Amor eterno

~Capítulo47~

Los debates en el parlamento no estaban yendo demasiado bien. Después de una larga y agotadora jornada la sesión terminó, salió a la calle y fue directo al despacho del contador.

-Buenos días, señor Henderson. -Saludó Thomas tendiéndole la mano.

-Buenos días, señor Ferson. -Contestó Robín estrechándosela- ¿En qué puedo servirlo?

-¿Quisiera saber si usted tiene el estado de las cuentas del señor Berret? -Preguntó Robín.

-Si, los tengo. -Contestó el contador.

-¿Es mucha la deuda que tiene? -preguntó Robín.

-Déjeme fijarme y ya le digo.

Thomas se levantó de su asiento y fue hasta un archivador donde estaban señalados con las letras del abecedario. Abrió el primer cajón y de el sacó una carpeta. Volvió a su escritorio y la abrió, pasó las hojas hasta llegar a la última, corroboró lo que decía y volvió a levantar la vista.

-Pues déjeme decirle que la suma de la deuda es de Doscientas mil libras. Le debe al banco y a varios prestamistas. Por lo que tengo acá, si no paga en quince días la suma que debe le rematan la casa. Y para colmo de males el señor Berret se malversó los fondos que tenía.

-Si, esa parte ya la sé. No me extraña que haya desaparecido por eso también. Bueno no le quito más de su tiempo. Muchísimas gracias Ferson. -Dijo Robín poniéndose de pie.

-No hay de que, estoy para su servicio lord Henderson. -Respondió el contador acompañándolo a la salida.

Una vez que estuvo en la calle, subió a su carruaje y se puso en marcha devuelta a su casa.

Anna se encontraba cambiándose para ir a dar un paseo por el parque con su mejor amiga. Durante el almuerzo había llegado una nota de Chloe diciendo que la esperaba en el parque aquella tarde.

Cuando hubo terminado, bajó y al llegar al vestíbulo tomó el dominó que le entregaba Philip.

Al llegar, ella y su madre, se encontraron con Chloe y la suya.

-Debo contarte algo Chloe. -Le dijo Anna a su amiga y confidente. Ella no llevaba un diario así que para desahogarse se lo contaba todo a ella y Chloe hacia lo mismo con Anna.

-Cuéntame. -Dijo Chloe mientras se ponían en marcha.

Cuando estuvieron algo alejadas de sus madres Anna comenzó a contarle.

-Ayer me fui con Robín de la fiesta de Lady Hilbert. -Le contó.

-¿Cómo? -dijo Chloe sin comprender- ¿No era que te ibas a casa por que estabas cansada?

-No, fue una excusa para poder irme. -Le confesó Anna.

-¿A donde fuiste Annabet Brighton? -le preguntó Chloe con una sonrisa pícara.

-Rob me llevó a su casa. -Le contestó esperando la reacción de su amiga.

-¿Cómo que aceptaste ir? -no salía de su asombro la joven.

-No lo hice, yo le dije que me llevara. -Anna escrutó el rostro de su amiga y ésta estaba confundida.

-¿Pero... cómo? -no entendía nada.

-Ayer mientras bailábamos decidimos ir a caminar al jardín, mientras caminábamos comenzamos a charlar y nos terminamos besando. En un momento y sin pensarlo le pedí que me sacara de allí. Invente una excusa y me escape con él. Me llevó a su casa y seguimos hablando hasta qué... -Anna se frenó en seco.

-¿Hasta qué Ann? -dijo Chloe exasperada.

-Robín y yo hicimos el amor. -Dijo Anna esperando que Chloe la reprendiera.

-¿Qué tú que? -dijo su amiga sin poder creerlo- Quiero todos los detalles.

-Lo hicimos casi toda la noche. -Le confesó Anna.

-¿Cómo fue? -preguntó su amiga.

-Fue súper tierno, estuvo atento a mí en cada momento que pasamos juntos. -Dijo Anna confesándose.

-Ay, Ann, me pone feliz por ti. -Le dijo su amiga con cara de ensoñación.

-Por favor, que esto quede entre nosotras. -Le suplicó Anna.

-Sabes que si, sabes que no le contaré a nadie. -Le respondió dándole un abrazo.

-Por eso eres mi mejor amiga. -Le dijo Anna riendo.

-Igual más les valen que se cuiden, no valla a ser que alguien los vea y se haga un escandalo. -La previno su amiga.

-Por supuesto Chloe. -Asintió Anna.

Al llegar al final del camino, giraron y volvieron sobre sus pasos.

Robín después de almorzar, se recostó un rato. El cuerpo aún le pasaba factura por las horas pasadas en compañía de Anna.

El pensarla hizo que se le inflamara el pecho de amor. La amaba con todo su ser y ahora que la había hecho suya la amaba mucho más. Aquella noche la vería en alguna de los tres eventos que se darían aquella noche.

Sintió un vuelco en el corazón al darse cuenta de que la extrañaba, era imposible que después de haber pasado tan solo una noche al lado de la joven llegara a extrañarla tanto. Quería volver a revivir lo sucedido la noche anterior, pero enseguida lo descartó, ya había roto su palabra y no volvería a romperla. Esperaría.

Anna comenzó a bañarse después de que le subieran una tina con agua caliente, cuando esta se enfrió, salió y se envolvió con toallas, pensó que no había nada mejor que un buen baño para relajarse un poco y recobrar las energías después de haber descansado unas pocas horas.

Estaba ansiosa por ver a Robín, había estado todo el día sin poder apartarlo un segundo de su mente.

Se terminó de vestir y peinarse. Salió de su cuarto y en un santiamén se puso en camino junto a su madre hacia la mansión de lord Blair.

Apenas entraron, entregaron sus abrigos y se dirigieron al salón. Mientras recorrían la estancia atestada de invitados, Anna comenzó a buscar a Robín, no logró ubicarlo así que supuso que aún no había llegado. Estaba por encaminarse a saludar a Jona que hacía rato no lo veía cuando una mano la detuvo. Al girarse vio que alguien la estaba agarrando por la muñeca. Levantó la vista pero resultó ser un desconocido.

-¿Bailas preciosa? -preguntó el desconocido sin soltarla.

-No, disculpe, pero ya debo irme. -Contestó Anna jalando para poder soltarse del agarre, pero sin lograrlo.

-Vamos, verás que la pasarás bien. -Insistió el hombre agarrándola más fuerte y tirando de ella.

-He dicho que no señor. -Respondió Anna tirando más fuerte, pero sin lograr mayor resultado. Miró al rededor, pero nadie los estaba observando.




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