Amor eterno

~Capítulo42~

Cuando llegaron, pasaron a la gran sala, Robín había alquilado un palco completo para ellos solos.

Anna se asomó al borde, y miró hacia abajo, la sala estaba completamente llena. Había escuchado buenos comentarios sobre aquella ópera y no se imaginaba con nadie más que con Robín yendo a verla.

Luego de un momento, volvió a sentarse junto a Robín.

La ópera comenzó. Cada tanto Robín le lanzaba miradas, Anna parecía estar emocionada.

Anna a su vez, sentía las miradas de Robín encima de ella, hasta que lo pilló mirándola. Le dedicó una sonrisa alegre y volvió a concentrarse en la mujer que cantaba.

Al finalizar la obra. Ambos se levantaron y al llegar al hall de entrada se encontraron con un mar de gente.

Cuando subieron al carruaje Robín le dio ordenes al cochero de llevarlos a la residencia de Lady Margot, aún no daban las doce.

Comenzaron a caminar por el salón hasta que divisaron a la madre charlando con la anfitriona.

-Mira Constance, allí viene tu hija. -Le avisó Margot.

-¿Dónde? -preguntó Constance buscándola entre los invitados.

-Por allí. -Le señaló.

Cuando Anna y Robín llegaron a donde se encontraban las mujeres las saludaron y Anna tomó asiento junto a las damas.

-¿Quieres tomar algo? -le preguntó Robín a Anna.

-Si, por favor. Un poco de ponche estará bien. -Le contestó.

-¿Señoras quieren que les alcance algo de beber? -preguntó a las otras dos mujeres.

-Champán por favor, si no es mucha molestia. -Respondió Margot por ambas.

-De ninguna manera, enseguida vuelvo. -Miró a Anna a los hijos y se puso en marcha desapareciendo entre la gente.

-¿Te has enterado de lo que pasó con Clair Stevens? -le preguntó Margot a Constance.

-Ni me lo digas, toda la maldad de que le hizo al pobre del señor Henderson le ha vuelto. -Dijo Constance.

-Es un buen muchacho, se merece alguien que lo ame y lo cuide mucho y por lo visto ya encontró a la persona. -Dijo Margot dando a entender que se había enterado de la relación con Anna.

-Si, se conocieron la noche de la presentación en sociedad de ella. Es más fue a casa a pedirle su mano a mi marido. -Dijo la madre de Anna.

-Eres muy afortunada Anna, muchas mujeres con hijas en edad de matrimonio han intentado atraparlo, pero no lo consiguieron. -Le recordó Margot alentándola.

-Si es verdad, es más, hoy cuando me llevó a cenar me hizo una petición formal de matrimonio. -Dijo Anna.

-¿Qué? -Dijo Constance.

-Si, me pidió oficialmente que sea su esposa. -Contestó Anna mostrando el anillo que le había regalado Robín en símbolo de su compromiso con él.

-¡Anna es bellísimo! -dijo su madre sin salir de su asombro.

-Debe amarte mucho para que te haya entregado el cintillo de su madre. -Le dijo Lady Marshall acercándose a las tres damas.

-¿D.... de... l... la madre de Robín? -preguntó Anna sin salir de su asombro.

-Si, su padre se la entregó a su madre cuando le pidió que se casara con él.

Anna bajó la vista hacia su mano. Realmente debía amarla para darle una joya con un valor sentimental tan alto. Cuando la volvió a levantar, se encontró con un par de ojos castaños que la observaban.

Miles de preguntas pasaron por la cabeza de Robín. Sin despegar las vista de la muchacha entregó las bebidas a las damas.

-¿Podemos hablar Rob? -dijo Anna aún afectada por lo que le acababan de contar.

-Por supuesto. -Respondió Robín- Vamos. Le ofreció su brazo y comenzaron a caminar.

¿Se habría arrepentido? ¿Qué le habría contado su madrina? Esas y otras preguntas pasaron por la cabeza de él.

-Bien, aquí estamos. -Dijo Robín cuando llegaron a la terraza.

-¿Es verdad de que el cintillo que me diste era de tu madre?  -Anna comenzó a sentir un nudo en el estómago.

-Si era de ella. -Afirmó él estudiándole el rostro en busca de arrepentimiento, pero solo encontró amor.

-Debe de ser importante para ti. -dijo Anna mirándolo con ternura.

-Quiero que lo conserves. -Le aseguró Robín- Te dije que eras especial para mi. Eres la única que me ha amado realmente. No me imagino a nadie más teniéndolo.

Al término de aquellas palabras, Anna se acercó, entrelazó sus manos y le dio un beso tierno, cargado de promesas que no pensaba romper.

-Tú madre y tu padre estarían orgullosos del hombre en que te has convertido Robín Henderson. -Le aseguró Anna acariciándole la mejilla con la punta de sus dedos.

-Gracias Cariño. -Le dijo Robín depositando un beso fugaz en la frente de la muchacha.

-Este fin de semana es el casamiento de mi hermana, después de que pase podremos empezar con los preparativos para la nuestra.

A Anna le brillaron los ojos por la idea.

-Por supuesto cariño. -Dijo robín acariciándole la mejilla.
Volvieron a dentro y Robín la guio al centro de la pista para bailar el siguiente vals.

Al final de la noche Robín la llevó a Anna a su casa en el carruaje.
Anna entró en su casa. Luego de cerrar la puerta, subió corriendo a su habitación y se acercó a la ventana, justo vio que Robín estaba por subir al carruaje cuando se dio vuelta. Al ver que levantaba la vista se acercó un poco más a la ventana.

Anna levantó la mano y la agitó en modo de saludo y Robín la imitó. Ella le dedicó una sonrisa. Luego robín se internó dentro del carruaje y desapareció en la esquina cuando se puso en marcha.

Luego de ponerse el camisón, fue a la habitación de Lucy. Golpeó y esperó a que le dieran permiso de entrar.

-Cuéntame, a donde fueron tú y el señor Henderson Anni. -Le pidió su hermana haciéndole un lugar en la cama.

-Me llevó a cenar al Vauxhal. -Le contó mientras se sentaba y se tapaba con las frazadas- Pero no me llevó por donde damos a veces paseos, sino que por el otro lado.

-¿Qué no tenemos prohibido las damas solteras ir con hombres solas sin una carabina a allí? -preguntó Lucy sorprendida y a la vez confundida.




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