Amor eterno.

El final de la maldición

De regreso al presente:

- Yo vi como te arrancaste el corazón y se lo ofreciste a esa perra sucia.

- También me maldijiste a mí, Brisa.

- Tú solo lo hiciste al jurarle volver a encontrarla, pero como el peso era tanto tu misma magia actuó en consecuencia volviéndote un niño luego de perderla por la gran descarga emocional que sufrías.

Ayla luego de estabilizarse enfrenta a Brisa con sus últimas fuerzas. - Así que siempre fuiste tú.

- No lo entiendes la que lo arruinó todo eras tú Ayla. En una y en otra vida yo era la elegida para ser su compañera, pero siempre tenías que aparecer y destruirlo todo.

- Vlard jamás te amo y jamás te acepto como tal porque no lo entiendes de una buena vez.

- Porque no puedo hacerlo y no me rendiré hasta que mi destino se haga realidad.

- Me mataste una y otra vez incluso mataste a mi hijo, nuestro hijo y piensas que te mereces la bendición de los cielos para estar a su lado.

- Esta será la última vez, está vez ya no volverás Ayla.

- Eso no lo voy a permitir, ya te maté anteriormente y lo seguiré asiendo hasta que ya no tengas las fuerzas para volver a levantarte.

- Ja ja ja para ser un Dios eres muy estúpido, todo el tiempo estuve a tu lado, en cada escenario siempre estaba presente y jamás fuiste capaz de verme. Yo nunca he muerto Vlard ni en la primera, ni en la segunda cuando manipule a este tonto joven para qué tomará mi lugar y matara a Ayla ni en la tercera cuando rendiste fuego la torre conmigo adentro. Yo jamás moriré amor mío al igual que tú.

- ¿Cómo escaparate esa vez?

- No es tan difícil cuando tienes tantos años de experiencia y ahora vamos a hacerlo otra vez. Ross levántate y quítale la vida nuevamente a esa sucia campesina.

- Ross noo por favor reacciona.

El cuerpo de Ross se mueve por voluntad propia tomando la daga junto a él para intentar lastimar a Ayla mientras ella lucha por su vida.

- Déjala.

- La volverás a ver morir otra vez hasta que entiendas que yo soy tu destino y no ella Vlard.

- No eres una sacerdotisa, eres un demonio que se escapó del infierno.

- Bueno es verdad, le vendí mi alma al diablo con tal de que fueras mío. ¿Eso no es amor verdadero? Quien más que yo estaría dispuesta a dar tanto por ti.

- Nunca te lo pedí.

- Sabes cada vez que todo volvía a su inicio aprendía algo nuevo como por ejemplo como manejar tus poderes. Antes eras inmune a todos mis encantamientos, pero ahora casi has olvidado tus raíces lo que te hace casi un humano ordinario. Tú miedo a perderla te hizo vulnerable y fue entonces que encontre mi brecha preferta. Esta vez no tendrás escapatoria y te terminarás enamorando perdidamente de mí como siempre debió de ser.

- Mi corazón siempre le pertenecerá a ella.

- Eso lo voy a arreglar yo al igual que todo. Ross sujétala bien.

- No por favor... Porque no puedo moverme.

- Ahora recuperaré tu corazón y está vez será solo mío al igual que tu amor.

Me posicionó sobre ella mientras acomodo la daga para recuperar lo que es mío.

- Sabes Brisa tienes razón lo planeaste muy bien, pero te has olvidado de algo muy importante.

- ¿Así? De que me he olvidado según tú Ayla.

- Que yo también soy una sacerdotisa y ahora que lo recuerdo todo he recuperado mis poderes en su totalidad. También ahora que nos has dejado ver tu horrenda cara ya no te darás tanta suerte como antes.

Me suelto del agarre de Ross y tomo su cabeza haciendo que sufra un gran colapso.

- Ahhhh maldita que me has hecho.

- Te dejo ver la verdadera luz.

Ahora soy yo la que se sube sobre Brisa para devolverle un poco de todo el sufrimiento que ella me ha dado.

- Te maldigo Brisa, te maldigo a que te pudrás en las llamas del infierno y que ya jamás puedas escapar de donde perteneces.

- No... No... Espera.

Tomo la daga y se la entierro en la garganta haciendo que por fin se calle esa sucia boca profana y desagradable que siempre ha tenido, ahora entiendo por qué su voz me desagradaba tanto.

- Vlard tú...

- Te dije que siempre te protegería.

- Vlard...

- Todo está bien, ya acabo mi amor.

- Me duele...

- Donde te duele.

- Ella me apuñaló y sello la herida.

Comienzo a toser sangre mientras siento los cálidos brazos de Vlard sosteniéndome antes de caer.

- Ayla por favor aguanta un poco más la ayuda ya viene en camino.

- Fue lindo volver a enamorarme de ti en esta vida también Vlard. Aunque sea por un corto tiempo siempre te ame con gran intensidad y lo voy a seguir haciendo por toda la eternidad.

- No digas eso, no te despidas de mí porqué yo no sé hacerlo sin ti.

- Ahora tienes a nuestro hijo para que te haga compañía, cuídalo mucho y no lo dejes solo otra vez. Te amo Vlard.

- No... No.. Por favor no me dejes. ¡AYLA!

Puedo escuchar las sirenas de la policía llegando mientras Ross vuelve en sí y ve la escena frente a sus ojos. Ahora que Brisa por fin murió significa que todo acabó, que ya no volveré a verla nunca más. No, eso es algo imposible, aguantamos tanto para que este sea el final. Imposible, concentró todas mis fuerzas y le suplico a los cielos una oportunidad.

- Ustedes lo han visto todo, nunca me queje y lo resistí. Por favor hermanos si la pierdo entonces de nada me sirve la vida, tomen toda mi magia y devuélvanmela o quíntenmela y déjenme morir junto a ella. Sé los suplico si no la salvan entonces mantenme a mí también.

Te hemos escuchado hermano, pero bien sabes que hay un precio que pagar por tu pedido. ¿Lo aceptas?

- Lo acepto.

Entonces que así sea.

Después de eso veo como los oficiales ingresan en la propiedad y se llevan a Ayla y a Ross en camillas mientras a mí me ponen bajo custodia. No importa cuantas veces le pregunté por su estado de salud ellos se limitan a que explique todo lo sucedido en ese lugar. Un mes después por fin soy libre gracias a la ayuda de Betty y las pruebas que tenía además de que aunque yo fui quien la mató también estaba todo lo que apuntaba a que Brisa era una persona malvada así que se podría decir que fue en defensa propia.




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