Narrador
La baronesa apresuró el paso, al subir a la acera, miró sobre su hombro a su dama de compañía y con un resoplido nada femenino, extendió la mano para tocar la puerta, dio golpes con su pie en el suelo mientras abrían la pesada puerta. El lacayo la observó y se apartó rápidamente para que ella pasará, le indicó que esperara en la sala de estar, mientras anunciaba su visita.
Ella miró a todos lados, mientras esperaba que la recibieran, se puso de pie y caminó con pasó seguro hacia la salita.
La Duquesa estaba sentada, su presencia era imponente. Observó a la baronesa y se preguntó que sería tan importante para visitarla tan temprano, levantó la campanilla y la hizo sonar para que la muchacha aparecería para pedir té y panecillos.
—Siéntese —instó a la baronesa, ella con una gran sonrisa ocupó el lugar que le habían indicado.
—Una linda casa, es maravillosa y la decoración, todo en armonía...
—Al grano —no estaba de humor para escuchar halagos huecos y vacíos, por supuesto que su casa era una auténtica joya, todo en armonía, los colores, los muebles elegidos cuidadosamente, los adornos, las pinturas, todo era perfecto.
La baronesa aclaró su garganta y sonrió.
—Hace tiempo atrás escuché una historia —la duquesa rodó los ojos, detestaba que la gente se presentará a su puerta para dar rodeos, le gustaba que fueran directas.
—No estoy para historias baronesa, en una hora tengo un evento importante y debo terminar de arreglarme.
Ella sonrió y asintió.
—Consideró que es de suma importancia que sepa que Lady Gabinia Grave está en Londres —sujetó sus manos con fuerzas a los brazos de su silla, nadie mencionaba a esa mujer en su presencia. Nadie hacía referencia de los Grave.
La baronesa estaba en silencio esperando su respuesta, levantó la barbilla y agradeció que la muchacha llegó con la bandeja de plata, necesita esos minutos para recuperarse.
—Por favor sirve el té —no le importaba perder por un momento su educación, ella siempre servía el té a sus invitados, pero claro está, nadie aparecía con malas noticias.
A su mente llegó el rostro de aquella chiquilla preciosa, con ojos brillantes, mejillas sonrojadas y un cabello precioso... Gabinia estaba en Londres, pensó que ella no volvería a poner un pie, pero se había equivocado. Ella nunca fue predecible.
Cuando la muchacha les entregó el té y se retiró, su mirada ahora vacía de emociones se posó en la baronesa.
—¿Qué espera a cambio de su noticia?
Ella tenía poder, sabía que la mayoría se acercaba para solicitar su ayuda, nadie era realmente su amiga.
—Su repudio hacia la Condesa de Grave —enarcó una ceja y dio un sorbo a su bebida.
—He oído de ella, alguien poco común en nuestro círculo social —movió la cucharilla en su taza —¿Qué le hizo la chica? —realmente había despertado su curiosidad.
—No es de los nuestros, gente como ella arruina nuestra clase —la Duquesa guardo silencio mientras la baronesa despotricaba en contra de la Condesa, se preguntó si sería correcto meterse con los Grave, la reina tenía especial cariño por el Conde, obviamente la baronesa no estaba al tanto. Meterse con la Condesa Grave era hacerlo con el Conde y por ende la reina se molestaría por su acción en contra de ellos.
—Es por eso mi petición —parpadeó y se dio cuenta que no había escuchado nada de lo que la baronesa había dicho.
—Entiendo baronesa, tomaré en cuenta sus palabras y por supuesto le agradezco la información. Si me permite debo terminar de arreglarme —esperó que ella se retirará y una vez se quedó sola, soltó el aire retenido. No podía enfrentarse abiertamente contra la familia Grave ¿aunque valía la pena? Habían pasado más de treinta años desde lo que había pasado con Gabinia. Quizás era tiempo de dejar el pasado en paz.
Matt
—¿Eres fiel? —el vizconde sonríe burlonamente.
—Ahora lo soy —me encojó de hombros mientras mi amigo se ríe fuertemente
—No lo puedo creer el famoso Conde de Grave, siendo fiel.
—Le falte a mi esposa dos veces recién casado, pero no volverá a pasar.
—¿Por cuánto tiempo Matt? —su rostro se volvió serio —¿cuándo pase la novedad de tu esposa? La baronesa es una mujer insaciable —niego.
—Noelle es diferente a todas las mujeres que conozco, no es sólo su belleza física, es también su manera de pensar. Esta semana que hemos hablado me he quedado sorprendido del conocimiento extenso de diferentes temas que ella tiene. Es increíble saber que sus conversaciones no son vacías.
—¿y el odio que le tenías? —bufo.
—Ella es distinta a su ambicioso padre, Noelle no muestra interés alguno a un título, ella se dedicó a atender a Emma, ser una madre para ella. Dejé de odiarla cuando comprendí que era una víctima de su padre como yo.
—Me alegra por ti Matt —Baxter saluda con un ademán a varios caballeros que estaban entrando al club —pero sigo pensando que una mujer no es suficiente para un hombre.
—Noelle lo es, como te dije ella es diferente, para mi es un gusto conversar con ella. Saber que el tema que le toque recibiré una respuesta ingeniosa y llena de conocimiento —apure mi bebida y saqué el reloj de mi bolsillo —debo irme, en un rato será hora de mi paseo con mi esposa —Baxter enarca una ceja y sólo sonríe.
—Hombre domesticado, nunca imaginé que iba a llegar ese día en que vería al escurridizo Conde ser domesticado por una mujer.
No respondí, sólo rodé los ojos mientras tomaba mi sombrero.
—Un gusto haberte visto Baxter —me despedí de él, mientras salía rápidamente. La verdad adoraba mis salidas con mi esposa.
Noelle
—Ya no pasamos las tardes juntos —Claude cruzó una pierna sobre la otra.
—Lo lamentó Claude, pero mi esposo me pide pase las tardes con él.
—No todo sea si para Matt —sonríe y me observa —esta preciosa.
Editado: 15.09.2024