiendo para que nos mantienen aquí si nos tratan peor que a un animal.

- Yo tampoco lo sé, solo nos queda esperar a que mi padre venga a rescatarnos.

- El agua está congelada y sucia, esto en vez de permitirnos bañarnos nos va a dejar más sucias y ni hablar de la porquería de comida, se ve como alimento de cerdos.

Me pregunto cuanto tiempo más podremos soportar esto. ¿Por qué ese hombre nos obligó a permanecer aquí? Cuál es su propósito.




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