—Estás preciosa —Claude sonreía mientras su mirada me recorría con apreciación —Todos aquí están pendiente de ti querida, me gusta que no bajas la cabeza, aunque me doy cuenta estás nerviosa.
Muerdo mi labio inferior y desvío la mirada, estaba muerta de miedo y pensé que había sabido disimularlo, pero al parecer no había tenido éxito.
—Nadie lo ha notado, todos acá no se toman la molestia de analizar bien a las personas, sólo se enfrascan en sobresalir ante todos.
—¿Estás seguro? —Claude asiente y suelto el aire retenido, mi mirada se dirige al extremo del salón, mi esposo conversa con otros hombres, pero creo sintió mi mirada puesta en él porque en ese momento nuestras miradas se encontraron, la de él se volvió oscura, la sonrisa que llevaba en sus labios se borró para dar paso a una línea. Ruedo los ojos ya que siempre que me miraba lo hacía con severidad.
Me giró para seguir conversando con Claude, mi esposo era un hombre imposible.
Matt
—¿Casado? —mi mirada sigue en el salón, mientras siento que ella está más cerca —Matt estoy molesta ¿cuándo me lo ibas a decir?
—¿Molesta? —sonrió con ironía —tu eres una mujer casada y siempre has sabido que me casaría y engendraría hijos.
De soslayo miró que ella ha apretado los dientes.
—¿Con esa desabrida engendraras hijos?
Enarcó una ceja y antes de responder mi atención está en todo el lugar, no quería que nadie escuchará sus reclamos.
—No los tendré contigo —ella me mira con furia —ella es la Condesa de Grave la mujer que por derecho es la que llevará al heredero del título y la fortuna de esta familia, en su vientre —me acercó a ella —jamás vuelvas a referirte a ella despectivamente, ante todo es mi esposa y le debes respeto —me inclinó hacia ella y me doy la vuelta para integrarme al grupo, era molesta su actitud.
—Así que esta es la vida de casado —Baxter está sonriendo con burla mientras estrecha mi mano —Nada mal Matt —observa el salón, enarca una ceja y luego me mira —No me digas que la mujer que está rodeada por todos esos hombres es nada más y nada menos que la Condesa de Grave —mi mirada se dirige al grupo que señaló Baxter y en efecto, Noelle está rodeada por hombres, la mayoría solteros y pululaban a su alrededor, Claude estaba junto a ella —debo reconocer que es una criatura excepcional, el día de la boda no me pareció del todo llamativa pero la criatura se ha transformado, tienes suerte Matt, tienes junto a ti a una preciosa criatura.
El Márquez de Ross no apartaba su mirada de mi esposa, en su mirada se podía apreciar que estaba fascinado por Noelle. Resopló molesto ya que todos los ahí presentes se olvidaban que ella era mi esposa, si no hacía nada ante la sociedad quedaría en ridículo.
—Baxter me alegra que estés en mi casa, disfruta tu estadía —camino decidido hacia el grupo.
«...Debo reconocer que usted posee una belleza...» —él hombre calla cuando ha visto que he llegado, Noelle no estaba prestándole atención a sus palabras.
—Mi Lady —me inclinó ante ella —¿Me podría conceder unos minutos?
Ella rápidamente asiente y coloca su mano en la mía.
—Me disculpan caballeros —ella se despide con una sonrisa, mientras salimos erguidos del salón, la conduzco hacia la biblioteca, al entrar ambos nos separamos y ella se deja caer en el sillón, la veo cansada
—Cómo mi esposa no puedes alentar a otros hombres —escupo molestó mientras me dirijo a la licorera, me sentía molestó.
—No he hecho tal cosa —la mirada de Noelle brilla —Ellos se han acercado y no han dejado de decir mentiras.
—¿Mentiras? —Frunzo el ceño, mientras ella asiente.
—Si, no han parado de decir que soy bella, exquisita, excepcional etc. —no evitó sonreír al ver que rueda los ojos, la copa ha quedado suspendida y no llega a mis labios, estoy mirándola y me doy cuenta que ellos no mienten, ella era diferente a la belleza común, pero eso la hacía única.
Caminó hacia ella y cuando levanta la mirada para verme me doy cuenta que su piel reluce, sus labios se ven invitadores.
—No están mintiendo Noelle, creo ya sabes que eres bella —ella sacude la cabeza haciendo que un rizo escape de su elaborado peinado.
—No lo soy milord, he crecido viéndome en un espejo —me colocó de cuclillas y la miró a la luz de las velas, Noelle ¿realmente no sabía que era bella?
—Has visto el espejo incorrecto —llevó mis dedos hacia su mechón de cabello y lo colocó detrás de su oreja, siento que ella se estremeció cuando mis nudillos rozaron su piel ¿cuándo fue la última vez que sentí a una mujer estremecerse por una caricia inocente? No recordaba.
—¿Qué necesitaba hablar conmigo milord? Debo subir a dar las buenas noches a Emma.
—Acerca de tu comportamiento con los hombres solteros —ella me mira sin entender y desvío la mirada, en la de ella había inocencia y algo me decía que no estaba fingiendo. No podía llegar a fingir tal cosa —Noelle, no puedes ser tan espontánea con los hombres, se puede malinterpretar y créeme que los comentarios malintencionados pueden destruir tu reputación.
Ella está escandalizada.
—Lo siento Milord —su rostro se ha compungido, rápidamente tomo su mano entre la mía —aún me falta por aprender, sólo estaba siendo amable con los invitados.
—Lo sé —ella está confundida y tenía razón de estarlo, yo no era nada amable con ella —el resto de la velada estaremos juntos, de esa manera no se acercarán.
—Gracias Milord —ambos nos miramos en silencio por un instante, el Márquez de Ross tenía razón, tenía ante mí a una criatura excepcional, alguien que estaba floreciendo lentamente ante mis ojos —iré a dar las buenas noches a Emma, pensé que los invitados se marcharían después del té.
—No lo harán, empezarán a marcharse a la media noche —ella frunció el ceño y luego asintió derrotada.
—Entonces seguiré aguantando estos zapatos por más horas —se levanta y la imitó.
Editado: 15.09.2024