—Al fin puedo hablar con usted... milord —aprieto mis puños mientras el padre de Noelle se sienta frente a mí, sus ojos recorren toda la biblioteca para luego mirarme con una sonrisa burlesca —pensé que mi dinero sería invertido en algo... mejor —me sujetó de las esquinas de mi escritorio antes de cometer una locura, este hombre tenía el don de sólo abrir la boca y sacarme de quicio.
—¿Qué desea? —saca un pañuelo de seda del interior de su traje y lo pasa por su rostro, sin dejar de mirarme.
—Entrar a su mundo milord —curva sus labios en una sonrisa —creo fui muy claro cuando hicimos el trato, han pasado muchos meses desde la boda y no he recibido ni una invitación de su círculo social.
—Han pasado seis meses y fui claro que mi casa se encuentra de luto por la muerte de mi padre y su esposa.
—Aún falta que le entregue la mayor parte de la dote de Noelle, como comprenderá mientras no entre a su círculo no lo entregaré —abro la boca, pero levanta la mano para que me calle —escuché al administrador que el dinero se está acabando las reformas en la casa han vaciado las arcas.
—Es un... —se levanta y me dan ganas de golpearlo por la sonrisa de autosuficiencia que tiene.
—Yo de usted cuidaría mis palabras —saca su reloj de bolsillo y le echa un vistazo —lo único que pido es entrar a su círculo del resto me encargo yo, sólo bastará que sepan que soy su suegro.
Doy un fuerte golpe en la superficie del escritorio
—Dejé de tratar de manipularme, no soy ningún niño
—No lo hago milord, pero soy su única opción, sin mi dinero usted y su familia morirán de hambre... supongo no desea eso para la niña, he pensado ser generoso y dejar una parte de mi herencia a mi hija, naturalmente usted la manejará.
La puerta se abre y tía Gabinia entra sin anunciarse, no repara en el padre de Noelle.
—Matt necesito urgentemente un médico —Frunzo el ceño y la observó.
—¿Sigues mal? —la observó, pero ella se ve en buen estado.
—No, es Emma está con temperaturas altas —me alarmó y corro a buscar a un lacayo.
Doy la orden que traigan al médico lo más rápido posible, subo las escaleras de dos en dos y recorro el pasillo corriendo, Emma tenía que estar bien.
Al entrar Noelle estaba empapando un paño en agua y luego corría a colocarlo en la frente de Emma.
—¿Qué pasó?
—No lo sé Milord, cuando llegamos del paseo ella estaba dormida, vine a verla nuevamente y al tocarla estaba hirviendo.
La angustia en la voz de Noelle me hizo detenerme a observarla, ella sentía verdadero cariño por Emma, algo que ni su propia madre sintió por ella. Avance hacia ella y tomé su manito entre las mías... amaba a mi hermana y he de confesar que estoy nervioso, desde la muerte de mi padre me volví algo sobre protector con ella por el hecho de temer perderla.
Los minutos se han vuelto horas para mí, Noelle y la nana van de aquí para allá, mientras personal del servicio suben cubos de agua.
El médico hace su entrada y rápidamente se dispone a revisar a Emma.
—Se recuperará, la fiebre está bajando, los cuidados de la señorita —el médico se detiene a observar a Noelle, lo veo arreglarse el cuello de su camisa —ayudarán mucho a Lady Emma.
—Si, mi esposa no se ha apartado de la cabecera de Lady Emma —él abre más los ojos de lechuza y medio sonríe.
—Disculpe Milord, desconocía que había una Condesa de Grave —hace una reverencia a Noelle y lo veo garabatear algo y entregármela —las tomas de la medicina de Lady Emma, aquí está la medicina —extiende un frasco —mis más sinceras felicitaciones por su boda Milord.
—Gracias, lo acompañó a la puerta —sonrió a Noelle, pero ella no me está mirando, está concentrada en Emma.
El médico comenzó a charlar acerca del clima y volviendo a felicitarme por mi boda, una vez se marchó, regrese a la habitación de Emma. Ella dormía, su rostro ya no estaba tan rojo, me quede de pie mirando a las dos mujeres ir y venir para mantener a mi hermana fresca.
No recordaba haber visto está escena con la madre de mi hermana, ni mi propia madre. Ella era buena madre no lo negaré, pero se limitaba por su posición pienso.
Noelle fue criada diferente, quizás no la preparó su padre para ser una Condesa, pero si lo hizo para ser una esposa, una madre. Cada día descubría algo nuevo con ella, no era la típica chica que vivía pendiente del último modelo de vestido, que si el sombrero que usaba era el adecuado... no, ella estaba pendiente de que Emma comiera bien, que recibiera sus lecciones. Me había enterado que se estaba involucrando para saber cómo llevar mi casa... su casa.
Levanta su rostro cansado y sus ojos, ya no tienen aquella mirada de preocupación, está tranquila, sus labios... esos que roce este día se curvan en una sonrisa de satisfacción.
—La fiebre ha cedido —da un saltito de felicidad —ahora hay que estar pendiente de que no vuelva —vierte la medicina en una cuchara y con ayuda de la nana, levantan su cabeza y la hacen beber el inmundo líquido.
—Ve a descansar mi niña, yo la cuido —Noelle niega, pero sujeto su mano.
—Necesitas descansar Noelle, agradezco tus cuidados a mi hermana.
—Traigo un poco de sopa para Emma —tía Gabinia trae una bandeja con una humeante sopa —ve a dormir Noelle, yo me haré cargo de Emma con nana
—Cualquier cosa me avisan por favor —ellas asienten y la ayudó a salir de la habitación.
Caminamos por el pasillo, ella suspira.
—Estás cansada y te rehusabas a descansar, estaré pendiente de mi hermana. Una vez más, gracias Noelle —nos detuvimos frente a su puerta, extiendo mi mano y tomó un mechón de su cabello el cual podía jurar se enrollaba naturalmente y lo colocó detrás de su oreja, su mirada conecta con la mía. No pude evitar mirar sus labios y desear tocarlos una vez más.
—Voy a dormir —murmura y cuándo va a dar un paso, me inclinó rápidamente para besar sus labios, tiernamente. Estos se muestran tímidos, pero luego se abren para responder. Al separarme de ella, suspiró, necesito controlarme. Ella es mi esposa, pero no tomaré nada forzado, no, pienso que ella no me lo perdonaría nunca y extrañamente me importa lo que ella piense de mí.
Editado: 15.09.2024