Amor Imposible

Oscuridad

Esa mañana me costó levantarme, en verdad sentía mi cuerpo muy pesado y el clima no ayudaba en nada con esa llovizna helada. Estaba tan bien allí, envuelto en los brazos de mi amado Nahuel que siendo honestos no quería levantarme. Pero él me instó a hacerlo. Así que en contra de mi voluntad dejé la cama y me fuí a duchar. El agua tibia me reconfortó quitándome esa modorra tan molesta.

Una vez vestido bajé a desayunar algo molesto por haber abandonado mi zona de conford. Desayunamos en silencio, pero casi al final mi padrastro me dijo que Sara pasaría por mí para acompañarme a la escuela. Esto me sorprendió sobremanera.

¿Por qué tenía que acompañarme? Ya era mayorcito y bien podía ir solo, pero él argumentó que se debía a mi estado de salud emocional y se sentiría más tranquilo si estaba con alguien. Si eso lo hacía sentirse bien, no pondría ninguna objeción pero empezaba a sentir que ella sería mi niñera, y honestamente no me gustaba nada la idea. Era muy mandona.

- Nahuel dime la verdad ¿Qué me pasa? 
- No es nada malo, solo que esa bebida tuvo un extraño efecto secundario en tí.

Sabía que algo me ocultaba, lo conocía demasiado bien como para darme cuenta, pero cuando quise insistir sonó el timbre. Igual no me rendí.

- Necesito saberlo
- Debe ser Sara abriré la puerta - lo sujeté fuertemente del brazo sintiéndome molesto.
- Es mi salud, mi vida así que dímelo ahora - el timbre volvió a sonar pero no me importó - ¡Contestame!

Pero él se hizo soltar, estaba molesto eso era evidente y fue a atender. En efecto era Sara quien venía por mí. Tan frustrado estaba que me levanté, tomé mi mochila y tras colocarmela en el hombro derecho lo miré con dureza. Él quiso agarrarme pero esquivé su roce. No admitiría nada de su parte si no estaba dispuesto a confiar en mí ni siquiera tratándose de mi propia salud.

- Boris...
- Ya olvídalo - espeté - Es tarde - luego me dirigí junto a mi amiga dije - Vámonos o llegaremos tarde.

Sin esperar respuesta salí de mi casa. Durante el trayecto no intercambiamos palabra hasta llegar a la escuela, donde se suponía estaría a salvo. Aunque no sabía de qué o de quién. Mi salud emocional hacia años que estaba deteriorada ¿Cómo era posible que recién se diera cuenta Nahuel?

Era más que evidente que seguía dudando de mí, seguía cuidandose de su hijastro anormal. Eso me dolía más que cualquier otra cosa. Sara interrumpió mis pensamientos.

- Si quieres hablar sabes que conmigo puedes contar 
- ¿Para qué? ¿Para que me juzgues como lo hacen los demás? 
- No, para que al menos sepas que cuentas con alguien que te puede entender.

Esto me detuvo, voltee para mirarla atentamente. Parecía sincera, suspiré hondo al recordar cómo coqueteaba cada vez que veía a mi padrastro y me molestó.

- No, tú no estás siendo sincera conmigo - le dije dolido pero al querer irme ella me sujetó del brazo - ¿Qué? Te dijeron que seas mi niñera pero...
- No, te equivocas
- ¿En qué?

- En todo - de repente su mirada se volvió rojiza, debía ser por la luz - Primero no estoy interesada en tu padrastro porque ya me interesa otra persona, segundo si estoy siendo sincera contigo. Tercero no soy tu niñera sino tu amiga y sé que algo te sucedió porque ayer no estabas nada bien. Boris no soy estúpida, te dieron algo además oí a nuestros padres hablar muy preocupados. Nada de todo lo que dices y haces es tu culpa, fuiste drogado. No sé por quién, pero eso le decía tu padrastro a mi padre ayer.

- ¿Qué? ¿Drogado? Pero... - fue cuando lo recordé. El sábado a la noche tras beber esa bebida todo cambió. 
- Nuestros padres están muy preocupados por tí...y yo también. Quiero ayudarte, es peligroso que andes solo Boris, peligroso para tí ya que no se sabe quién colocó esa droga en las bebidas. Sé que fueron bebidas porque eso le dijo tu padrastro a mi papá ayer.

Eso me hacía sentir peor, ya que confirmaba que mi amiga confiaba más en mí que mi padrastro, la persona que supuestamente me amaba. De pronto sentí ganas de llorar pero me contuve. Sin poder resistir la abrazé con fuerza sorprendiéndola y haciendo que se sonroje.

- No te alejes de mí...por favor Sara...tú eres más sincera que mi padrastro...y...y...me duele...
- Me contarás todo luego ¿De acuerdo?
- Ok, solo espero que no me des la espalda como otros lo hicieron luego de saber qué me sucede en verdad.

Cuando llegamos al aula Ivan había visto la escena que tuve con Sara, pero no pudo oír nada por la distancia. Pero al vernos que estábamos lo suficientemente cerca dijo en alta voz:

- ¿Qué pasó? ¿Qué me perdí? ¿Ustedes dos...abrazados? Boris ¿Acaso no eras Gay?

Lo fulminé con la mirada y tras darle un fuerte empujón entré sin decir nada. No me importaba ser grosero, él me tenía harto. Aunque ¿desde cuándo me sentía así?

Nuevamente esa confusión en mi, quizás se deba a la droga que Sara había mencionado, en definitiva podía confiar más en ella que en mi amado Nahuel. Otra vez el dolor y la rabia al saber aquello.

Entré y directamente me dirigí a mi asiento, pero Sigfrid me interceptó con su acusadora mirada diciéndome:

- Ivan no tiene la culpa de tus trastornos.
Me detuve y le clave tan fría y dura mirada que retrocedió aunque seguía mirándome como si fuese un anormal, un bicho raro.

- No es asunto tuyo - dije con el tono de hielo - Ahórrate los comentarios Sigfrid.

Luego me senté en mi banco y crucé los brazos apoyando mi cabeza en ellos. Me molestaban todos con sus acusadoras miradas por el solo hecho de ser diferente. Sara se sentó a mi lado para alivio mío. Suavemente me susurró:

- Se que cuesta pero finge que solo fue un mal inicio. Será más fácil.
- Estoy harto de fingir felicidad Sara. No me he sentido feliz en mucho tiempo...ya te contaré todo más tarde.

- Parece que alguien se levantó de malas pese a tener que dar muchas explicaciones - la inconfundible voz de Maxi detrás mío me terminó de alterar, pero cuando estaba dispuesto a voltaer para saltarle a la yugular Sara sujeto mi brazo susurrandome. "Tranquilo". Sorprendentemente me calmó.




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