Amor eterno.

En peligro.

Lo primero que hago es pedirle a mi asistente que traiga al mejor sastre para que le realice un vestido de ensueño a Ayla, quiero que ella sea la luna que ilumine en pleno día.

- Señor que le va a regalar a su esposa, después de todo es su cumpleaños y favorecer tanto a una consorte dejando de lado a su esposa será muy mal visto.

- Llama al joyero, dile que traiga lo mejor.

- Ahora mismo.

No tarda mucho en llegar ese hombre con cofres llenos de joyas. - Le he traído lo mejor de lo mejor, más exclusivo y último en moda mi señor.

Observo todo sobre la mesa y hay un collar que me llama la atención.

- Veo que tiene buen ojo, ese collar tiene una historia hermosa detrás de un emperador que amo más allá de cualquier límite a su amada y ese collar fue forjado con sus propias manos para ella. Representa su profundo y más sincero amor entre ambos.

- Lo quiero. Y también empaque aquel juego y ese de la esquina, pero este se queda conmigo.

Luego de pagar por todo el hombre de marcha y yo me quedo con el collar entre las manos, es simplemente perfecto y por alguna razón siento que ya lo he visto antes.

Afuera del Palacio el hombre se dirige a visitar a Brisa quien deseaba también renovar su joyería.

- Su esposo me acaba de comprar una pieza exquisita que estoy seguro será su regalo.

- ¿Tan buena es?

- Es algo tan impresionante que todos quedarán deslumbrados al verlo, único en todo el mundo.

- Lo ves querida, mi hijo aunque con su cabeza nublada sabe que no hay nadie como tú.

- Ya quiero que sea mi cumpleaños, quiero ver la cara de todos al ver el gran regalo que mi esposo preparo para mí.

El gran día llegó y todos corrían de un lado para otro preparando hasta el último detalle, Ayla quien se arreglaba nerviosa frente al espejo es sorprendida por Vlard colocando en su cuello el collar.

- No estés nerviosa yo no te voy a dejar sola.

- Es hermoso, yo no puedo llevar algo así de valioso. Tampoco puedo pedir que este a mi lado en un día tan importante.

- No es porque lo pidas, es porque así lo deseo hacer.

- Tengo miedo, su esposa...

- No tengas miedo Ayla, yo no me puedo alejar de tu lado y mucho menos ahora. Te veo en un momento.

Como es costumbre yo tengo que llegar de la mano de Brisa mientras Ayla junto a las otras dos mujeres van por apartado. Odio eso, pero esta será la última vez que la tenga que dejar de lado.

- Hoy está muy guapo mi señor.

- Usted también se ve bien.

Luego de dar inicio a la celebración veo como Brisa no me quita la mirada de encima, como esperando algo de mí. La dejo de lado y voy a ver a Ayla quien está siendo rodeada por esos malditos viejos, algo que no esperaba era que Brisa me siguiera de inmediato interponiéndose entre nosotros.

- No nos han presentado. Usted debe ver la nueva consorte, yo soy su señora la esposa oficial de Vlard.

Ayla agacha la cabeza ante esta mujer ofreciendo sus respetos a ella. Es un honor señora mía, felicidades y que los cielos la bendigan con muchos años más.

- Veo que te tratan muy bien incluso llevas un vestido más lujoso que el mío que soy la anfitriona.

La veo tensarse y al apoyar mi abanico en su mentón para verla a los ojos noto un collar muy particular caer de su cuello.

- Esto es...

Ella lo aprieta entre su mano mientras yo busco la mirada de Vlard buscando una explicación, me mando a mis aposentos unos cuantos cofres, pero esperaba que me entregara ese collar en público y resultó ser que nunca fue para mí.

- De donde sacaste ese collar. ¡CONTESTA!

- Yo se lo regalé. Hay algún problema con eso esposa mía.

- Problema... Me estás tomando por tonta, como se te ocurre darle algo así a ella.

- Se lo he dado porque la amo y este es mi corazón perteneciendo solo a Ayla.

Quiero golpearla, quiero arrancarle ese collar de su cuello, pero siento las miradas sobre mí así que prefiero marcharme y esperar un poco más antes de acabar con ella.

- Estás bien Ayla.

- Yo le dije que esto no era una buena idea, ahora su esposa me odia.

- Pensaba decirte esto luego de que todo este circo pasara, pero ya no lo soporto más. Ayla voy a dejar a Brisa y te convertiré en mi legítima y única esposa, no quiero a nadie más que a ti a mi lado.

- No puede hacer eso.

- Yo puedo hacer lo que sea siempre y cuando sea por ti.

No me resistí y lo besé en ese mismo lugar olvidándome de que no estábamos solos, de que había un millón de miradas juzgándonos y que inevitablemente estábamos haciendo mal.

Una mano me aparta con fuerza de su lado, es la reina madre quien está muy enojada.

- Ahora mismo vas al lado de tu esposa y te comportas como un noble digno.

- Suéltala ahora mismo madre.

- Vete ahora o te arrepentirás de las consecuencias de tus actos Vlard.

- Todo esto es mi culpa, por favor mi señor cumpla con su deber.

- Te veo luego Ayla.

Le dejo un beso en la frente antes de irme con mi madre quien me regaña todo el camino. Tengo que informarle que todo acabo, pero antes de eso tengo que poner a salvo a Ayla, ya que sé perfectamente cuán grande es el alcance y maldad de esta mujer.

Las otras dos concubinas viendo a Ayla sola aprovechan para llevarla a su mesa. - Por fin te conocemos querida. Nosotras somos las otras damas de compañía de su señoría, ven y toma un poco de té con nosotras.

- Así es ven y siéntate con nosotras después de todo estamos en el mismo lugar que tú. Esa bruja de Brisa nos trata como basura como si fuera nuestra culpa que su esposo no la encuentre atractiva.

Aunque sus palabras no son correctas para la esposa de mi señor no tengo a otro lado al que ir y es mejor estar con mujeres que ser rodeada por hombres.




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