Amor eterno.

Un cálido encuentro.

Esa misma noche recibí el mensaje de Ayla pidiéndome ver al día siguiente. Todo lo que tenía en mi cabeza se desvaneció apenas noté su número en mi móvil.

Ese día finjo estar tranquilo y normal, pero esa mujer tiene el don de desarmarme por completo en cuanto la veo. Con sus manos en su espalda y agachado su cabeza me dice con picardía lo feliz que está de verme.

- Me gusta mucho verlo de civil profesor.

- Me gustaría decir lo mismo, pero porque estás vestida de hombre Ayla.

- Camuflaje, yo sé que se puede meter en problemas por mi culpa además de que yo también estoy corriendo un riesgo al hacer esto.

- ¿Qué clase de riesgo?

- Buenoo si de por sí mi familia no quiere que esté aquí imaginase si se enteran de que estoy aprendiendo a pelear. ¿Me veo bien vestida como hombre?

Incluso si fuera uno de verdad seguiría sintiendo lo mismo por ella. - Bueno vámonos, no hay tiempo que perder Ayla.

- Sí.

Así empezamos a vernos en secreto, cada día por al menos dos horas yo recibía a Ayla en su versión masculina y de a poco me fui acostumbrando a sus locuras.

- Tienes que mejorar tu postura, con un solo de mis movimientos vas al piso Ayla.

- Eso intentó.

- Mejor descansamos un poco hoy hace mucha calor.

Mientras tomamos un helado no puedo resistir la intriga. - Ayla quien era el chico de la otra noche.

- ¿Habla de Ross? Él ea un muy buen amigo mío, solíamos ser vecinos de niños y todo eso.

- Ya veo, a él no le gusta el deporte.

- En realidad Ross tiene la obligación de seguir las reglas de su familia y tiene que estudiar otra carrera aunque no lo quiera.

- Como fue que tú escapaste para seguir tu sueño.

- Gracias a mi abuelita, ella regaño mucho a mi papá y luego me mando aquí aunque ea cuestión de tiempo antes de que me llevan de regreso. Tengo un año de misericordia.

- Ya veo... Ayla mañana quieres acompañarme a un lugar.

- Por supuesto, como su amigo.

- Mejor como una amiga por favor.

- Ja ja ja ja Ya me he acostumbrado a esta ropa.

Esto es algo que me gusta mantener en secreto, pero por alguna razón quiero llevar a Ayla conmigo, luego de dejarla en su departamento ella me regala una caja de bombones.

- Para que su noche sea más dulce. Adiós Vlard, gracias por todo.

A este paso no sé cuanto tiempo más podré resistir. Al llegar a mi apartamento veo a Mary esperando por mí en la entrada.

- Que sorpresa.

- Te vi está tarde en el centro junto a un amigo y pensé en pasar a saludar. ¿Esos son chocolates?

Manos mal la extraña costumbre de Ayla sirvió para algo, no me quiero ni imaginar los rumores que se podrían haber desatado si Mary me veía con ella vestida de mujer.

- Si me los regalo mi amigo.

- Que hombre le regala bombones a otro hombre.

- Uno bueno y amable. Que te trae por aquí Mary.

- Ya te dije quería pasar el rato contigo si me lo permites.

- Perdón, pero mañana tengo un lugar al que ir temprano y no me gusta desvelarme cuando tengo asuntos que atender. Lo dejamos para otro día mejor.

- Pero ya casi empiezan las clases Vlard. Por favor, por mí.

- Discúlpame, pero mi hijo me espera mañana y no lo voy a dejar esperando.

- ¿Hijo? Tienes un hijo.

- Así es así que adiós Mary, vuelve con cuidado a casa.

Espero que con esto esa mujer deje de insistir en seguir viéndome después de todo no mentí, un día Pedro será mi hijo.

Esa mañana espero a Ayla en una estación de tren, ella ya estaba a bordo con un hermoso conjunto femenino lo que me robó un suspiro.

Ella agita su mano mostrandome el camino. - Profesor.

- Muy buenos días Ayla.

- Tome le he preparado un café.

- No tienes por qué hacer esto, aquí tienes unos bocadillos.

- Genial ahora vamos a desayunar juntos.

Estos pequeños momentos lo son todo para mí, aunque sea incorrecto, aunque este mal, aunque no lo pueda admitir en voz alta no voy a negar que esto era todo lo que necesitaba para sentirme vivo nuevamente.

- Wow es un orfanato.

- Así es, Aquí yo fui criado hasta mis 16 años.

- Que increíble, ahora me siento mal por no traer nada conmigo para compartir.

- No te sientas mal yo traigo todo.

Las personas me reciben con un gran cariño y los niños son tan adorables aunque veo a uno alejado del resto y Vlard es con la única persona que habla, luego de que él se aleja yo me acerco curiosa.

- Hola cariño.

- Quien es usted.

Puedo notar que el pequeño no me ve a los ojos, de hecho no está viendo a ningún lado en específico. ¿Acaso estará ciego?

- Yo soy una amiga del profesor, mi nombre es Ayla.

- Mi nombre es Pedro, señorita.

- Encantada de conocerte Pedro, tengo paletas heladas quieres una.

- Si me gustaría.

Me siento a su lado bajo ese árbol y me quedo observando las nubes. - Que lindo día, está soleado y caluroso.

- ¿Cómo luce el día? Yo puedo sentirlo, pero no verlo.

Ahora lo entiendo este pequeño niño es no vidente. - El cielo está despejado así que luce todo celeste con un gran sol en el medio, los árboles hacen un hermoso contraste con su verde intenso.

- Me imagino que debe verse muy hermoso.

Me siento detrás de él y coloco mis manos en sus ojos pegándolo a mi pecho. - Escucha Pedro.. Escucha mi corazón y siente la calidez de mis manos a través de mí podrás ver un hermoso día de verano.

La conexión tarda un poco, pero cuando el pequeño comienza a confiar en mí lo puedo sentir emocionado. - LO VEO... SEÑORITA LO VEO..

- ¿Hermoso no?

- Como lo hizo, acaso usted es un ángel.

- Ja ja no cariño y lamentó que solo pueda hacer esto por ti por el momento aun así crees que esto puede ser un secreto entre nosotros dos.

- Si señorita.

Lo abrazo llena de emoción por su ternura, me gustaría mucho poder devolverle la vista, pero todavía no es el momento.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.