—¿Como te sientes hoy? —Emma dejó de estrujar la ramita que llevaba en sus manos y se detuvo.
—Libre —enarco una ceja y me cruzo de brazos.
—No estabas en una jaula Emma —se encoge de hombros, ladea su rostro y entrecierra los ojos.
—Así me siento con la señorita Conte, es tan aburrida y no deja de regañarme por todo —rueda los ojos.
—Lo lamento querida —ella suelta un suspiro y camina hacia el tronco que usábamos para sentarnos. Ahora salíamos de casa, nos internábamos en el bosque, llegábamos hasta un bello riachuelo.
—No entiendo por qué Matt se empeña en que debo estudiar —suelto una carcajada y me siento junto a ella.
—Es importante Emma, aprendes de todo.
—Ella sólo se la pasa enseñándome como ser una señorita de sociedad —desvía la mirada —y dice que, si no estudio, seré como tú, todo un desastre.
Abro más los ojos de la sorpresa y siento aquella punzada de rabia, Lady Gabinia tenía razón, debía ocupar mi lugar en la casa.
—Un lindo lugar —ambas nos giramos y vemos llegar a Claude, él era alguien tan amable, un perfecto caballero —ahora tiene sentido para mí, las escapadas que se dan todos los días.
Emma suelta un gritito de alegría.
—Aquí es precioso y si no fuera por Noelle, nunca lo hubiera conocido —él sonríe y asiente. Se sienta junto a Emma.
—¿Salen a montar?
Ambas negamos y él enarca su ceja.
—Pensé que era una práctica muy común en Londres.
—Lo es, pero —bajo la mirada —no he ido a las caballerizas.
—¿Por qué? —Claude frunce el ceño.
—No he tenido el tiempo de pedirle autorización al Conde para usar sus caballos.
—Eres la dueña de la casa Noelle —muerdo mi labio inferior —Matt no puede oponerse a que su esposa use los caballos.
—Son muy bonitos —declara Emma —deberíamos montar, sólo papá se preocupaba por levantarme temprano y salir a dar un paseo con él —su rostro se vuelve triste nuevamente, sujetó su mano rápidamente.
—Mañana saldremos Emma —me mira emocionada, me doy cuenta que sus ojos aún brillaban por las lágrimas.
—Gracias Noelle —se levanta feliz y la veo correr hacia las flores, se deja caer en la tierra.
—Es una niña muy linda —Claude se ha acercado más a mi —Mamá me ha dicho que Emma se ve feliz y es gracias a ti.
—No he hecho nada Claude.
—Claro que lo has hecho —arranca unas flores que estaban cerca de sus pies, se gira y toma una para colocarla en mi cabello, continúa con otra y otra. Se aleja un poco y me contempla —Me gusta, te ves preciosa.
—Gracias —desvío la mirada hacia Emma que nos estaba contemplando con una gran sonrisa.
El día fue delicioso, jugamos con Emma. Ella reía, corría y gritaba de alegría, al llegar a casa ya el sol estaba por ocultarse.
Entramos cansados, pero felices a casa, acompañé a Emma a subir a sus habitaciones para que la lavaran y le dieran la cena. Le di las buenas noches y al salir, en el pasillo estaba Lady Gabinia esperándome.
—Voy a prepararme para la cena —le sonrío, pero ella sujeta mi brazo.
—Tú habitación no está en esa dirección —me jalonea y me lleva al sentido contrario —Mientras paseaban, ordene que pasaran tus cosas a tu habitación.
—Pero...
—Pero nada Noelle —abre la puerta y puedo ver a mi nana sentada y conversando con una chica más joven, quién al verme se ha incorporado para hacer una reverencia —Ella es Octavia, ella se encargará de tu arreglo personal, que tu ropa esté limpia, planchada bajo la supervisión de la nana, claro está. En estos días, comenzarán la restauración de una parte de la casa —me siento mientras Octavia ha salido rápidamente —Está será la oportunidad para que tú decidas lo que deseas en tu hogar y lo que no.
—Yo no sé mucho de esas cosas —bajo la mirada.
—Yo te ayudaré —la puerta se abre y entra Octavia con una fila de empleados, llevando cubos de agua. Una vez llenan la bañera, salen y Lady Gabinia se sienta en un sillón. Me sentía agobiada, no estaba acostumbrada a bañarme frente a nadie más que no fuera mi nana —Comienza querida, la cena se servirá en una hora —siento las manos de Octavia desabotonar mi vestido, sentía vergüenza.
Al quedar en ropa interior, la mirada de Gabinia me observaba.
—Eres delgada, tienes una bella figura, Octavia prepara el vestido rojo por favor —frunzo el ceño por que recordaba que no tenía vestido rojo, voy a protestar, pero ella lleva su dedo a sus labios para que callé —Apresúrate ¿Echaste las esencias de rosas al agua?
—Si lady Gabinia —me dejé bañar, sentía mi piel ruborizarse ella no se levantaba y se marchaba. Cuando el baño terminó, Octavia extendió una bata para ayudarme a salir.
Me secó vigorosamente, la nana, tenía preparada la ropa interior limpia, mientras Octavia colocaba un bonito vestido rojo en la cama, era de noche, sencillo, pero para mí era extravagante ya que no estaba acostumbrada a vestir así de fino.
—Te veras preciosa Lady Noelle —sonrió.
Matt
—¿Aún no te has preparado para dormir? —Emma sonríe y extiende sus brazos para que la abrace, ya estaba en su cama, con su camisón —¿Qué haces?
—Dibujo un poco mientras venías a darme las buenas noches —me siento junto a ella y veo su dibujo. Era una pareja y una niña.
—Muy bonito dibujo —ella sonríe —Muy bonitas las flores que le has puesto a tu madre en el cabello.
—No es mi madre —se cruza de brazos molesta —Es Noelle, lleva las flores que está tarde Claude le ha colocado en el cabello.
Miró a Emma atónito.
—¿Dónde estaban Emma?
—En el bosque —se encoge de hombros —Claude le dijo que se veía preciosa después que le colocó las flores en su cabello y tenía razón —se recuesta en su almohada —Noelle es maravillosa.
—¿Estuvieron sin ti en algún momento? —Emma frunce el ceño y niega —Descansa cielo —me inclinó y doy un beso en su frente.
—Buenas noches Matt —se gira y se tapa, mientras verifico que su niñera estuviera cerca.
Editado: 15.09.2024