—¿De qué habla? —Gabinia lo mira a los ojos —¿Cómo conoce a Claude?
El Duque mira a Gabinia, estaba preciosa.
—No importa como lo conozco, es mi hijo, tenía todo el derecho del mundo de saberlo.
—¿Derecho? Duque de Pemberton le recuerdo que me acuso de levantarle calumnias, entre usted y yo no había ninguna relación, jamás eligiria a una mujer que no tiene respeto de su propio padre al decir lo que piensa, no me hable de derechos, Claude no es su hijo, nació un año después que me establecí en Francia, hijo de mi esposo.
El Duque la mira con seriedad, ella en el pasado odiaba la mentira, se le conocía por su sinceridad y franqueza.
—¿Es eso cierto?
—Por favor váyase, ambos estamos casados y debemos respeto a nuestras esposos, Claude no es su hijo —levanta la barbilla, el hombre frunce los labios sin dejar de mirarla.
—Lady Gabinia —Noelle la llama, el hombre rápidamente se pone su sombrero, antes que ella se acercará.
—Me gustaría que siguiéramos charlando.
—Usted y yo no tenemos nada que hablar, por favor no vuelva a buscarme, ni a Claude, evitese un escándalo público, si el padre de Claude se entera que sigue a nuestro hijo creyendo que es suyo, créame que no se quedará con las manos cruzadas.
El hombre asiente y rápidamente se dirige hacia su coche, Noelle mira el coche desaparecer en la esquina.
—¿Está bien? —la mujer asiente.
—¿Escuchaste?
—Si, escuche, no sé preocupe, no diré nada a Matt.
Gabinia cierra los ojos un momento, luego toma la mano de Noelle.
—Gracias Noelle —mira el frente, pero las lágrimas nublan su vista —Lo siento.
—No se preocupe, puede llorar si quiere, yo estaré en silencio.
Caminan en silencio, Gabinia se sienta en una banca, y Noelle.
—Cuando fui joven era muy impulsiva, amaba el amor, empecé a leer novelas románticas, cuando mis padres lo descubrieron me encerraron en mi habitación por leer literatura prohibida —su mirada estaba perdida en los recuerdos, una vaga sonrisa se dibujaba en sus labios —Cuando fui debutante, me llovieron las propuestas de matrimonio, pero no acepte a ninguno, quería casarme por amor, papá me consentía mucho y aceptó que yo eligiera a mi esposo, una noche en un baile, lo conocí, Ralph era un hombre deslumbrante, honestamente sentí que estaba viviendo mi propia novela, me enamoré de él y yo pensaba que él también me amaba.
Su padre en esa época estaba pasando por una mala racha, así que Ralph no hizo ninguna propuesta a mi padre, ambos estaban luchando por no perderlo todo, nos veíamos a escondidas, con la promesa que huiriamos, nos casariamos con el capellan de los Pemberton —suspira —Estaba tan segura que él y yo estaríamos juntos por la eternidad, que no me importó entregarme a él —pasa su mano por la elegante falda de su vestido —Así estuvimos por casi dos meses, Ralph atrasaba la huida para casarnos —baja la mirada a sus manos —La verdad era que estaban preparando la boda—Noelle toma la mano de Gabinia y la aprieta —Cuando supe que iba a casarse, muy enojada me presente a la iglesia, antes de la boda, lo busque para que me diera una explicación, su futura esposa estaba con él, firmando al parecer el contrato prenupcial, no lo sé, le reclamé por lo que estaba haciendo —las lágrimas no dejan de salir —Él me vio como si estuviera loca, como si no me conocía, negó todo lo que le dije, para su familia yo estaba loca inventando una mentira descabellada, para todos el Duque de Pemberton, jamás se rebajaría con una mujer que estaba loca, de reputación dudosa por asegurar que me había entregado a él.
Llamaron a mi padre me acusaron de querer dañar un matrimonio que no había iniciado, cuando vi el rostro frío del hombre que me había jurado amor cuando nos veíamos a escondidas, murió todo, callé y le pedi a papá que me sacará de ahí, no miré atrás. A los pocos días descubrí mi embarazo —cierra los ojos y las lágrimas ruedan más.
—¿Qué pasó con el bebé?
Gabinia mira a Noelle.
—El bebé murió —desvía la mirada, guardo silencio por un rato, Noelle no la interrumpe, por su expresión sabía que ella estaba sufriendo —Mi cuñada en esos días descubrió que estaba embarazada, las dos al mismo tiempo, dejé de salir, por órdenes de papá, cuando naciera el bebé me enviarían a Francia donde una tía, para comenzar una nueva vida con mi hijo; debería decir que era viuda, era la condición de mi padre para dejarme al bebé, por supuesto que acepté —suspira —Mi embarazo fue malo, el de mi cuñada fue tranquilo, yo pasaba más en la cama, pero no me importaba, lo único era que el bebé naciera bien —Noelle sentía pesar por Gabinia —el día del parto, ambas nos dieron los dolores, la partera se movía de habitación a habitación, casi morí en el parto, quede sin fuerza cuando vino al mundo, me desmayé, cuando desperté, me dieron la noticia, mi bebé no lo había logrado, el cordón lo traía atado al cuello y eso lo mató —cierra los ojos mientras las lágrimas corrían por sus mejillas —Cuando me recuperé, visité a mi cuñada, sentía un dolor en el pecho al ver a Matt, no me dejaron cargarlo, mi hermano me prohibió acercarme a Matt, en esos días papá había enfermado, mi hermano se había hecho cargo de todo, ordenó que prepararan mis baúles, debía marcharme, tenía prohibido volver a Londres, volver a la casa, había manchado el apellido Grave, no tenía derecho de ver a mis padres porque por mi culpa papá había caído enfermo por toda las habladurías en Londres, tuve que marcharme Noelle con el corazón roto por haber perdido a mi hijo, mi hogar, a mis padres, sin siquiera conocer la tumba donde descansaban los restos de mi hijo.
—Lo siento —Gabinia asiente.
—Gracias Noelle —su mirada sigue en el horizonte —Mi hermano había preparado una carta para cuando el muriera, sus abogados me la harían llegar.
—¿El perdón de la familia? ¿Por eso volvió?
—Volví porque esa noche me arrebataron lo que era mio por culpa del Duque de Pemberton.
Editado: 15.09.2024