Amor eterno

~Capítulo33~

A la tarde, Robín se encontraba en el club para caballeros, sentado en uno de las mesas, con un brandy en la mano.

Mientras meditaba, no vio que Maurice se acercaba.

-Hola, Henderson. -Saludó Maurice.

-Hola, Maurice. -Contestó Robín estrechando su mano- Toma asiento.

-Gracias, me enteré de que rompiste con la señorita Brighton. -Dijo- ¿puedo saber por qué?

-Por qué el día de la fiesta en mi residencia estuvo Clair y me di cuenta de que aún la amo.

-¿Estas seguro? -le preguntó Maurice desconfiado.

-Si, después de todos estos años, al reencontrarnos me di cuenta de que aun la amo. -Contestó Robín sin que se le pasara por alto su malestar.

-¿Y Annabet? -preguntó borrando todo rastro de tensión.

-Hablé con ella y decidimos terminar lo nuestro. -Respondió Robín

-Pensé que iba en serio. Parecías enamorado de ella.

-Si, yo también lo creí, pero no me hace sentir lo que Clair, no me atrae de la misma forma.

-¿Y te dijo con quien huyó el día que se iban a casar?

-No, aún no me lo ha dicho. -Admitió.

-Mmm, bueno, supongo que en algún momento se lo preguntarás ¿no?  -Maurice sintió un gran interés.

-No, ¿para qué?, el pasado es pasado. -Contestó.

Veinte minutos después de que se fuera Maurice Lyton, Robín salió a la calle y se encaminó de vuelta a su casa, debía prepararse para la velada de aquella noche.

Anna se encontraba en su cuarto eligiendo que ponerse. Eligió uno color salmón amplío con cuentas bordadas. Cuando estuvo lista, con su familia fueron a la residencia de los Mc Calister, hoy los padres de Jonatan darían un baile.

Al llegar, se reunió con Chloe.

-Debo contarte algo, te va a encantar. -Le dijo Chloe.

-Dime, ¿Qué sucedió? -preguntó Anna emocionada.

-Pues hoy cuando volví a casa, me encontré con que Jona estaba hablando con mi padre. -Contestó su amiga.

-¿Tienes idea sobre que era?

-Jonatan le pidió mi mano a mi padre. -terminó de contarle Chloe.

-¡Oh, Chloe eso es maravilloso, me pone feliz por ti! -contestó Ann -Ojalá estuviera Robín acá conmigo para recibir la noticia.

-Descuida, pronto volverán a estar juntos. -Dijo su amiga.

Mientras Anna bailaba con el joven Robinsón, cada tanto echaba miradas a la puerta para ver si aparecía Robín. Esperaba poder verlo aunque sea desde lejos.

Mientras el joven con el que bailaba hacía que Anna ejecutara un giro, al quedar al frente de nuevo vio que Robín Henderson entraba por la puerta que daba al salón. Vio que empezaba a deambular hasta instalarse a conversar con un grupo de caballeros.

La noticia de que ellos habían roto se había esparcido rápidamente, se dio cuenta de que los caballeros hacían fila para bailar con ella.

Anna sintió una mirada penetrante, al buscar a Robín lo localizó observándola como un lobo desde la periferia de la pista de baile. No quería que ningún caballero se le acercara, pero debían aparentar que estaban peleados.

-Permítame decirle que esta noche se encuentra excepcionalmente deliciosa. -Dijo un joven cuyo padre era un acaudalado coleccionista de antigüedades- ¿Me permitiría dar con usted un paseo por la galería?

Anna lo rechazó amablemente y alegó tener que ir al apartado de damas.

Después de escabullirse entre la gente, se dirigió a un rincón donde había una palmera.

Al observar a Robín bailando con una joven, sintió como se le contrajo el estómago, debía serenarse, Robín la amaba, aquello solo formaba parte del plan. Salió de atrás de la palmera y comenzó a deambular por la estancia.

Un mozo que pasaba por ahí le ofreció una copa de champán la cual Anna aceptó, bebió un trago y sintió como las diminutas burbujas le hacían cosquillas en el paladar.

Con la copa en la mano, decidió salir a la terraza a tomar un poco de aire.

Mientras observaba el jardín iluminado en parte por la luz que se filtraba por los ventanales del salón y en parte por la luna llena, aún si no estaban las velas encendidas en el salón se vería con claridad. Varias parejas paseaban por el lugar.

Estaba pensando en Robín cuando una mano le sujetó el brazo por detrás. Anna dio un Respingo.

-No te des vuelta. - Le dijo una voz profunda. Anna reconoció la voz al instante. Era Robín.

-¿Cómo has estado Rob? -preguntó Anna con una nota de emoción- Te he echado de menos.

-Me siento peor que león enjaulado. -Respondió algo tenso- Me vuelvo loco de tan solo verte bailar en brazos de otro hombre, pero sé que esta tortura se terminará pronto.

-Te extraño. -Dijo Anna girando un poco la cabeza.

-Yo también te extraño cariño. -Contestó Robín embriagándose del aroma que despedía la muchacha.

-Debes volver adentro, es arriesgado estar los dos juntos aquí, yo iré en unos segundos. -Le aconsejó Anna.

-Bien, pero no te demores demasiado. -Le avisó Robín.

-De acuerdo.

Mientras Anna hacía una inspiración profunda, luego de varios segundos, un mozo se aproximó donde se encontraba ella.

-Señorita Brighton, me acaban de decir que le entregue esto. -Le tendió una nota doblada. Observó la letra apurada, pero no la reconoció.

             Esperame en la fuente.

Anna supuso que era de Robín. Le resultó raro pues en los pocos segundos que compartieron se lo podría haber dicho. Quizás lo hacía para no levantar sospechas.

Bajó los peldaños de la escalinata y se encaminó hacia donde se encortaba la fuente en el centro del jardín rodeada por estatuas de la Diosa Venus.

Al llegar se encontró con el lugar vacío, mientras barría el lugar con la vista, escuchó que se acercaban unos pasos.

-¿Hola? -preguntó Anna sintiendo que un escalofrío le recorría la espalda- ¿Robín? Si esto es un chiste no es gracioso.

De pronto los pasos se detuvieron y todo quedó en silencio.

-¿Quién anda ahí? Salga donde pueda verlo. -Dijo Anna sintiendo desesperación por dentro.




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