Aquella noche en el salón de la residencia Foster, Robín se sentía más inquieto que de costumbre, cada tanto lanzaba miradas hacia la entrada a la espera de que llegara Anna.
Había prometido mantenerse alejado de ella, pero se le estaba haciendo imposible.
Entretanto esperaba que ella apareciera, había aprovechado el momento para deambular por la estancia. Los músicos comenzaron a tocar un nuevo vals, y al encontrarse con Cecil Cameron una amiga de su infancia, la invitó a bailar. Estaba por dar el último giro, cuando Robín vio ingresar a Anna con sus padres y su mejor amiga.
Al culminar la pieza, Robín se despidió de Cecil con una reverencia y fue en busca de la culpable de su constante malestar.
Anna había visto a Robín apenas entró. Lo vio bailando con una mujer, -casi juraba que eran de la misma edad- al ver la escena, se le instaló un nudo en el estómago. Quería salir huyendo, pero al ver que terminaba el vals y que el se alejaba de ella sin siquiera dedicarle una mirada pudo volver a respirar y el nudo se aflojó solo un poco.
Mientras lo observaba fijamente, se percató de que se dirigía hacia ella, quiso escapar de allí, pero los pies no le respondieron.
Una vez Robín hubo llegado a donde se encontraban Anna y su amiga, las saludó con una reverencia.
-Buenas noches Rob. -Dijo Anna.
Chloe hizo una reverencia.
-Buenas noches señoritas. -Contesto haciendo una reverencia a la par - ¿Cómo has estado Anna?
-Bien, gracias Rob, ¿Y tú? -contestó intentando no sonar afectada por la escena que presenció anteriormente.
-Me alegro, bien, gracias. -Dijo, preguntándose que le sucedía.
-Si no le molesta, necesito ir con Chloe, -acordándose de pronto que estaba su amiga con ellos- al apartado para mujeres.
Necesitaba alejarse de él.
-No hay problema. -Dijo confundido.
-Con permiso. -Dijo Anna a apartándose, y sin más se alejó con Chloe pisándole los talones.
-Espera Anna, -dijo preocupada Chloe- ¿Qué te ha sucedido?
-Nada, es que apenas hemos llegado lo vi bailando con otra mujer. -Anna trató de contener las lágrimas.
-Oh, Ann, de seguro que no fue nada, no te pongas así, ¿por qué no hablas con él?, no quiero verte triste. -La animó su amiga.
Entretanto Robín intentaba descifrar que le había ocurrido, hasta que de pronto comprendió, lo había visto bailar con Cecil, había interpretado que entre ellos había algo y sintió la necesidad de aclarar las cosas con Anna. No quería lastimarla y como un tonto lo había hecho. Ahora le tocaba arreglar las cosas.
Mientras la buscaba, algo le llamó la atención y decidió ir hacia allí. La encontró conversando con un caballero, al acercarse percibió lo tensa que se ponía al verlo.
Anna hizo las presentaciones correspondientes.
-señor Henderson, le presento a Jonatan Mc Calister, futuro conde de Snowdawn. -presentó Anna, este hizo una reverencia.
-Señor Mc Calister, -dijo señalado a Robín le presento al señor Robín Henderson, marqués de Winchester. - Este a su vez hizo una reverencia también.
-Disculpa que te interrumpa, pero ¿Podemos hablar? -preguntó Robín algo nervioso.
-Si, mientras sea rápido...
-Prometo que lo será. -La interrumpió.
-Bueno, esta bien. -Contestó Anna- Jona ve a decirle a Chloe que en un momento me reuniré con ella.
Una vez que vio a Jonatan perderse por entre la gente, Anna aceptó el brazo que le ofrecía Robín.
-¿Te parece si vamos al jardín a hablar? La noche esta agradable y hay bancos para sentarnos, prometo ser breve. -Dijo algo esperanzado.
-Por mí esta, bien. -Contesto Anna.
Y juntos atravesaron las puertas balcón hacia el jardín.
Hacia una noche placentera, había una brisa que agitaba los rubios rizos de Anna iluminados por la luna llena, llevaba un vestido que realzaba su belleza, y Robín al percibirlo se quedó sin aire, caminaron hasta un banco y tomaron asiento.
-Bien Robín, -dijo muy seria- de que querías hablar conmigo.
-De la forma en que te comportaste hace un rato, sé que me viste bailar con Cecil. -Dijo mirándola a los ojos- Quiero que sepas que entre ella y yo nunca hubo y nunca va a haber nada, en serio.
-La verdad, no sé por qué me das esta explicación y no importa. -Contestó Anna, haciendo esfuerzo por no llorar.
-Lo siento, he sido un tonto, no quise lastimarte. -Dijo mientras tomaba el rostro de Anna y veía como se relajaba su expresión.
-Esta bien, ya pasó. -Contestó más tranquila.
-¿Crees que podrías concederme bailar un vals más tarde? -Robín se sentía ansioso.
-Creo que podría. -Contesto Anna con una sonrisa tierna en los labios. A Robín se le paró el corazón por el gesto.
Se pusieron de pie y comenzaron a deambular por el jardín el cual había sido ocupado por otras parejas.
Al rato, volvieron a ingresar al salón, con los ánimos más calmados, justo para el inicio del vals.